El Periódico de Aragón

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El coste de la vida

El precio de la cesta de la compra en Aragón seguirá al alza unos meses

El aumento del coste de las materias primas y la energía no ha repercutido del todo al producto / La UCA pide «castigar las subidas» y dejar de primar la cercanía del establecimiento

Varios ciudadanos compran fruta en un puesto del Mercado Central. | ÁNGEL DE CASTRO

La cesta de la compra es cada vez más cara en Aragón y eso lo sabe todo aquel que cada día visita un pequeño comercio o un mercado. Y sobre todo han subido los precios de los alimentos básicos, la fruta, la carne, el pescado... que todavía pueden encarecerse en los próximos meses. «No es cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío», reconoce Jorge Torres, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Zaragoza. La inflación creció en agosto hasta el 11,1% con respecto a 2021, un aumento que se debe especialmente al precio de la energía que se ve trasladado al resto de productos. Un aumento del precio de la luz que si bien se contiene, esa contención no se ve en la factura debido al pago del tope de gas.

La huelga de transportes, la guerra de Ucrania y el aumento de la materia prima fueron los primeros desencadenantes del aumento de precios de la cesta de la compra. «Al principio se pudo aguantar, si subía un poco se intentó que no repercutiera en el producto», señala Fernando Benito, gerente del Mercado Central. A todo ello se ha sumado el recibo del tope del gas, que ha sido de alrededor de doce mil euros en agosto en el mercado más los once mil de consumo y esto «al final se tiene que derivar en el producto porque es un negocio», señala.

Un panorama similar plantea José Ignacio Domingo, gerente de la Asociación de Industrias agroalimentarias, que añade que además de los precios de la energía y de las materias primas agrarias, también hay que tener en cuenta el aumento de los precios de almacenaje, cartón y latas. «La subida hasta ahora ha sido importante pero la real sería todavía más alta» porque se ha hecho un esfuerzo de contención, explica.

Y es que para el sector ganadero y agroalimentario, por ejemplo, es «complicado» subir los precios porque «hay contratos firmados» y se repercute más tarde, y en ese tiempo «su margen no sube». Por eso se han mantenido durante un tiempo pero la situación cuando se vuelve «insostenible» provoca la subida de precios, que aún no refleja el alza de los costes en origen.

«Nuestra arma es la tarjeta de crédito», dice la UCA, quien culpa a las grandes empresas de distribución

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En esto también inciden desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cuyo representante en Aragón, Alejandro Marín, reconoce que los «productores trataron de contener los precios» mientras han podido.

La inflación no tiene visos de bajar, explica Torres, porque, recuerda, como dijo el presidente del Bundesbank, es «como la pasta de dientes. Una vez que está fuera, difícilmente se puede volver a meter». A esto hay que sumar las peticiones de subidas salariales y ante eso, las empresas aumentan precios antes de que se produzcan por «si tengo que hacer cargo de sobrecostes», señala. El aumento «ha venido para quedarse» porque reconducir «la situación es complicado». ¿Hasta cuando podrá el consumidor soportarlo? «Con el salario medio que hay en España es complicado que haya economías domésticas que puedan llegar a fin de mes y la situación puede ser insostenible», asegura el docente; quien señala que «ojalá pudiera pintar otra realidad pero esto es lo que hay».

Desde la Unión de Consumidores de Aragón, José Ángel Oliván, explica que ese incremento también viene provocado porque «las empresas de distribución han encontrado el momento oportuno» de subir los precios, que es muy fácil, pero «no tanto bajarlos» y si lo hacen lo usan «como efecto llamada». Cree que un efecto positivo de la propuesta de la ministra Yolanda Díaz, de poner un tope a los precios, es que «les ha señalado» y tienen que posicionarse. Les pone en la disyuntiva de decir por qué han subido los precios». «La bajada será muy lenta», reconoce Oliván, quien señala que «no llegaremos a niveles de precios de 2020 ni siquiera de 2019». Y ante eso, considera que hay que «castigar» esa «codicia y la manera de hacerlo es no comprar» en ese establecimiento. Antes de la pandemia, señala, «el precio no era lo más importante, sí la calidad o que estuviera cerca de casa» pero ahora «hay que poner el precio en primera línea». Y concluye: «Nuestra arma está en la tarjeta de crédito».

Esa búsqueda del mejor precio es una de las soluciones propuestas, pero hay más. No se considera que sean las cestas básicas, ya que, por ejemplo, Fernando Benito las califica de «reclamo de márketing», puesto que el Mercado Central, dice «somos más baratos y el cliente así lo tiene que percibir».

Desde el Colegio de Nutricionistas de Aragón, su presidenta Alba Santaliestra, considera que en esas cestas se incluyen muchos alimentos procesados y para buscar ese mejor precio, propone elegir productos de «una categoría inferior» y elegir proteínas de origen vegetal, como las legumbres que tienen un precio menor.

Además, otras medidas pueden ser los impuestos de la energía o se elimine el IVA, señalan desde la OCU o retrasar la entrada en vigor del uso de los plásticos de un solo uso, incide Domingo; pero no el control de precios, que «atenta contra la libertad de mercado y sirve para que los productores eficientes lo sean más y aparezca el mercado negro y por tanto los de menos renta serían los más perjudicados», concluye Torres.

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