El Periódico de Aragón

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LA TRANSICIÓN JUSTA DE TERUEL

La cuenca minera de Andorra aclara su negro futuro

La zona afectada por el cierre del carbón empieza a creer que es posible la reconversión y reactivación económica. El alcalde afirma que Oxaquim «es la primera de más buenas noticias que están por llegar»

El Parque Empresarial de Andorra (Pean), donde se ubicará la planta química Oxaquim. SOMUDAN

El futuro era negro para Andorra y los municipios de su alrededor cuando a mediados de 2020 cerró la térmica de carbón, el último puntal que quedaba de la industria minero-eléctrica de Teruel. Casi dos años después y a 48 horas de que se produzca el hito de la demolición de las tres torres de refrigeración de la antigua central, las cosas se ven como algo más optimismo en la zona. Aunque la reconversión industrial y económica sigue siendo una asignatura pendiente, las inversiones empresariales que se han ido conociendo en los últimos meses empiezan a despejar el horizonte, aunque entre los vecinos persiste un cierto escepticismo ante el temor de que esos grandes anuncios se acaben quedando en papel mojado como ha ocurrido en otras ocasiones. A pesar de esa lógica cautela, las tornas han empezado a cambiar en el sentir de la población. El plan inversor que hizo ayer público Oxaquim contribuye de forma decisiva a creer que es posible hacer realidad la prometida reconversión industrial.

La clausura de la planta energética, aunque esperada y planificada desde hacía tiempo, supuso un duro mazazo para esta comarca turolense por el vacío que dejó en la economía y la moral de sus habitantes ante la falta de otras vías de riqueza y empleo. La principal alternativa a esta desinversión han sido hasta ahora los propios trabajos de desmantelamiento de la térmica, que emplean actualmente a 240 personas, de las que la mitad son de la zona. Estas obras continuarán hasta el año 2024, por lo que urge la puesta en marcha de nuevas industrias, algo que ahora parece que sí ocurrirá.

El proyecto de Oxaquim es alentador tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Se trata de una empresa de acreditada reputación y especializada en un producto con un gran potencial de futuro. Nada que ver con los inversores caza subvenciones que en ocasiones han surgido al calor de las ayudas mineras. Los 380 puestos de trabajo que de forma directa prevé generar esta industria química hasta el año 2028 (los 38 primeros en 2023) prácticamente cubrirían por si solo los alrededor de 400 empleos que se perdieron hace dos años con el cese de actividad de la central eléctrica, incluyendo al personal de las subcontratas.

Antonio Amador, alcalde del municipio, no oculta el optimismo que vive en este momento tras varios años de travesía en el desierto: «Andorra empieza a recoger los frutos de todo el trabajo realizado tiempo atrás». Expresa igualmente su satisfacción por la formalización del proyecto de inversión de Oxaquim, una implantación en la que «llevamos tiempo trabajando». En este sentido, agradece a la empresa el «compromiso, la seriedad y la sensibilidad» que demostrado en su apuesta por invertir en esta localidad de 7.000 habitantes.

Asegura que el desembarco de esta industria química «es la primera de más buenas noticias que están por llegar». Aunque no da detalles de otras posibles inversiones empresariales, asegura que están promovidas por compañías «prestigiosas» y que son iniciativas privadas al margen de los grandes proyectos que pueden venir a la zona a través del concurso de energías renovables abierto por el Ministerio para la Transición Ecológica.

Este proceso, por el que se van a adjudicar 1.200 megavatios que quedaron liberados en el acceso de la red eléctrica del nudo Mudéjar con el cierre de la térmica, es el gran talismán con que cuenta Andorra. La mesa de evaluación de esta puja ha validado un total de 12 proyectos promovidos por 11 empresas, entre ellas Endesa, Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), Naturgy, EDP, Acciona o Iberdrola.

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