Expectación y muchos nervios son los adjetivos que mejor describen el ambiente esta mañana en Monzalbarba. Este barrio rural de Zaragoza ha sido una se las zonas próximas a la capital que más daños ha sufrido durante la noche por la crecida del Ebro. Ya de día, las consecuencias de la riada se han dejado ver. El debate en la calle es si la avenida es mayor o no que la del 2015. 

“Hasta aquí yo nunca había visto el agua”. “Yo sí, en 1961, que llegó más arriba aún. Pero en 2015 no llegó hasta aquí”. “Es inédito”, comentaba un grupo de vecinos del barrio a los pies del agua en el camino que va de Monzalbarba a Alfocea. Unos metros antes, la Policía Local impedía el paso de vehículos. 

Desde ese punto se divisaban las instalaciones del cuartel de Sangenis anegadas. Allí justo, los propietarios de una nave totalmente rodeada de agua se habían quedado dentro toda la noche para tratar de impedir que entrara la riada. En la puerta habían construido una mota que, por la mañana, todavía aguantaba. “Mira, esa escalera es la que usan para salir”, apuntaban los vecinos curiosos, a pesar de que la recomendación es no acercarse al agua. 

En este barrio rural, esta misma mañana ha sido necesario rescatar dos personas que se han adentrado en un camino de con una furgoneta con la excusa de ir a buscar unos perros o unas pertenencias a una torre. El nivel del agua ha hecho que el vehículo quedara averiado en medio de una zona ya inundada y los buceadores de Bomberos han tenido que ir a rescatarlos, poniendo así en riesgo no sólo su vida, sino la de quienes han ido a sacarles de allí, han informado desde el Ayuntamiento de Zaragoza.

En el camino de la Mejana, el que lleva a las piscinas y el campo de Monzalbarba, la situación era peor. Además de huertas, varias fincas y casas se han visto afectadas por la riada. Allí hay, además, una residencia de ancianos que fue desalojada ya este pasado fin de semana. Además, la carretera de Alcofea con Monzalbarba está ya impracticable incluso para vehículos todoterreno de emergencias, debido a la fuerza del agua que la sobrepasa. Cualquier desplazamiento desde o hasta Alfocea, incluso las urgencias, debe realizarse por el camino que atraviesa el campo militar de San Gregorio. Ese tipo de acciones es coordinada, en su caso, por el 112.

“Se ha debido de romper la mota”, decía vecino. Junto a él, un grupo de militares trabajando achicando agua de un campo para desviarla a través de una acequia e impedir así que se acumulara más caudal. El trabajo durante la noche y la mañana ha sido frenético. 

“Sobre las 12 de la noche empezó a llegar el agua pero media hora después ha venido un golpe fuerte y es cuando se han roto todas las defensas”, ha explicado entre el tumulto Carlos Lanaspa, el propietario de una de las casas inundadas. “Dentro de momento sé que hay cuatro dedos de agua, pero ya veremos porque parece que el río sigue subiendo. Con respecto a 2015 ahora hay un palmo y medio más de agua y claro, la gente está cabreada”, ha añadido. 

Desde su balcón observaba la escena Yoli, una simpática vecina que ha prestado el aseo de su casa para los periodistas y operarios trasladados a la zona. “Los de la casa esa son amigos. De madrugada, a las 2 o así, mi hija ha ido para allá para ayudar y ha estado toda la noche”, afirmaba. Su casa no peligra porque está en alto pero contaba Yoli que muchas viviendas de la zona, cada vez que crece el Ebro, ven como se anegan sus garajes y ascensores. 

“Esta riada está siendo más lenta pero el nivel es parecido al de 2015. Entonces yo creo que el agua llevaba más fuerza. Se me quedó grabado el sonido, parecía el mar. Pero vamos, esta vez el destrozo va a ser el mismo”, ha sentenciado apenada.