Zaragoza es, desde hace ya varios años, ciudad de delivery. Una forma de consumo que desde su aparición con Glovo, hace aproximadamente unos cinco años no ha dejado de expandirse y que ya llega más allá de los establecimientos de comida rápida y cubre desde todo tipo de restaurantes hasta la compra semanal o urgencias de última hora que se solucionan con un envío desde la farmacia. Pero este modelo de negocio apoyado en unos repartidores que trabajan como autónomos para la marca, tras los varapalos judiciales por las condiciones laborales y, sobre todo, la llamada ley rider, está próximo a cambiar o desaparecer.

Esto es así no tanto porque quienes dominan el mercado, Glovo en el caso de Zaragoza, esté dando un giro radical a las condiciones laborales de sus empleados, sino porque empiezan a crecer sus competidores en esta y otras ciudades, y estos llegan con mejoras más ventajosas para el rider y para el cliente final. Las que ya están, como Stuart (propiedad de Seur, Francia) y Getir (Turquía), y las que pronto llegarán, como Gorillas (Alemania), Rocket (Ucrania) y Dija (Reino Unido), a lo largo de este año, todas con capital extranjero y con potencial para hacerle sombra. Y, mientras tanto, Zaragoza en poco tiempo, y tras la marcha de otro referente como Deliveroo (como consecuencia de esos reveses legales), ha pasado de tener tres (la propia Glovo junto a Uber Eats y Just Eat) a ser cinco y, salvo sorpresa mayúscula, convertirse en ocho en los próximos meses.

¿Qué empresas trabajan en Zaragoza?

En total, en la capital aragonesa son cinco las diferentes compañías que ofrecen sus servicios. Las más antiguas y que más tiempo llevan operando son también las que cuentan con una mayor cantidad de trabajadores. Just Eat, Glovo y Uber Eats se dedican mayoritariamente a la entrega de comida pero cada vez más se abren camino en otros nichos de mercado como la los supermercados o las farmacias. En el caso de las nuevas empresas ambas se centran en otros espacios, Getir se especializa en ofrecer la compra en casa y en el caso de Stuart los envíos de realizan desde donde el cliente prefiera. En las próximos meses se espera la llegada de tres nuevas empresas de reparto a las capital: Gorillas, Rocket Y Dija.

Se acerca a pasos agigantados a ese ansiado vuelco en las condiciones laborales, que en el caso de Zaragoza, por ejemplo, hacían que de los 500 empleos que da este sector en la ciudad, la mitad sigan siendo autónomos y todos ellos bajo el paraguas de un Glovo cuya hegemonía puede verse seriamente amenazada,

En los últimos años después del asentamiento en las grandes urbes españolas como Madrid y Barcelona, Zaragoza se ha convertido en una de las primeras opciones de expansión de este tipo de empresas de mensajería y transportes. En los últimos meses, han aterrizado otros modelos de negocio de riders de manos de empresas como Getir, que promete la compra en casa en menos de media hora y Stuart, la ultima en llegar y más especializada en empresas para el transporte de cualquier tipo de pedidos.

Unos repartidores de Getir, centrada en llevar a casa la compra del súper. EL PERIÓDICO

Ambas ofrecen un modelo de negocio distinto al que están habituados los clientes. En el caso de Getir la empresa cuenta con su propios supermercados, que están cerrados al público y donde se preparan los pedidos que los clientes realizan en la app.

En el caso de Stuart, la empresa se promociona en el sector como la que mejores y mas justos contratos ofrece a sus trabajadores. En su propia web están disponibles para la consulta los tres modalidades y las condiciones de los mismos. La empresa asegura que con rellenar un formulario y pasar un curso online se puede acceder a uno de estos contratos. Y también presume de ofrecer precios más competitivos al establecimiento que les contrata.

La aplicación de la ley rider el pasado año supuso una readaptación al sector. Aun así, sindicatos como UGT denuncian que todavía quedan empresas que continúan sin cumplir con la normativa. «Las que ya tenían problemas antes de la aplicación de la ley son los que los siguen teniendo, las nuevas que entran sí que cumplen y se están adaptando bien a la legislación», comenta Rubén Arranz, coordinador de plataformas digitales del sindicato. «Ahora mismo Glovo continua teniendo a la gran mayoría de los trabajadores como falsos autónomos y estamos pendientes de que la Inspección de Trabajo les sancione pronto», apunta.

Tres tipos de contrato y un curso

En el caso de la empresa Stuart, la última en llegar a la capital, las condiciones de trabajo para los ‘riders’ están claras desde el primer momento. En su pagina web con tan solo rellenar un formulario, elegir cual es el contrato que más se adapta a sus necesidades y completar un curso formativo cualquiera puede acceder a un puesto de repartidor. Son tres los modelos de contrato que se ofrecen: Solo cenas o comidas de lunes a domingo (15 horas y 444,09 euros al mes), fines de semana (16 horas y 447,69 euros) y el contrato más completo (30 horas semanales y un salario de 888 euros además de las horas extra que se realicen).

En el caso el Uber Eats, a partir de la instauración de la nueva legislación, UGT afirma que todos los trabajadores fueron despedidos para volver a ser contratados a través de subcontratas. «El problema está en que la cesión de trabajadores que se está haciendo a través de ellas no es legal», explica Arranz. Además, desde el sindicato denuncian que el convenio al que están adheridos los trabajadores es el de mensajería y no el que hostelería o el de reparto, que es el que realmente les corresponde por su tipo de labor. «Las empresas se basan en el convenio de mensajería porque es el que les permite pagarles el salario mínimo interprofesional, con otro tipo de contrato tendrían un sueldo mayor», explica el coordinador de UGT.

El ‘efecto deliveroo’

Otro de los factores que ha precipitado los cambios en el sector del reparto en la capital es la desaparición de la empresa Deliveroo el pasado mes de agosto que supuso el despido de más de 130 trabajadores en Zaragoza y una bajada en el número de riders que en ese momento operaban en la ciudad pero también supuso una disminución de los beneficios para aquellos que, trabajando como autónomos, compaginaban su trabajo en varias empresas. «Antes, si con Glovo los pedidos estaban más flojos, podías conectarte a la otra aplicación. Ahora los pedidos que hay son los que tienes y es con eso con lo que trabajas», explica uno de los riders más veteranos de la capital aragonesa.