POLÍTICA FISCAL

Inteligencia Artificial y Hacienda: El ojo que todo fraude ve

La IA ya ha llegado a algunas herramientas de la Administración pública y el Gobierno de Aragón es pionero en la lucha contra el fraude con una iniciativa propia. El instituto tecnológico de la comunidad encabeza un proyecto con el que dar caza a los que intentan librarse de Hacienda.

Rafael del Hoyo y Rosa Montañés encabezan los proyectos de inteligencia artificial en el ITA.

Rafael del Hoyo y Rosa Montañés encabezan los proyectos de inteligencia artificial en el ITA. / GOBIERNO DE ARAGÓN

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Ante la inteligencia artificial, solo hay dos opciones: acogerla e incorporarla a la rutina o enfrentarse en una guerra que seguro, al tiempo, se perderá. Por la primera opción se decantó el Gobierno de Aragón hace meses, incorporando la IA a varias tareas en todos sus departamentos, a través del Instituto Tecnológico de Aragón (ITA). El primer resultado de valor ha llegado en la Consejería de Hacienda y Función Pública, con una herramienta propia preparada para detectar el fraude fiscal.

Que el sprint se iniciase hace unos meses no quiere decir que el trabajo no sea cosa de años. Rafael del Hoyo, responsable técnico de Inteligencia Artificial en el ITA, cuenta que su equipo lleva «más de dos años trabajando con la DGA para impulsar tecnologías relacionadas con la IA». El funcionamiento es sencillo: «Desde el Gobierno de Aragón nos lanzaron unas ideas y nosotros vemos cómo construirlas».

El resultado en Hacienda es una herramienta capaz de detectar el fraude fiscal en escrituras, herencias, donaciones y demás intercambios patrimoniales. «Nos pidieron detectar este tipo de delitos fiscales a través de las incongruencias que se pueden producir en las escrituras», detalla Del Hoyo, que cuenta que desde el departamento de Roberto Bermúdez de Castro «se decían las reglas y los casos que los tributos debían cumplirse, pero nos dimos cuenta de que era mejor enseñarles ejemplos a la IA para desarrollar patrones e identificar lo que no estaba bien en los documentos».

La iniciativa lanzada por Del Hoyo y su equipo tiene en sus registros «más de 400.000 escrituras, leídas una a una y en las que ya ha buscado las palabras que se repiten, detectando los fallos», detalla. Es decir, la herramienta combina «lo mejor de la inteligencia artificial con el big data, de ahí el que tenga tantos registros».

Desde el Instituto Tecnológico de Aragón aseguran que la IA «siempre es una herramienta, porque la concebimos como una forma de ir más allá y que nunca sustituye al ser humano». Esa línea es infranqueable, pero se debe comprender que «una persona no puede analizar medio millón de expedientes».

Premio nacional

«Es un proyecto que hace más asequible y fácil la tarea el funcionario, que siempre tiene la última palabra, y que permite que el estudio del fraude no se retrase mucho», cuenta Del Hoyo, que asegura que este tipo de herramientas «solo tratan de dar más capacidad al ser humano».

El notable éxito de esta iniciativa hace que el ITA opte a un premio nacional por la labor desarrollada en este campo, así como se está mirando «cómo se puede replicar a nivel nacional o a otras áreas de la propia Administración aragonesas». Del Hoyo defiende, con todo, el trabajo conjunto de dos áreas profesionales: «Se han unido dos equipos expertos, de Hacienda y del ITA, y que han encajado muy bien».

En la dirección general de Tributos, la principal beneficiada de esta aplicación, las sensaciones son igual de positivas. «La herramienta identifica y asigna un mismo significado que se ha expresado de formas distintas»», cuentan desde el departamento, haciendo hincapié en que «cada notario puede tener su particular forma de expresarse».

«Tradicionalmente el funcionario tenía que leerse íntegramente las escrituras notariales», explican. Ahora, el trabajo es «más eficiente, ganando tiempo y seguridad en las comprobaciones». Todo ello sin olvidar que «el funcionario de carne y hueso tiene siempre la última palabra en el análisis». Ambos equipos confirman «el éxito» del prototipo, pero son ambiciosos: «El pleno rendimiento se prevé para los próximos años».

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