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PATRIMONIO CULTURAL

La Unesco declara el transporte fluvial de la madera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, reivindicado por Aragón

El Gobierno de Aragón ya lo incluyó en su catálogo de Bienes de Interés Cultural Inmaterial en 2013

La Unesco declara el transporte fluvial de la madera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, reivindicado por AragónEL PERIÓDICO

Si el Gobierno de Aragón declaraba en 2013 el transporte fluvial de la madera en Aragón como Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC), este jueves ha sido un órgano internacional, la Unesco, la que ha dado el visto bueno para que esta práctica, a nivel global, goce del máximo reconocimiento en este ámbito: Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Una decisión que ha celebrado la DGA, con el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, a la cabeza, en el encuentro celebrado este mismo día con el resto de asociaciones que han participado en la candidatura internacional, entre las que destacan miembros de varias comunidades españolas -Navarra, Cataluña, Castilla la Mancha y Valencia- y de países como Austria, República Checa, Alemania, Letonia y Polonia.

En la reunión también han estado presentes la Asociación de Nabateros de Sobrarbe, la Asociación de Nabateros de la Val d´Hecho, la Asociación de Nabateros da Galliguera y Severino Pallaruelo.

Para tomar esta decisión, la Unesco ha tenido en cuenta que la tradición del transporte fluvial de la madera hace referencia al conocimiento y las habilidades relacionadas con la construcción de navatas, transporte de troncos y conocimiento de la naturaleza. Además, ha considerado la función social del transporte fluvial de esta materia prima, que reside en la cooperación y la cohesión social, ayudando a reforzar el sentido de comunidad y realzar la importancia del trabajo en equipo. Asimismo, esta costumbre se basa, según ha reconocido la Unesco, en la relación entre las personas y la naturaleza, poniendo de manifiesto la importancia de la madera y su desarrollo sostenible.

En el ámbito local, la UNESCO sostiene que la declaración de la candidatura supondrá un mayor conocimiento de estas técnicas y la reafirmación de que la herencia cultural intangible está estrechamente ligada a un uso sostenible de los recursos naturales.

La tradición en Aragón

Aragón ya incluyó esta práctica en su catálogo de BIC hace 9 años. Los motivos obedecieron a motivos relacionados con la tradición. La cultura de la madera generó históricamente, y transmitió de generación en generación, un patrimonio inmaterial referido a actividades, oficios, utensilios, herramientas y, especialmente, una manera propia de vivir, que implicaba a las poblaciones dedicadas a la explotación, transporte y manufactura de la madera.

La necesidad de aprovisionamiento de esta materia prima, imprescindible para la construcción de inmuebles y la construcción de las flotas reales en los astilleros, hizo necesario el desarrollo de un sistema de transporte desde los lugares de obtención hasta los centros de comercio y manufactura que la disponibilidad de vías fluviales facilitaba en gran manera.

Los troncos cortados en la montaña se lanzaban por los ríos hasta desembocar en el principal, allí se ataban y formaba lo que se denomina navata o nabata, rais en Cataluña o almadía en Navarra y Castilla principalmente.

En Aragón han sido los ríos pirenaicos los cauces por donde discurrían las rutas navateras o almadieras por donde bajaban los troncos aprovechando el deshielo en la primavera y formando las navatas al llegar al río Ebro. En la comunidad tres han sido estas rutas: la ruta del río Aragón desde Ansó (río Veral) y Hecho (río Aragón Subordán); la ruta del río Gállego, formándose las navatas en Murillo y Santolaria; y la ruta del río Cinca desde Laspuña o Escalona, para entrar en el Ebro hasta Tortosa.

Las últimas navatas llegaron a Tortosa en 1949. Décadas después, en 1983 la Asociación de Navateros de Sobrarbe tomo la iniciativa de recuperar la actividad y organizo una celebración donde se construyó una navata que descendió entre Laspuña y Aínsa, en Sobrarbe. Pronto se unieron más iniciativas en Hecho y la Galliguera. Desde entonces se han seguido celebrando anualmente estos descensos iniciando una tradición de gran aceptación popular.

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