La neuralgia del trigémino es un trastorno del nervio del mismo nombre que causa un dolor intenso, agudo, de carácter punzante en una mitad de la cara. En muchos casos, el tratamiento médico, a base de fármacos, suele ser suficiente para solventarlo. Pero en otras ocasiones ese dolor atroz y repentino debe ser tratado en quirófano. Hace unos días, los neurocirujanos del hospital Miguel Servet de Zaragoza han utilizado la neuronavegación para paliar el dolor facial provocado por esta patología. Fue un caso insólito porque el paciente, según fuentes del centro, se resistía a los procedimientos convencionales.

“Se intentó en quirófano mediante la técnica habitual, pero no se pudo acceder a la zona a tratar. El paciente tenía un intenso dolor y valoramos una segunda opción: intervenirlo con el escáner intraoperatorio y neuronavegación, y ha funcionado”, explica Luis González, jefe de servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Miguel Servet, con una gran experiencia en estos casos.

La incidencia de neuralgia del trigémino es relativamente baja, con 4 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que se estima que en Aragón pueden diagnosticarse más de 50 casos al año. “En un 90% de los casos el dolor se controla con medicación, pero el resto necesita algún tipo de cirugía”, explica Jorge Díaz, también neurocirujano del Servet. “Con la intervención que hicimos, la termocoagulación por radiofrecuencia, el alivio del dolor es inmediato aproximadamente en un 60% de los casos”, indica Díaz, que también intervino en la citada operación.

Los procedimientos más habituales

La opción terapéutica para estos pacientes se elige de forma individualizada según las características de cada persona. Los tres procedimientos quirúrgicos más habituales son la microdescompresión vascular (cirugía intracraneal en la que se descomprime la potencial irritación del nervio por una estructura vascular próxima); radiocirugía (técnica específica de Radioterapia) y la termocoagulación del nervio.

Esta última consiste en erradicar el dolor mediante la "coagulación" del nervio trigémino, con la aplicación de calor sobre el ganglio Gasser. Para lograrlo, los neurocirujanos deben introducir una aguja a través de la mejilla y acceder al ganglio Gasser por un único acceso muy pequeño que se denomina el agujero oval. Para ello, se sirven de control radiológico intraoperatorio que les ayuda a guiarse.

En el caso del paciente recién operado, no fue posible llevar a cabo esa coagulación porque había una gran dificultad de acceso al agujero oval. Así, los neurocirujanos optaron por utilizar la tecnología más puntera que hay en el hospital: el escáner intraoperatorio O-arm de Medtronic, en esta ocasión con la utilización de un electrodo específico conectado a un generador de rizotomía (termocoagulación).

El electrodo que debe anular el dolor alcanza su diana con una certeza quirúrgica total. El paciente fue tratado el martes 15 de noviembre en quirófano y al día siguiente se pudo ir a su casa y seguir su vida normal.

En este tipo de intervenciones se realiza un trabajo conjunto de los profesionales de Neurocirugía, Anestesia, Ingeniería Biomédica, Enfermería de quirófano y técnicos de Radiología, que permite el aprovechamiento de una tecnología de última generación que abre el abanico a nuevas posibilidades quirúrgicas.