Fiestas de San Atilano

Tomates, vino, alegría y mucho fresco... ¡viva el Cipotegato!

La protagonista del día, Raquel Azagra, finaliza el recorrido en tan solo 20 minutos

"Ha sido increíble, había muchísima gente", aseguró la joven tras la carrera

Judit Macarro

Judit Macarro

El día más esperado del año para los turiasonenses llegó al fin. A las once de la mañana la plaza España de Tarazona comenzaba a llenarse de jóvenes y mayores cargados con una bolsa de tomates bajo el brazo. Dentro del ayuntamiento, la protagonista de las fiestas en honor a San Atilano se vestía con el traje tradicional verde, rojo y amarillo lista ya para echar a correr por la ciudad. "Estoy muy emocionada", mencionaba la joven afortunada de ser el Cipotegato este año. "Me han dicho que lo disfrute mucho", añadía.

Conforme se acercaba la hora de su salida, la plaza se iba llenando (con cuentagotas) de blanco y azul. "Este año parece que hay menos gente, ¿verdad?", le dijo una mujer a otra en uno de los balcones del ayuntamiento. Ante el pesimismo de su acompañante, la amiga le contestó: "Mujer, ¡queda media hora aún!".

El olor del tomate, poco a poco, iba impregnando el ambiente junto con los nervios en aumento de los presentes por la espera. Ante tal aroma, así como lo hacía la alegría de la ciudad, el hambre de algunos se despertó, "¡como entraba ahora una tostadica con jamón!", mencionó uno de los congregados en el consistorio.

Con el reloj a punto de llegar a las 12.00 y la plaza ya abarrotada, los peñistas comenzaron a unir sus brazos para hacerle camino al Cipotegato a punto de salir. Emocionados, los turiasonenses cantaban "lololo" y el habitual "Cipote, Cipote", haciéndole frente al soplar del viento. El día parecía no acompañar, con el mercurio a menos de 20 grados, pero los ánimos de los ciudadanos, que saltaban frente al ayuntamiento, no decayeron.

La cuenta atrás se acabó y la heroína de las fiestas salió disparada del ayuntamiento bajo una lluvia de tomates. Durante su recorrido de un kilómetro por la calles y plazas de Tarazona, la joven cipotegata volaba esquivando los ataques de los ciudadanos que la seguían muy de cerca. Mientras tanto, la fiesta en la plaza España continuó hasta el regreso de la protagonista.

Espectaculares imágenes aéreas del Cipotegato en Tarazona

Guardia Civil

Tan solo veinte minutos después, el Cipotegato se dejaba ver por la derecha (desde la calle Marrodán). Alzada por los aires, la enmascarada llegaba hasta la estatua, que no tardó en escalar y coronar.

Muy emocionada, la protagonista se tapaba con las manos la cara y le lanzaba besos a sus vecinos. Rodeada por los gritos y la emoción del ambiente la joven levantó el pañuelico azul de Tarazona desatando la alegría de toda la plaza. Completada la tradición, tocó volver puertas para dentro del ayuntamiento, donde la corredora fue recibida por sus familiares y los cipotegatos de años anteriores. "Enhorabuena, cariño", le felicitó con orgullo uno de sus allegados.

Finalizada ya la carrera, la heroína de las fiestas revelaba su identidad en el ayuntamiento: Raquel Azagra, la cuarta mujer que viste de Cipotegato en Tarazona. "Ha sido increíble, había muchísima gente, sino hubiera sido por los que me acompañaban, no hubiera llegado", aseguraba la joven de 29 años. Porque, a pesar de casi ahogarse "en el momento de subir a la estatua", con los ojos llenos de emoción explicó que "ver las caras de felicidad de todo el mundo cantando y gritando, es un momento irrepetible".

Fuera, la calle quedó teñida de rojo y los ciudadanos, llenos hasta arriba de vino y tomate, continuaron el jolgorio detrás de las charangas de las peñas. "Es el mejor día del año, la noche de antes no puedes dormir de los nervios", aseguraban dos jóvenes que disfrutaban junto a sus amigos las fiestas de su ciudad.

Aún con toda la semana por delante, los ciudadanos cogen fuerza para aguantar y vivir todo el programa de fiestas de este año. Un evento donde "todos pueden encontrar su espacio y disfrutar de estos festejos llenos de historia y arraigo", manifestó el concejal de Festejos, José Antonio Docando.