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La crisis en Ucrania

Tensión bélica en Ucrania: Aragón, con el corazón en un puño

Las familias aragonesas que acogen a menores ucranianos viven con «preocupación» el conflicto con Rusia / En Navidades vinieron 30 niños

Tensión bélica en Ucrania: Aragón, con el corazón en un puñoSERVICIO ESPECIAL

No hay rincón que la pandemia del covid, tras dos años de intensa vigencia, no haya trastocado. En Aragón, sus consecuencias también han repercutido en la paralización del programa de acogimiento temporal no preadoptivo de niños necesitados de Ucrania, que por fin se retomó las pasadas Navidades.

Los menores, algunos de ellos residentes en orfanatos, viajaron a la comunidad para pasar las fiestas junto a sus familias de acogida y, para entonces, el conflicto entre Ucrania y Rusia no había estallado. Ahora, desde Aragón se vive la actualidad con el corazón en un puño por si estalla la guerra.

«Estamos preocupados. Somos una entidad muy local y nuestro acogimiento social y humanitario, en estos momentos, no estaría justificado. Si el conflicto pasa a ser bélico e internacional, en ese caso quizás si podamos actuar», explican a este diario María José García, vicepresidenta de la Asociación Asistencia a la Infancia, y Ana María Zapatero, coordinadora del programa de acogida de familias en Zaragoza.

Un momento del encuentro de EL PERIÓDICO con familias aragonesas que acogen a ucranianos.

Ambas, en su momento, también fueron madres de acogida de niños ucranianos. Con una cuota de socio de apenas 42 euros al año y la recaudación de la venta de Lotería de Navidad, el trabajo que hacen en esta entidad aragonesa, constituida por familias sensibilizadas con los derechos de la infancia, es impagable.

Se trata de chicos y chicas que viven en orfanatos o en familias con muchas dificultades,

«En el mejor momento llegamos a traer a 190 niños. Eran los años 1990 y 2000. Recuerdo que fletamos un chárter hasta Zaragoza, donde venían algunos que iban a Navarra. Cuando llegó la crisis de 2008, todo cambió», señalan estas responsables. De hecho, las cifras de ucranianos acogidos en Aragón empezaron a decaer a partir de entonces.

«Somos una asociación sin ayudas, nos da con lo que sacamos para cubrir gastos y los viajes de los menores los sufragan las propias familias. Con la crisis notamos un bajón porque probablemente muchas ya no podían permitirse 400 euros de avión», explican.

"Somos una asociación sin ayudas, que vivimos de una cuota de 42 euros anuales del socio y de la venta de Lotería de Navidad. Los viajes de los menores los sufragan las propias familias", explican desde la Asociación Asistencia a la Infancia.

Son los meses de verano y de Navidad cuando estos jóvenes vienen a Aragón (igual que los saharauis). Las restricciones sanitarias por el covid interrumpieron el programa en 2020, pero el pasado mes de diciembre, dada la mejora epidemiológica, llegaron a la comunidad 30 niños y niñas ucranianos. Estuvieron aquí hasta el 22 de enero.

«Nosotros, ellos y las familias teníamos muchas ganas porque de reencontrarnos», apuntan García y Zapatero, de la Asociación Asistencia a la Infancia, quienes reiteran que «una vez más, con este conflicto bélico, es la población infantil la más vulnerable».

Situaciones «difíciles»

En su momento, desde este colectivo enviaban material de primera necesidad y ayudaban económicamente a los orfanatos con las necesidades más urgentes. Sin embargo, últimamente se estaban encontrando «con muchos problemas» en los envíos y, muy a su pesar, ya no los hacen.

"Si el conflicto pasa a ser bélico e internacional, en ese caso quizás si podamos actuar», dicen desde el colectivo aragonés.

Cuando estos chicos y chicas llegan a Aragón, hay una traductora que está siempre disponible tanto para las familias como para los menores. Lo mismo sucede en Ucrania, donde también hay intermediarios para el contacto «habitual» que se mantiene con los acogedores aragoneses. «Precisamente con lo que está pasando ahora se hace más uso de las videollamadas, de los correos o del whassap», explican.

Los ucranianos que entran a formar parte de este programa aragonés de acogida temporal deben responder a un perfil. «Desde la asociación viajamos una o dos veces al año a Ucrania. Allí visitamos los orfanatos y seleccionamos a los chicos y chicas. Cuesta hacerles ver la situación, que es una oportunidad de futuro y de mejorar de su vulnerabilidad», cuenta García.

La llegada de estos menores ucranianos a Aragón también requiere de la intervención del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS). En su caso la aportación es más puntual, pero de igual modo muy importante porque tiene que ver con toda la parte del papeleo. «Lo que hacemos es facilitar la labor de permisos a Extranjería y hacer los trámites lo más rápido posible», explica María José Bajén, jefa de servicio de Atención a la Infancia y a la Adolescencia del IASS.

Desde el IASS se encargan de tramitar "lo más rápido posible" todo el papeleo y los permisos con Extranjería para poder realizar estos acogimientos.

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«Este tipo de iniciativas nos aportan mucho y agradecemos la labor que hace esta asociación en defensa de la protección de la infancia», añadió Bajén. 

Desde el IASS, además, son los encargados de emitir informes «positivos» para que estos chicos y chicas ucranianas «se puedan quedar a estudiar», explicó la jefa de servicio. También hacen un seguimiento para garantizar «la atención adecuada» a los menores por parte de las familias de acogida.

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