Más de mil días han tenido que pasar para otro día grande en Teruel. Una fiesta de la Vaquilla que este año, está siendo la fiesta de las primeras veces. Es la primera vez que dos mujeres le ponían el pañuelico al Torico, un Torico que también debuta después de que el original, ya veterano en esto del jolgorio popular, se viniera abajo hace menos de un mes. Y, sobre todo, esta es la primera vez en tres años que los turolenses vuelven a las calles y a su plaza a celebrar y a disfrutar del orgullo que supone ser de Teruel. 

Belén Martínez y María Domingo, de la peña El Disloque, han tenido el gran honor de coronar al símbolo de la ciudad con el tradicional pañuelo. Antes, sobre las 16.30 horas, sonó el Campanico en el ayuntamiento, desde donde salió el paño rojo en dirección a la plaza del Torico. Una vez allí, se abrió un pasillo entre la multitud para recibirlas y llegó el momento más esperado. 

Vídeo de la puesta del pañuelico al Torico.

Vídeo de la puesta del pañuelico al Torico

Aupadas por los gritos de miles de gargantas, subieron rápido por la torre humana que rodeó la columna del Torico para permitirles alcanzar el pequeño astado de metal. Una vez arriba, se miraron, sonrieron, alzaron al cielo el pañuelo y se lo colocaron a la estatua, provocando una explosión de júbilo que se debió escuchar a kilómetros. Por delante, horas y horas de diversión sin freno como las de antes, como si los últimos dos años hubieran sido una mala pesadilla. 

Pero la emoción que se vive en ese momento no sería la misma sin captar el ambiente de los momentos previos. Nervios, almuerzos, resacas... Horas antes de la puesta del pañuelico, la plaza del Torico estaba ya sumida en un ambiente festivo de esos que solo en este rincón del mundo saben crearse. La gente se arremolinaba en los porches esperando para coger sitio para vivir un momento siempre especial pero esta vez más que nunca. 

Conforme pasaban los minutos la plaza se iba llenando. Y llegaba una charanga. Y llegaba otra. Hasta el momento en el que sonaban varias a la vez. Y la gente cantaba que querían más bebida, y eso que el olor a vino ya impregnaba el ambiente. Y se gritaba y se celebraba que esta vez sí, un millar de días después, podías capuzarle una garrafa de vino al vecino sin miedo a un puñetazo como respuesta. 

¿El ambiente? Emoción, muchas ganas pero sobre todo fiesta. Fiesta, fiesta y fiesta. A pesar del covid, a pesar de la inflación, a pesar de todo. Dos años de reclusión hasta llegar a este momento. La euforia desbordaba la plaza. 

El salón de plenos se ha llenado para la subasta de palcos.

Y para los que preferían ahorrarse el agobio, en la plaza de la Catedral el ayuntamiento había instalado pantallas gigantes desde donde podía verse todo bien visto y sin teñirse la ropa con vino. Aunque los VIP que consiguieron estar en la plaza y no mojarse fueron los que ocuparon los balcones. Todos estaban llenos a rebosar y desde ellos se aprovechaba para refrescar el ambiente con mangueras o tirando cubos de agua a los jóvenes que abarrotaban la plaza. 

Previamente, la alcaldesa, Emma Buj, se dejó ver por la plaza, donde se hizo fotos y selfies con decenas de ciudadanos que se acercaron a ella, como si de Isabel Díaz Ayuso se tratara. «¡Viva la alcaldesa de Teruel!», gritaban unas castellonenes que posaron con ella. «¡Teruel existe!», prosiguieron. «¡Qué somos del PP!», respondieron entre risas otros miembros del partido presentes en la plaza. 

Ya el viernes, Buj deseaba que la fiesta vuelva a vivirse en las calles, en las peñas y bailando porque «queremos volver a disfrutarlas como siempre y dejar atrás el tiempo que hemos pasado, que ha sido muy complicado para la inmensa mayoría».

Y es que llegar hasta ayer no ha sido un camino de rosas. El destino ha querido que el momento en el que el covid ha permitido la fiesta, la mala suerte, la imprudencia o lo que fuera tirara abajo la columna del Torico, símbolo de la ciudad y de La Vaquilla. Pero la reposición ha llegado a tiempo. Y este sábado ha sido el centro de todas las miradas. 

Y es que llegado el momento de colocar el pañuelico al Torico, a nadie pareció importarle que el icono que presidía la céntrica plaza a la que da su nombre no sea el original, sino una réplica. O que las imágenes del derrumbe del pasado 19 de junio sobrecogieran a todos los vecinos temiéndose lo peor a solo tres semanas del gran día. Han sido 20 días de frenesí por arreglarla, tanto la figura como la columna que la sostiene. Así como el ánimo de los turolenses. 

Pero más allá de la puesta del pañuelo, Teruel lleva inmersa en un ambiente festivo desde hace diez días, cuando comenzaron las fiestas del Ángel. Una vez la plaza del Torico se vació, la fiesta se trasladó a las carpas de las peñas, si bien a otros les tocó limpiar y recoger todo lo que los demás habían ensuciado. Kilos y kilos de plástico se acumularon en el suelo. 

Hoy domingo los que puedan levantarse de la cama tendrán la oportunidad de ver, aunque sea en diferido, la misa en honor al Santo Ángel Custodio. Por la tarde, a las 17.30, las peñas desfilarán por el viaducto y a las 18.00 horas tendrá lugar la tradicional merienda en la plaza de toros con exhibición de reses bravas y suelta de vacas. 

De madrugada, a las 2.00 horas, habrá toro embolado, también en la plaza de toros, y a las 5.30 comenzarán a ensogarse los astados para trasladarlos a los corrales de la nevera.  

Las cosas no han sido fáciles hasta llegar a este momento. Una pandemia, una guerra en Europa, la subida de los costes de todo... Pero Teruel ya ha demostrado que puede con todo y que había ganas de disfrutar. Pronto le tocará a Huesca para su San Lorenzo. Y ya en octubre llegará el Pilar. Que vivan las fiestas de Aragón. Qué viva La Vaquilla. 

El Vaquillero del Año: «Las fiestas están para hacer feliz a la gente»

Con gran emoción, Adolfo ‘Fito’ Rodríguez se puso la casaca que le reconoce como Vaquillero del Año 2022. «Estoy súper contento, porque por primera vez, otro Vaquillero del Año está conmigo, es un buen amigo y le necesitaba a mi lado», señaló Fito, con un claro reconocimiento a José Martín Marsal, de la peña Los chachos y último vaquillero antes de Fito. «Estoy contento», repitió al verse rodeado de muchos amigos. «La gente igual ha venido porque les doy mucha risa, igual me quieren, no lo sé». Para Fito, este ha sido un momento «muy entrañable», que sirvió ayer como acto de arranque de las fiestas de la Vaquilla, aunque en su caso, dijo, «la arrancamos anoche e igual se me fue un poco de las manos», afirmó con humor, antes de preguntarse: «¿Para qué están las fiestas? Para hacer feliz a la gente». 

Tan emocionada como Fito estaba la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, que tras el nombramiento dijo que «se lo merece como reconocimiento a toda su trayectoria», dijo ante un salón de actos repleto para este homenaje y para la salve y la subasta de palcos. «Vuelve la Vaquilla con todas sus tradiciones, con turolenses y visitantes disfrutando de las calles», zanjó la alcaldesa por la mañana.