CONVOCATORIAS DE ENERO

‘Sprint’ final en las bibliotecas de Zaragoza para aprobar los exámenes

Los estudiantes reclaman un horario más flexible para las zonas de estudio en la universidad

Estudiantes universitarios en la sala de estudio de Economía.

Estudiantes universitarios en la sala de estudio de Economía. / Andreea Vornicu

Judit Macarro

Judit Macarro

Los estudiantes de la Universidad de Zaragoza cogen fuerza y se preparan para la batalla contra una de sus mayores pesadillas: los exámenes de enero, que este año dieron el pistoletazo de salida el 19 de noviembre. La prueba de que es enero de exámenes en las facultades se ve a simple vista: las bibliotecas y las salas de estudios están llenas. «En principio hay sitio de sobra para todos solo si no es fin de semana, porque muchos espacios universitarios cierran y ahí es cuando empieza la guerra de los sitios», explica Jorge Fernández, estudiante de 20 años que cursa ADE en inglés en la universidad.

El eterno juego de las sillas en las bibliotecas es un problema que viene de lejos y poco tiene que ver con el adelanto del calendario universitario. «Hay muchos alumnos que son muy pillos y reservan sitio para todos sus amigos. Algunos, con más cara que otros, se atreven a dejar un solo folio para guardar el sitio», añade Fernández. Elegir el momento perfecto para encontrar una silla en la biblioteca es algo que Ingrid Monreal, estudiante de Periodismo, tiene controlado. «La cosa es ir o muy pronto por la mañana o al medio día, aprovechando que la gente se va a comer y la biblioteca se queda vacía», afirma.

Las quejas hacia el número de espacios de estudio y su limitado horario de apertura es algo tradicional cuando llega el mes de exámenes. «Muchas cierran a las nueve de la noche, son pocas horas. Además, llega el sábado y, aunque vengas a las ocho de la mañana, tienes una fila de estudiantes que da la vuelta a la esquina de la calle», explica Aitana Lasheras, alumna de Márketing en la Universidad de Zaragoza.

Ambos universitarios añaden que «en Navidad la biblioteca de la Facultad de Economía muchos días solo ha abierto una planta y no entendemos el porqué», reclaman. Desde la universidad aclaran que el motivo de la apertura dispar entre las plantas tiene que ver con que «todo el piso inferior de la biblioteca son salas de estudio, por eso tienen un horario diferente».

Otro de los quebraderos estudiantiles se debe a los cambios del calendario en el periodo de evaluación, que este año se ha adelantado un total de tres semanas. Alicia Tabuén se encuentra a pocos minutos de empezar el que será su primer examen y asegura que ha ido «muy justa» a la hora de estudiar. «Con las Navidades de por medio no me ha dado tiempo a llegar a todas las asignaturas», lamenta, recogiendo sus apuntes de Administración de Empresas. Añade que el pasado lunes fue su primera convocatoria, pero decidió no ir «porque no pude estudiarla casi nada».

El tiempo le ha jugado una mala pasada a la planificación de las asignaturas este curso , «y eso lo hemos sufrido los alumnos» asegura Lucía Ruesca, estudiante del grado de Periodismo, quien junto con su compañera de clase Ixeya Marín se toman un descanso a las puertas de la biblioteca María Moliner. «Sobre todo se ha notado en las fechas de entregas y en los exámenes, porque hemos tenido mucha presión ya que muchos nos coincidían», señala Ixeya. «Básicamente ha sido todo un caos», concuerda Lucía.

Esta presión lectiva la han notado también otros alumnos, como Jorge y Aitana. «La semana que viene tenemos cuatro exámenes, uno detrás de otro. Algo que, en comparación con el año pasado, estaban mucho más repartidos», apunta el joven. A pesar de la aglomeración de trabajo a lo largo del cuatrimestre, la mayoría de los estudiantes coinciden en que este nuevo calendario tiene una gran ventaja: la eliminación de los exámenes de recuperación en septiembre. «Es mucho mejor hacerlos antes de irte de vacaciones que después cuando ya te has olvidado de todo el temario», opina Aitana. 

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