El creciente interés de la población por una alimentación sana, con ingredientes naturales, sin conservantes y productos de elaboración artesanal, impulsó a Susana Lahuerta y a su socia, Andrea Iorga, a poner en marcha en 2018 la empresa Escabeches Laurel y Tomillo en Lagueruela, localidad turolense del Jiloca.

Tres años después del inicio de esta experiencia emprendedora, la primera para ambas, el balance es muy positivo. «Cuando echo la vista atrás lo que veo es que fuimos unos inconscientes», bromea Lahuerta. Su hermano Ángel es la tercera pata de este negocio familiar.

«Nos movía la ilusión, todos los riesgos se minimizaron. Los varapalos que te vas llevando una y otra vez son cuantiosos y numerosos, como en cualquier sector, pero lo recuerdo con mucho cariño», cuenta sobre sus inicios la ponente de la jornada Emprendedoras en el medio rural.

Por eso, a día de hoy se siente muy satisfecha de lo conseguido y de cómo ha evolucionado la empresa, que no solo ha resistido a la pandemia sino que ha crecido como la espuma gracias a ella. «Las ventas online se han incrementado un 200% y hemos pasado de 3 a más de 20 referencias de productos, incorporando nuevas carnes en conservas y colecciones como la de trufa negra o azafrán».

La explicación es sencilla: «Al reducirse el ocio se ha potenciado el consumo en casa de alimentos gourmet que antes se hacía en otros lugares». A parte del cliente particular, sobre todo digital, el punto de venta de referencia para sus escabeches son las tiendas de delicatessen.

Antes de montar su negocio, Susana, Andrea y Ángel ya vivían en Lagueruela, por lo que partían con ventaja a la hora de emprender. «Es nuestro medio, sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, qué ventajas y qué inconvenientes, que también los hay, como por ejemplo el transporte», aclara la empresaria.

Al margen de eso, afirma, «todo son ayudas y apoyos institucionales» para los emprendedores rurales, y el hecho de ser una empresa constituida en su mayoría por mujeres les ha bonificado a la hora de optar a subvenciones.

Apoyar la iniciativa emprendedora rural es uno de los mejores remedios para combatir la despoblación. Algo que además llena de orgullo a quienes consiguen poner en pie sus negocios en municipios como Lagueruela, de apenas 78 habitantes.

«Nos sentimos muy privilegiados», asegura la responsable de Escabeches Laurel y Tomillo. Además, para la emprendedora, «gestionar tu propia empresa, ser tu propio jefe y poder compaginar tu vida familiar con la laboral, es más fácil en el medio rural. Es todo más cercano». Y en su caso el producto también está muy ligado al territorio: «Si lo desvinculáramos del medio rural, no tendría sentido. No solo comercializamos conservas, también las ventajas del estilo de vida en el medio rural frente al de la ciudad», explica.

Dentro de este orgullo también hay espacio para la reivindicación, como la llegada de la banda ancha o la mejora de las comunicaciones. «Sin ese acceso que nos da internet, un proyecto como este sería inviable», asegura Lahuerta, que deja también algunos consejos para las mujeres que se planteen seguir sus pasos: «Que piensen muy bien la idea de negocio, que hagan un estudio de mercado detallado y adelante con ello».