El Periódico de Aragón

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LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN ARAGÓN

Pirineo: Cinco masas de hielo se caen de la lista de glaciares

El grosor de la lengua helada de la Maladeta se reduce tres metros en un año

El glaciar de la Maladeta, en la Ribagorza, pierde masa sin parar. CHE

Los glaciares del Pirineo aragonés se derriten casi a ojos vista. Tan deprisa que es posible que, según los expertos, varias de estas masas de hielo, entre cuatro y cinco, hayan desaparecido totalmente de la cordillera este año o en fechas próximas. Este proceso hacia la extinción, fruto del cambio climático, se ha acelerada el pasado verano como consecuencia de las temperaturas anormalmente altas que se registraron y que marcaron un récord histórico por su intensidad y duración. 

La evaporación de los glaciares es general pero en algunos casos sorprende por su rapidez y su carácter radical. Así pasa con el del pico de la Maladeta, cerca de Benasque, que este año ha perdido tres metros de grosor en su parte superior.

«Estos últimos tiempos, las pérdidas que estábamos viendo rondaban un metro o un metro y medio, pero este año las cifras se salen de lo normal», afirma Nacho López Moreno, geógrafo e investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE).

Se trata de un fenómeno, explica, muy difícil de revertir, dado que en los pasados años apenas se han registrado balances positivos. «Por lo general, un año favorable para los glaciares supone que se mantienen estables, mientras que en un año malo se producen pérdidas importantes, sobre todo cuando se juntan, como esta campaña, poca acumulación de nieve y un verano cálido», continúa.

La extensión del glaciar de la Maladeta se reduce año tras año, al igual que su grosor. CHE

Polvo del Sáhara

En particular, 2022 está resultando «el peor año para los glaciares de las últimas décadas», si bien advierte de que todavía faltan dos o tres semanas para disponer de las cifras definitivas. No solo el calor extremo, apunta, ha derretido el hielo de las cumbres, sino que la llegada de polvo sahariano durante el invierno también afectó negativamente a los glaciares al acelerar todavía más la fusión.

Nacho López, que se centra en el estudio del glaciar de Monte Perdido y otras masas de hielo, revela que «a simple vista se nota el terrible efecto del calor del verano». «Ha habido muchísimos colapsos de hielo y la superficie del glaciar se ha reducido de forma notable», asegura.  

A este ritmo, indica el miembro del IPE, en un plazo de dos o tres décadas los glaciares habrán desaparecido «totalmente», salvo en lugares «muy protegidos». «Los glaciares que se ven a simple vista, masas de hielo con grietas y evidencias de movimiento, están prácticamente en sus últimas fases», señala.

Un verano destructor

Y los valores cálidos del año en curso están acelerando esa tendencia. «Unos pocos veranos como este, que se producirán de forma más frecuente dentro del marco de cambio climático, llevarán a la desaparición de todos los glaciares del Pirineo», indica el experto.

Solo una evolución térmica hacia condiciones más frías podría salvar estas masas de hielo, «pero ningún modelo climático actual apunta en esa dirección, sino más bien a todo lo contrario».

«El presente año se va a confirmar la tendencia a la notable disminución de espesores de la masa de hielo que se observaba el pasado año», señalan en la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

El informe de masas del glaciar de Maladeta del año hidrológico 21-22 se publicará la próxima semana con los datos detallados, desde espesores y superficie que abarca al movimiento registrado.

De hecho, la pasada semana, un grupo de expertos ascendió a la cima de la Maladeta para examinar el glaciar con el fin de obtener las mediciones anuales, que ya suman una treintena desde que se llevan a cabo estos trabajos.

Y el resultado de esa visita, una vez cotejados los datos, confirma los peores pronósticos. Continúa la pérdida de masa, como demuestra la disminución de los espesores de hielo en torno a tres metros en la parte superior del glaciar. Además, su extensión total se ha encogido en un 60%.

Glaciar de la Maladeta. CHE

De glaciares a heleros y de heleros a nada

La Confederación recibió en noviembre de 2021 los datos obtenidos en la última campaña de mediciones para obtener el balance de masa y movimiento del hielo en el glaciar de la Maladeta, con el que se cumplían 30 años de observación de las variaciones. En este periodo se ha constatado una disminución de la superficie desde las 50 hectáreas de 1991 a las 20 actuales.

El balance de masa indicaba en el 2021 una pérdida en ese ejercicio de 212 milímetros de agua equivalente. Si se analizan los espesores de hielo, la masa glaciar se había reducido 24 centímetros en espesor medio, llegando a casi tres metros en la parte alta del glaciar.

Grieta en el glaciar de la Maladeta. CHE

El glaciar de la Maladeta no es una excepción dentro del proceso de progresiva desaparición de estas masas de hielo en el Pirineo, que alberga los pocos que todavía siguen activos en la península Ibérica. Tomando como referencia las mediciones efectuadas en los años 80 sobre la evolución de los glaciares se observa que algunos de ello «han evolucionado claramente hacia la pérdida de masa, pasando de la categoría de glaciares a heleros, y muchos de ellos han desaparecido», según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. 

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