CAMBIO DE HÁBITOS

¿Efectivo, tarjeta o móvil? Este es el pago que se impone en la hostelería de Zaragoza

"La pandemia ha logrado un aprendizaje en la digitalización que habría costado años"

Una clienta paga su cuenta con el teléfono móvil.

Una clienta paga su cuenta con el teléfono móvil. / Andreea Vornicu

David López

David López

Son nuevos tiempos en la hostelería y en la mayor parte del tejido empresarial, sobre todo en lo que se refiere a digitalización y nuevas tecnologías aplicadas al día a día de su actividad.

La pandemia del coronavirus supuso para todos los establecimientos un curso acelerado de adaptación que ha logrado en tiempo récord lo que en otras circunstancias habría costado muchos años conseguir. Ahora bien, una vez que ha pasado la pandemia, ha dejado hábitos distintos en los propietarios de negocios y en la clientela que son ya imposibles de cambiar. El más llamativo es, sin duda, el pago con tarjeta o con el móvil.

El covid propició una serie de medidas encaminadas a evitar el contacto o la exposición con productos que pudieran estar contaminados por el virus y ahora se ha visto que es más cómodo usar esos dispositivos que el dinero en metálico. Por eso desde el sector aseguran que en Zaragoza «el 65% o 70% ya pagan solo con tarjeta o el móvil». Es decir, dos de cada tres clientes, y solo un tercio con monedas y billetes.

Pago con el móvil en una terraza de la plaza España

Pago con el móvil en una terraza de la plaza España / Andreea Vornicu

Una de las consecuencias positivas para los establecimientos es el amplio abanico de modalidades de servicios que se les ofrecen también a ellos para que el coste sea mínimo de cada operación a cambio de un ingreso directo en cuenta. Y da lo mismo que sea para pagar una comida familiar que un simple café. Ya es raro no poder pagarlo con tarjeta o por Bizum, antes lo era que dejaran hacerlo si no superaba una cuantía mínima.

El miedo a las reseñas falsas

En el otro lado de la balanza, para estos establecimientos, el aspecto negativo que más se ha notado es la práctica desaparición de la tradicional propina. En España está ya en peligro de extinción, porque no existe tampoco la tradición de otros países, como en Estados Unidos, de incluirlo en el tíquet como el que cobra un servicio adicional.

En España parece haberse asumido que la mejor propina ahora es una buena reseña en internet. Si el sentido de la propina es mostrar la satisfacción por el servicio recibido, ¿qué mejor pago que una publicidad gratuita en redes sociales o en los buscadores habituales de internet? Muchos clientes se guían por esos comentarios que se han convertido, por otra parte, en la mejor herramienta para dar a conocer la oferta del sector. La capacidad de penetración entre el público es tan importante que sin ser imprescindibles las redes, quien no está en ellas tiene un problema para competir.

La contrapartida es una exigencia real de pelear por una buena reseña o al menos de evitar una mala, pero también el «miedo a las reseñas falsas» y comentarios «que no son reales, hechos por personas que ni siquiera han estado en el local y que pueden hundir un negocio». Eso también forma parte de una dinámica sin filtros y que sigue mucha gente a la hora de elegir.