ARCAS PÚBLICAS

Cuando el Gobierno de Aragón es el heredero: 13 millones desde 2021

El Ejecutivo aragonés recibió 615.600 euros en 2023 de aragoneses sin testamento ni descendencia

La comunidad autónoma debe destinar estos fondos a políticas sociales y frente a la exclusión social

La fachada de la residencia de mayores Elías Martínez, en el zaragozano barrio de Torrero, se financió con una de las herencias más cuantiosas recibidas.

La fachada de la residencia de mayores Elías Martínez, en el zaragozano barrio de Torrero, se financió con una de las herencias más cuantiosas recibidas. / Jaime Galindo

No es lo más habitual, pero ocurre de vez en cuando. Cuando la vida de una persona acaba sin que haya redactado un testamento y sin familiares cercanos que puedan recibir su herencia, es el Gobierno de Aragón el que es depositario del legado de toda una vida que, además, por el Derecho Foral Aragonés, debe destinarse siempre a políticas sociales y contra la exclusión social. De este modo, el fruto del trabajo y las rentas de toda una vida acaban repercutiendo en el beneficio de quienes más lo necesitan en la comunidad. No es la partida más importante del presupuesto de Aragón, pero año tras año las arcas autonómicas reciben ingresos –más o menos cuantiosos– en forma de fondos, inmuebles u objetos que debe gestionar de la manera más eficiente posible.

Desde 2001 y hasta 2022, las cuantías recibidas por este concepto sumaron más de 13 millones de euros. Pero pocos años antes la DGA registró la mayor herencia de su historia, valorada nada menos que en 15 millones de euros (casi 2.500 millones de las antiguas pesetas).

Sin testamento

Las llamadas herencias intestadas hacen referencia a cuando una persona fallece sin haber realizado su testamento. En estos casos, las personas llamadas a heredar los bienes que deja la persona fallecida son los «herederos legales», es decir, los sucesores que determina la ley. En el caso de que el fallecido tuviera la vecindad civil aragonesa se aplica el Código de Derecho Foral de Aragón, que dispone que, en ausencia de herederos legales, es la comunidad autónoma de Aragón quien recibe su legado.

Esto sucede, únicamente, cuando el fallecido no tenía ni cónyuge ni parientes cercanos, hasta el cuarto grado, esto es, primos hermanos y tíos abuelos. Fuentes del Departamento de Hacienda del Gobierno de Aragón explicaron que, cuando esto sucede, la comunidad tiene la obligación de destinar los bienes heredados a establecimientos de asistencia social de Aragón, con preferencia a los del último domicilio de la persona fallecida.

El Ejecutivo aragonés puede recibir desde dinero en efectivo hasta viviendas, fincas, depósitos en bancos, acciones, joyas u objetos. De forma general, señalaron fuentes de Hacienda, el Gobierno aragonés realiza una subasta pública para vender los bienes. Con las cantidades resultantes, junto al dinero heredado, las cuantías se reparten por parte de la Junta de Herencias, previa convocatoria en el Boletín Oficial de Aragón a la que pueden presentar proyectos entidades sociales.

Contra el covid

Con estos fondos, el Gobierno de Aragón financia proyectos de asistencia social directa a personas en riesgo de exclusión social, pobreza, enfermedad, con problemas de autonomía personal o con discapacidad. Pero también se han utilizado para otros fines, como durante la pandemia. Según confirmaron fuentes del Ejecutivo aragonés, en los repartos de los años 2021 y 2022, parte de los fondos heredados sirvieron para financiar gastos derivados de la crisis sanitaria del covid.

El año pasado se repartieron 615.600 euros procedentes de ocho donantes, y quedaron repartidos entre unas 40 entidades sociales en Aragón. Pero desde 2001 hasta 2022, la Junta Distribuidora de Herencias ha repartido 13.345.338,39 euros, con los que se han podido financiar 541 proyectos de 219 entidades sociales diferentes.

Con todo, esta cuantía no alcanza a la mayor herencia ingresada por las arcas autonómicas, que se registró en el año 1999. La dejó Elías Alfredo Martínez Santiago, que dejó un legado por valor superior a los 15 millones de euros, entonces, casi 2.500 millones de pesetas. Con estos fondos se financió la construcción de dos residencias, una en Zaragoza en el barrio de Torrero-La Paz, que lleva su nombre, y otra en Utebo. Una pequeña muestra del bien común que legaron quienes no dejaron herederos. 

Vuelve la normalidad a los testamentos

El Colegio Notarial de Aragón ha constatado que la realización de testamentos en la comunidad «ha vuelto a la normalidad» después de la pandemia del coronavirus. Así lo explicó ayer su decano, Dámaso Cruz, que recordó que «hace dos años, la gente sentía más la cercanía de la muerte por el impacto de la pandemia, lo que trastocó la habitual realización de testamentos en Aragón».

Entonces, los notarios aragoneses detectaron un incremento de los testamentos ológrafos, esto es, escritos a mano, en casa. Ahora, con la pandemia lejos y con un menor temor a la cercanía de la muerte, el volumen de testamentos escritos a mano «vuelve a ser muy escaso», explica Cruz. De hecho, muchos de quienes durante la pandemia firmaron su testamento mano, en este tiempo lo han hecho en una notaría, «para evitar los riesgos de que se pierdan y garantizarse por apenas 50 euros cualquier problema».

Además, desde el pasado 9 de noviembre, un cambio legislativo permite que, si llega una nueva pandemia, se podrán firmar testamentos por videoconferencia. Por otro lado, también ha vuelto a la normalidad la edad y las circunstancias en las que los aragoneses deciden dejar su legado. «La gente se plantea hacer un testamento en determinados momentos; al cumplir una determinada edad, tras el fallecimiento de los padres o en un proceso de separación conyugal», añadió el decano.

Desde el Colegio Notarial de Aragón reconocieron que «no ocurre muy a menudo» que las herencias de los aragoneses pasen a las arcas autonómicas al no haber descendientes de cuarto grado.

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