ANIVERSARIO DE LA UNIFICACIÓN DE LOS JUZGADOS

Las anécdotas que dejan diez años de la Ciudad de la Justicia: de Agapito Iglesias a brotes de covid

Las instalaciones de la capital aragonesa ya han vivido situaciones de todo tipo desde su inauguración

Agapito Iglesias o Mariví Pinilla, algunas de las caras más conocidas

Aficionados del Real Zaragoza, protestando contra Agapito Iglesias a las puertas del complejo.

Aficionados del Real Zaragoza, protestando contra Agapito Iglesias a las puertas del complejo. / EL PERIÓDICO

Llegó antes el primer juicio en la Ciudad de la Justicia (28 de mayo de 2013) que la última vista oral celebrada en los antiguos juzgados de la plaza del Pilar un 28 de octubre de 2013. Contaban las crónicas de la prensa diaria aragonesa que los últimos inquilinos dejaban ese «lugar emblemático» para encontrar acomodo al otro lado del Ebro y lo hacían con «un poquito de nostalgia» por tantos momentos que afloraban en la despedida. A la llegada de estos tripulantes, el nuevo complejo ya había quedado sumido en la más absoluta normalidad en materia de tribunales con acusados, togas, drogas o corrupción como protagonistas del frenesí diario al que queda sometida la Justicia.

Tanto es así que, diez años después, las instalaciones ya han forjado su propio anecdotario que tanto lamentaban perder los juristas al abandonar los antiguos juzgados. La Ciudad de la Justicia ha recibido visitas reivindicativas, como aquellas protagonizadas por aficionados del Real Zaragoza para manifestarse contra el que fuera propietario del club, Agapito Iglesias. Primero, durante el proceso de instrucción por el caso Plaza –«¡llévate mantas a Zuera!» o –«¡qué poquito te queda!», le gritaban indignados– y luego durante la celebración de un juicio que debería haber albergado la sede de la Audiencia Provincial de Zaragoza. El recinto de Ranillas suplió las carencias de la nueva sede, inaugurada en 2012, cuyas salas de vistas no podían sentar ni a la mitad de los acusados en el banquillo.

A la altura de Agapito se sitúa la exalcaldesa de La Muela, Mariví Pinilla, envuelta y condenada por la mayor trama de corrupción declarada en Aragón con la llamada Operación Molinos. Quien situara a su pueblo en el mapa a golpe de blanqueo de capitales y corrupción urbanística entre finales de los 90 y principios de los 2000 ha copado grandes capítulos en la historia de la Ciudad de la Justicia. Incluso esperaba el inicio las vistas leyendo libros de perros y sonriendo a las cámaras.

Corrupción 8 Mariví Pinilla, en los pasillos de la Ciudad de la Justicia. | EL PERIÓDICO

Corrupción 8 Mariví Pinilla, en los pasillos de la Ciudad de la Justicia. | EL PERIÓDICO / a. t. b.

Otras figuras políticas de menor calado también han frecuentado los pasillos de la Ciudad de la Justicia. Eloy Valero, concejal de Novallas, lo hizo en septiembre de 2022 por llamar «cucarachas sin patas» a Pablo Echenique e ir un paso más allá con Pablo Iglesias –«a ti lo mejor es pegarte un palizón y dejarte vegetal de por vida porque pegarte dos tiros es muy rápido, pedazo de mierda», refirió– a través de su cuenta de Facebook; Ignacio Magaña, concejal de Zaragoza, por circular sin puntos en el carnet de conducir y, recientemente, José Antonio Lahuerta, concejal de Utebo, por robar lubricante de una farmacia.

Entre corrupción y demás causas que no invitaban a celebrar también ha habido tiempo para que los inquilinos de este recinto festejaran cumpleaños o jubilaciones. Una de las más recordadas juntó a 14 trabajadores en el Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza y finalizó con un brote de coronavirus. También el covid dejó su huella al convertir agosto de 2020 en el primer verano con los juzgados hábiles.

Otros imprevistos

Precisamente, los infortunios y las curiosidades han contribuido a forjar el anecdotario de la Ciudad de la Justicia. Hace un año, estos mismos trabajadores tuvieron que comprar calefactores eléctricos «hartos de pasar frío» con temperaturas que no superaban los 17 grados ni en los despachos ni en las salas. Unos imprevistos que también se han desencadenado durante la celebración de los juicios, tal y como sucedió el pasado 9 de mayo cuando un acusado se abalanzó sobre la jueza del Juzgado de lo Penal número 9 y agredió al policía nacional que le custodiaba.

Otros agentes han aprovechado sus citaciones en los juzgados para detener a quienes comparecían en calidad de acusados. Así sucedió el mes pasado cuando tres efectivos del Grupo de Hurtos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se llevaban a la comisaría a una de las hermanas Carbonell, conocida por desvalijar a ancianos en la capital aragonesa.