La crisis de los microchips ha sido más lesiva para el sector del automóvil aragonés que la pandemia. Todo apunta en esa dirección y así lo corroboran los datos de este 2021 que se recordará como el año de la escasez de suministros. Aunque la factoría aragonesa cerró durante casi tres meses en 2020 por el coronavirus y tardó varias semanas más en recuperar la velocidad de crucero, el ejercicio que está a punto de concluir ha sido peor, sobre todo en materia de empleo. Más de 600 afectados por los expedientes de regulación temporal de empleo (erte), la eliminación del turno de noche y la supresión de 300 trabajadores temporales han dejado un escenario gris en la planta de Stellantis en Zaragoza. Todo ello, sin contar la dura situación que atraviesan las empresas auxiliares, que generan alrededor de 20.000 empleos y que se han visto arrastradas por los problemas que sufren los grandes fabricantes para poder producir.

Pese a ello, Figueruelas tan solo ha parado una jornada en el último mes por la escasez de semiconductores. Eso sí, ya no produce a tres turnos sino a dos después de la supresión del de noche, lo que supuso un duro revés para la factoría. Pero fue el mal menor. 

La eliminación de un turno ha permitido una mayor continuidad en el trabajo. Si antes salían al mercado 2.200 coches al día de los modelos Corsa, Citröen C3 Aircross y Crossland X, hoy se producen solo 1.600. De hecho, ahora, la dirección del grupo automovilístico ya ha fijado como productivos dos sábados antes de que termine el año con el objetivo de dar respuestas a las necesidades de los clientes, que ven cómo comprar un vehículo lleva consigo esperas interminables.

Las previsiones de producción apuntan a que 2021 será similar al año del covid. Entonces, la factoría concluyó el ejercicio con más de 390.000 unidades fabricadas, lo que supuso 81.000 vehículos menos que en el 2019. Mientras, en lo que va de año (a cierre del mes octubre), Figueruelas ha sacado al mercado algo más de 295.000 coches, según datos a los que ha tenido acceso este diario.

El mes de noviembre ha sido relativamente fructífero, con apenas paros productivos por los microchips, y en diciembre la fábrica estará cerrada apenas cuatro o cinco jornadas. Eso sí, es probable que la plantilla tenga que volver al trabajo algún sábado más. La directriz de Stellantis es clara: si hay microchips, se trabajará en la planta. 

Empleados en 4 plantas

El presidente del comité de empresa, Rubén Alonso, considera que los números del 2021 «serán similares» a los del pasado año, aunque subraya que la factura que ha pasado la falta de semiconductores en el empleo es muy alta. De hecho, hay alrededor de 250 empleados de Figueruelas esetán trabajando en la factoría de Stellantis en Villaverde (Madrid), pero también los hay en otras fábricas como Eisenach (Alemania), Poissy (Francia) y Mangualde (Portugal). En total, más de 300 operarios lejos de Zaragoza, lo que ha permitido reducir el impacto del erte en la plantilla que trabaja hoy en Figueruelas. 

Más ajustes

El problema es que en el horizonte sigue habiendo grandes nubarrones. La falta de piezas para producir conducirá casi de forma inevitable a la aplicación de un nuevo erte en el primer trimestre del 2022. «Tenemos todavía días disponibles de erte antes de que concluya el año, pero para el próximo habrá que negociar uno nuevo», asegura el presidente del comité. Y eso crea impotencia en Stellantis Zaragoza. No se produce porque no hay piezas, pero el mercado pide más coches, algo inédito en un sector que no sabe dónde está el final de la crisis. 

Mientras, Figueruelas espera nuevas asignaciones de modelos y una inversión millonaria en la línea 1 (C3 Aircross y Crossland X) para que puedan pasar coches eléctricos por allí porque el futuro pasa por la electrificación de las fábricas, pero también por la llegada de más carga de trabajo. El fin de ciclo de estos dos modelos está a la vuelta de la esquina y la planta zaragozana espera nuevos productos para creer en el futuro.