Con 3,7 kilómetros de longitud, una de las pistas de aterrizaje más larga de España y, sin duda, una de las joyas que más a gala lleva el aeropuerto de Zaragoza, necesita ser remodelada. Su renovación integral es, sin duda, la inversión estrella en el plan de actuaciones aprobado por Aena para el periodo 2022-2026 y el proyecto definitivo ya se encuentra en fase de elaboración con vistas a poder iniciar las obras en el «segundo semestre de 2023». Supondrá una inversión estimada de «entre 13 y 15 millones de euros», depende de lo que se logre rebajar en el concurso público que se intentará lanzar a finales de este año con vistas a tener un adjudicatario «en verano» del año que viene. Así, con un plazo de ejecución de «como mínimo un año», el objetivo final es poder disponer de esta nueva pista de aterrizaje, que se va «prácticamente a rehacer por completo», a finales de 2024.

Todo dependerá de lo que diga el proyecto que están elaborando los técnicos y que se espera que vea la luz a lo largo de este 2022 para poder sacar las obras a licitación a finales de este año. Este supondrá gran parte de los 19,84 millones que el plan 2022-26 de Aena dedica a la pista de Zaragoza.

Carguero de la compañía Emirates realizando la operación de carga en el aeropuerto de Zaragoza, ayer. Jaime Galindo.

Supondrá el impulso definitivo a una de las actuaciones más ambiciosas de los próximos cinco años en la pista de Garrapinillos, ya que otra de las grandes aspiraciones pendientes, la nueva torre de control es una petición del Ministerio de Defensa que no se contempla el documento Dora 2, como se llama la hoja de ruta en cuanto a inversiones marcada el pasado mes de septiembre por Aena para todos los aeropuertos de España.

Afecciones mínimas

Según explicó el director del aeropuerto zaragozano, Marcos Díaz, en declaraciones a este diario, son los plazos que se manejan para la remodelación de una pista de aterrizaje en la que se lleva tiempo trabajando. Su finalidad, conseguir una «nueva pista de altas prestaciones» a la medida de los aviones de la «máxima categoría» que operan en Zaragoza (los de la llamada categoría F para aeronaves de hasta 80 metros de longitud). Para una pista que seguirá teniendo 3,7 kilómetros y cuyas obras, inevitablemente, tendrán afecciones en el tráfico aunque «se concentrarán los trabajos entre otoño y la primavera de 2024 para que sean las mínimas posibles».

La razón radica en sus actuales usuarios: los cargueros de las rutas más largas cuando despegan con la máxima carga que les permite su capacidad y con el depósito lleno en condiciones de mucho calor y con destino a lugares como China, Corea o Estados Unidos. Es en esa situación en la que necesitan más pista que los 3 kilómetros que tiene la segunda pista que se utiliza en Zaragoza, la ubicada en la zona más próxima a la Base Aérea. Esta es la empleada para la mayoría de despegues y aterrizajes, y será la única disponible mientras duren las obras de remodelación de la pista más larga. Aunque las instalaciones del aeropuerto ofrecen «cierta flexibilidad» para adaptar la operativa actual a estas circunstancias, reconoce el director que esta «no es total porque, por ejemplo, el sistema ILS nivel III que permite operar en condiciones de nula visibilidad está en esa pista». Por lo que afecciones, aunque sean mínimas, es probable que haya.

En lo que es la actuación en sí, dentro de esta inversión de más de 13 millones de euros, esta consistirá en «renovar el pavimento hasta hacerla prácticamente nueva, ensanchar las márgenes y las calles de rodaje para operar sin limitaciones, y cambiar el balizamiento». «Es una obra complicada» apostilla Díaz, quien pese a las posibles afecciones prima «la seguridad y la operatividad» para unos trabajos que durarán más de un año.

65.000 metros cuadrados más a urbanizar

Esta remodelación será la más destacada a empezar en 2023 y tras un 2022 que para Díaz es «de transición» en cuanto a empezar nuevos proyectos y para «terminar los que teníamos ya iniciados del año pasado». El último en rematarse ya es visible desde la carretera que da acceso a Plaza, tres depósitos de combustible con capacidad para 400.000 litros cada uno que multiplica el almacenamiento actual del aeropuerto. «Se aumenta en 1,2 millones de litros, se crea un acceso directo desde la propia carretera, con lo que los camiones ya no necesitarán acceder a las instalaciones como hasta ahora, e incorpora una conexión directa con el oleoducto» que va directamente a los depósitos actuales de Monzalbarba. Así, la garantía de suministro es total con esta inversión ahora culminada.

Uno de los tres nuevos depósitos de combustible con hasta 400.000 litros de almacenamiento. Jaime Galindo.

También se finalizó este año la reforma de la cubierta de la terminal de pasajeros que, «como pasaba en la T4 de Barajas, en Madrid, cuando llovía torrencialmente y caía granizo no evacuaba el agua lo suficiente», explicó Díaz. Y también se está hormigonando la última parte de la ampliación de la plataforma de aeronaves, 34.000 metros cuadrados junto a las terminales de carga, iniciada ya el año pasado y que está muy próxima a la quinta de ellas, aún en construcción, que «el próximo otoño» debería tener operativa la empresa Swissport, ya que «está previsto que Aena le entregue la obra en julio» y ellos hagan unas modificaciones dentro para iniciar su explotación.

Respecto a las inversiones futuras, aparte de la remodelación de la pista de aterrizaje de 3,7 kilómetros, destaca la nueva zona a urbanizar para carga, unos 64.000 metros cuadrados más que dotar de servicios básicos de luz, agua, saneamiento, redes y viales de acceso. Un proyecto en el que ya se está trabajando y que permitirá acondicionar suelo suficiente para que, en caso de que alguna empresa esté interesada en empezar a operar desde Zaragoza, tenga terreno ya acondicionado para no retrasar su implantación.

Carga preparada en la plataforma del aeropuerto, con los camiones cisterna cargando al fondo uno de los nuevos depósitos. Jaime Galindo

Pero también se avanza ahora en la elaboración de un proyecto para reformar la red de pluviales de la plataforma de aeronaves, que provoca encharcamientos importantes cuando se producen lluvias torrenciales; la licitación del contrato de hándling que supondrá el inicio de la renovación de la flota de vehículos por otros híbridos o eléctricos y que conllevará la creación de una nueva zona para la recarga para los mismos, que prevé ejecutar Aena, y otra para el mantenimiento, que también va a levantar junto a los nuevos depósitos de combustible.