La Responsabilidad Social/Sostenibilidad no solo se aplica al ámbito empresarial, las sociedades mercantiles y los empresarios individuales, sino a otros tipos de entidades y organizaciones sin fines de lucro, como agentes sociales, oenegés o entidades de derecho público. Todas ellas han abrazado este nuevo modelo de gestión, buscando adaptarse a las cada vez mayores demandas sociales de los ciudadanos para con las empresas. Esta adaptación pasa por conocer los riesgos a los que se enfrentan, como un mecanismo de supervivencia a largo plazo. Por tanto, si cualquier entidad, con independencia de su objeto social, está considerando o ha considerado que la responsabilidad social le aporta valor, la pregunta entonces sería: ¿qué tienen en común todas las organizaciones? 

La respuesta es compleja, pero todas ellas adquieren el compromiso de crear valor para sus stakeholders (grupos de interés). Lo que se materializa en ofrecer una excelente calidad de servicio al cliente/usuario, invertir en los empleados, establecer relaciones a largo plazo con sus proveedores y tratarles de forma justa cuando tienen más poder negociador que ellos y, en los casos en que procede, generar valor a largo plazo para los accionistas. El trabajo del directivo o empresario consistirá en administrar y dar forma a esas relaciones. En este punto, es donde la RS/Sostenibilidad adopta un papel central para el desarrollo de estrategias empresariales que garanticen la creación de valor sostenible a largo plazo para todos sus stakeholders.

Afrontar este cambio en la forma de gestionar las organizaciones requiere de personas formadas, que sepan hacer evolucionar el modelo tradicional a este nuevo modelo de gestión, vinculado a la Teoría de Stakeholders. La formación les permitirá, por un lado, atender a las nuevas demandas normativas que están proliferando en los últimos años: la obligatoriedad de planes de igualdad, los estados de información no financiera y diversidad, la reducción de residuos, la economía circular, aplicar los modelos de excelencia empresarial, etc. Y por otro, abrir la empresa a nuevas oportunidades de negocio, a la innovación en sentido amplio, de la mano de las nuevas demandas sociales y de la necesidad de mitigar las externalidades negativas vinculados a las propias actividades o a las de la cadena de valor.

Al frente de esta nueva forma de gestionar el negocio tendremos a un DIRSE (un Directivo/a en Responsabilidad Social/Sostenibilidad). Pero junto a esta figura aparecen otras nuevas altamente profesionalizadas: Compliance (cumplimiento normativo), Voluntariado corporativo, Manager en sostenibilidad, Analista de impacto social, Analista de riesgos no financieros, Riesgos corporativos, Reputación corporativa, Reporting y rendición de cuentas, Analistas en ciberseguridad, Especialista en renovables, Gestión del talento, Innovación, etc. Estos puestos y funciones se integran habitualmente dentro de la estructura de la empresa en distintas áreas pero también pueden actuar como externos a la empresa apoyando en labores de consultoría sobre diversos temas. Y es, precisamente, en estos puestos y funciones de nueva creación en los que la Responsabilidad Social/Sostenibilidad entronca con la creación de empleos de calidad.