LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS

El marzo más lluvioso del siglo en el Pirineo obliga a maniobrar en las presas de la cuenca del Ebro

El fuerte temporal elevó el caudal de los afluentes altoaragoneses del Ebro y la confederación hidrográfica optó por laminar las crecidas abriendo las principales presas de la margen izquierda, algo que califican de rutinario, tras dos años de sequía

Desembalse de agua en el pantano de Yesa, uno de los más importantes de la cuenca y sobre el que se proyecta un recrecimiento que lo convertiría en un embalse hiperanual.

Desembalse de agua en el pantano de Yesa, uno de los más importantes de la cuenca y sobre el que se proyecta un recrecimiento que lo convertiría en un embalse hiperanual. / CHE

Vive el Pirineo aragonés y navarro un inicio de primavera especialmente húmedo con récord de lluvias para un mes de marzo en varias estaciones pluviométricas de las cuencas del Ara (en Boltaña registra un acumulado mensual de 229 litros por metro cuadrado [l/m2 ], la mayor en la que va siglo, según Sistema Automático de Información Hidrológica), el Ésera (en la estación pluviométrica de Campo anotó 210), el Aragón (se quedó cerca del récord en Canfranc con 260 l/m2), el Gállego y el Cinca. Los episodios tormentosos del último mes se suman al tren de borrascas que llenó los principales embalses de la margen izquierda del Ebro en Aragón durante el invierno después de dos años de sequía, por lo que tuvieron que asumir la última crecida desde el 24 de febrero cuando los principales pantanos estaban por encima del 90% de su capacidad. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se vio obligada a desembalsar agua de manera preventiva en la cadena de afluentes del Ebro. Por eso abrió compuertas en Itoiz, que lamina las aguas del Irati, en Navarra, y también en Yesa (controla el río Aragón), El Grado (gestoina el río Cinca), Mansilla (río Najerilla) y, además, en el sistema Mequinenza-Ribarroja-Flix en el bajo Ebro.

Conforme se conocían las previsiones sobre la borrasca 'Nelson', que protagonizó el evento lluvioso de Semana Santa, en la confederación se remangaron y comenzaron a estudiar la apertura de presas en base a los modelos que contemplan las crecidas. Dichos mapas, que permiten estimar los caudales que circularán por la red fluvial durante los próximos tres días, «se van adaptando o incluso cambiando a medida que se producen las lluvias, ya que no existe un plazo fijo e inamovible para comenzar a desembalsar y depende de muchas variables, como la época del año, la reserva nival o la reserva hidráulica existente», apuntan fuentes de la CHE a este diario. 

La cantidad a desembalsar depende principalmente de las aportaciones que recibe o que puede recibir un embalse.Por ejemplo, en la avenida del Ebro de finales de febrero, los embalses de Yesa e Itoiz laminaron al aliviar un caudal entre 200 y 300 metros cúbicos por segundo (m3/s) cada uno. En el Ebro, a su paso por Castejón circularon menos de 2.000 m3/s y a su paso por Zaragoza, 1.630 m3/s. Así, la avenida pasó con carácter casi ordinario en Aragón.

Una práctica con "trayectoria"

Es una práctica «que tiene ya mucha trayectoria y está muy protocolarizada, pero que lógicamente tienen que realizar los profesionales» que la confederación tiene en plantilla, asignada a cada una de las infraestructuras hidráulicas.

Desde la CHE insisten en distinguir entre la programación de volúmenes –las previsiones semestrales que aprueba el pleno de la comisión de desembalse– y las actuaciones preventivas, que se deciden normalmente por el personal técnico de los servicios de explotación o en situaciones de mayor riesgo. 

Este último ha sido el caso de la crecida de febrero y marzo de este año y de la última semana, en elque incluso se actuó en los embalses aguas arriba (El Grado y Barasona, para el río Esera), lo que permitió laminar la avenida en la confluencia de Huesca y Lérida. Durante la noche del Viernes Santo se registraron en Espierba 193 l/m2, mientras que en el valle de Pineta cayeron 184, en Panticosa, 125, y en varias estaciones del Pirineo se superaron los 100 milímetros. Las lluvias dispararon el caudal de ríos como el Gállego, lo que provocó afecciones en el tramo bajo, desde Zuera a Peñaflor, donde fueron desalojadas 25 familias. Las alertas de Protección Civil quedaron desactivadas ayer por la tarde tras el pico de la crecida del Gállego, que se quedó en 362,77 m3/s a su paso por Zaragoza y no provocó afecciones. 

Aunque no hay nuevos episodios borrascosos a la vista, el temporal Nelson ha vuelto a cubrir de nieve el Pirineo tras un mes en el que la reserva nival se quedó a la mitad por las altas temperaturas. La previsión contempla que se rozarán los mil hectómetros cúbicos, que con el deshielo deberán ser gestionados por unos embalses que hoy están casi llenos. Ayer, Mediano y el Grado estaban al 99%, Yesa, al 94% y Mequinenza, al 92%. 

Desde la CHE aseguran que se evalúa «de manera continua». «Ahora, en primavera, es la época de mantener un equilibrio entre los resguardos por laminación y niveles óptimos para afrontar la campaña y atender con garantía las demandas de los diferentes usos. Por eso la vigilancia es constante y la gestión adaptativa a las circunstancias de cada momento», explican desde el órgano de gestión de la cuenca.

Suscríbete para seguir leyendo