La Denominación de Origen de aceite de oliva del Bajo Aragón ha registrado una buena campaña este 2022. Una recogida «cómoda» y unos «precios altos» han permitido que los agricultores del sector del olivar hayan registrado buenos datos. «Ha sido una campaña excelente con mucha cantidad y sobretodo con mucha calidad», explicaba Alfredo Caldú, presidente de la Denominación de Origen Aceite del Bajo Aragón. Esta zona supone una gran parte del sector olivarero en la comunidad aragonesa.

En total, el trabajo de los últimos meses en las más de 22.000 hectáreas que están inscritas bajo la denominación de origen de aceite del Bajo Aragón ha repercutido a las almazaras en más de 40 millones de kilos de aceituna, cuyo zumo da lugar a entre 10 y 12 millones de litros de aceite.

Durante la pasada semana, los aceites de oliva de la zona a granel se pagaban a a 3,68 euros el kilo, unos 75 céntimos más que en la misma semana del año anterior, un dato que supone un aumento del 25% con el que los agricultores de la zona obtienen «una rentabilidad mínima». «No estamos hablando de precios exagerados, estamos hablando de una subida importante respecto al año pasado pero que tampoco nos hace ricos», explica Caldú.

«Venimos de precios muy bajos que estaban poniendo en peligro la supervivencia de muchas de las explotaciones de la zona. Hablamos de agricultores que no sacaban suficiente ni para cubrir con los costes», añade el presidente de la D. O.

Caldú reconoce que el precio que se cobra por el litro de aceite es una cuestión universal. «Si durante el año en otros sitios tienen grandes cosechas sabemos que nuestro aceite la próxima campaña se pagará más barato. Trabajamos con la oferta y la demanda de un mercado internacional, tampoco hay mucho más que nosotros podamos hacer», cuenta Caldú.

Además, el agricultor asegura que los aceites refinados, es decir, aquellos que pasan por la refinería y son de menor calidad son los que han registrado una mayor subida, en algunos casos incluso por encima de los precios del aceite de oliva virgen extra, producto estrella de la Denominación de Origen, una cuestión que viene marcada por la tensiones de la guerra en Ucrania.

«Paradójicamente, el trabajo que realizamos desde la denominación está encaminado a ofrecer el mejor producto final con la mayor calidad y lamentablemente lo que ha provocado la subida de precio es simplemente la crisis que ha habido con el aceite de girasol», explica el agricultor. Además, Caldú reconoce que este sorpasso provoca situaciones nunca antes vistas. «Habrá agricultores que, según el momento en el que vendan van a cobrar mas, por el aceite de menor calidad», comenta.

Ahora, una vez terminada la cosecha de la aceituna, los agricultores tienen ya en su horizonte la próxima campaña, una situación que genera desánimo e incertidumbre debido al alza de los precios. «Ha subido el precio de todo, de la luz, de los abonos, de los sulfatos de las plagas y muchos piensan en la próxima campaña y no saben cómo lo van a pagar», explica Caldú. En el caso del gasoil el agricultor cuantifica en 50 céntimos la subida, una aumento que asegura «se ha producido en dos días».

La inestabilidad de los precios pone en tensión a todo un sector que trabaja a ciegas sin saber cuánto cobrará el próximo año y que sobrevive a la espera de una rebaja en los precios.