Informe de la Fundación Anar

Alerta por el aumento de agresiones sexuales y de pornografía infantil en Aragón

Un estudio señala que las menores víctimas de abuso han crecido un 114% en la comunidad en los últimos años mientras que se ha incrementado un 200% los chicos que son protagonistas de imágenes obscenas

Sala de atención telefónica de la Fundación Anar.

Sala de atención telefónica de la Fundación Anar. / FUNDACIÓN ANAR

Eva García

Eva García

Miedo, vergüenza y en muchas ocasiones sensación de culpa. La violencia sexual hacia los menores es un fenómeno preocupante y las cifras así lo reflejan. Una de las conclusiones del estudio de la Fundación Anar es que en los cinco últimos años han aumentado un 55% las agresiones sexuales a menores; pero echando la vista atrás, el crecimiento desde 2008 es del 353%. Este informe está basado en el propio testimonio de niños y adolescentes, en las propias víctimas (o su entorno), que decidieron ponerse en contacto con la Fundación (900 20 20 10). Lo hicieron 4.522 menores, la mayoría niñas o adolescentes chicas (3.560), pero también varones (959) y tres menores no binarios. «Se habla más y se ve más», asegura la psicóloga aragonesa Mónica Gorenberg.

Los datos no se desglosan por comunidades porque en unas la fundación tienen más representación, aseguran desde la propia institución. También hay lugares, como Aragón, «donde se hacen más campañas de información que en otros». Reconocen que el número no es lo más importante, sino poner de manifiesto ese incremento e insistir en que solo es la punta del iceberg, porque muchos se callan, se esconden y, por supuesto, no se denuncian.

El informe desgrana algunas referencias que ponen en alerta a los especialistas. En el análisis de la evolución de las víctimas de agresión sexual por comunidades, en el periodo 2020-2021 han aumentado en Aragón un 114,3% los ataques a mujeres menores de 18 años, siendo la tercera comunidad en la que más han crecido, solo por detrás de Cataluña (casi 140%) y Cantabria (300%). En el caso de los varones, en Aragón no es representativo, pero sí en Navarra, con un crecimiento del 1.400% o Castilla y León, con un 250%.

El teléfono del IAM 900 50 44 05 recibió 277 llamadas sobre abusos en 2023 sin distinguir la edad

Además, en Aragón se dio un aumento significativo durante la pandemia, con el doble de contactos, mientras que ese incremento no se ha mantenido en el tiempo. También ha crecido el número de víctimas de pornografía, sobre todo en Murcia, Baleares, Aragón (con un 200%) y Canarias.

Con el covid se registró un importante aumento, fruto de la mayor vulnerabilidad de los niños y adolescentes como consecuencia del aislamiento y de las nuevas tecnologías. A nivel nacional, en los últimos años se registra un aumento en el caso de los chicos y, también, en menores de 13 años. Y un cambio de tendencia en cuanto a pornografía, porque han bajado los delitos sexuales asociados a la pornografía en adolescentes (14 a 17 años) y han aumentado entre los más jóvenes (0 a 13).

En este crecimiento ha tenido gran influencia Internet, asegura la psicóloga argentina afincada en Zaragoza Mónica Gorenberg. Se estudiaron las consecuencias económicas de su generalización, «cómo iba a afectar a la seguridad de las personas y de los datos; pero no cómo lo iba a hacer en la forma de relacionarnos». Y de ahí el mayor acceso a la pornografía. En su consulta cada vez ve más a jóvenes de entre 20 y 30 años que dicen que «su única educación sexual ha sido a través» de Internet.

Necesidad de mostrarlo

Para Gorenberg existe una «sensación de impunidad» que viene dada por el anonimato. Uno puede crearse un perfil en Instagram o Tik tok (las preferidas de los jóvenes) y entrar en tu intimidad.

Los «likes» o me gusta tan buscados generan una «sensación de comunidad artificial, pero no es una relación». Los menores que han sido pillados en agresiones son como «pequeñas banditas» porque quedan con chicas y las abordan o se acercan a un lugar frecuentado por ellas. «Creen que no les van a pillar» pero al mismo tiempo si la comunidad no se entera de lo hecho no tiene ningún valor, así que «lo suben a redes y es cuando los pillan», explica la especialista.

«Muchos jóvenes dicen que su educación ha sido la pornografía», dice la psicóloga

Abordar este problema debe hacerse desde el «contexto familiar y social». Es decir, «igual que se dice que para educar a un niño hace falta una tribu, lo mismo para esto», debe implicar a la familia, a los educadores y también a las instituciones públicas y políticas. Eso entre los de 12 o 13 años; en la adolescencia «ya es otra cosa». La educación es esencial, y mientras los adultos «discutimos quién tiene que dar la educación sexual, los niños se apañan como pueden», dice.

Es por eso que insiste en la necesidad de la «reeducación y en quitar la carga moral» de esa información sexual que deben conocer. Ahí también hace hincapié María Fe Antoñanzas, directora del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), que señala que hay que trabajar en «formación y sensibilización» y para ello «hay que hablar su mismo idioma porque son esponjas y hay que enseñarles las diferencias entre las relaciones de la ficción y las de la vida real».

Las familias, dice Gorenberg están «con la boca abierta porque no se imaginan algo así». Afirma que «uno solo no se atreve». En el pasado «uno fumaba porque lo hacían sus amigos, bebía por lo mismo y ahí se quedaba», pero en la actualidad «se está introduciendo un nivel de violencia nunca visto». Crecen las agresiones sexuales pero también las no sexuales entre «bandas de chicas» y en todas las clases sociales. Igual que en el ghosting. «Antes la relación se dejaba y ahora la gente desaparece, ni siquiera con un mensaje y eso genera violencia», asegura.

Las redes han cambiado la forma de relacionarse. Y también ha habido un cambio de percepción de la autoridad «bien entendida». La figura del adulto ha perdido valor, el profesor «está desprestigiado y hay que trabajar para obtener ese respeto». Ellos piensan: «si me mandas al cole, al instituto, a un trabajo precario y a una vida en condiciones malas, creen que no responden a sus expectativas»

Pero también los jóvenes deben ser capaces de «hablar libremente con sus familias». Educación sexual «no es solo planificación y esto no es solo dar condones», dice; antes de señalar que las «relaciones seguirán cambiando».

Además del teléfono de la Fundación Anar, Aragón también cuenta con una línea para víctimas de cualquier tipo de violencia (900 50 44 05). En el año 2023 se recibieron alrededor de 4.000 llamadas, de las que 277 correspondieron a agresiones sexuales aunque «sin determinar la edad», asegura María Fe Antoñanzas, responsable del IAM. También hay otro servicio específico para hijos de víctimas de violencia de género, que se ha incrementado en el último año (fueron 443 menores en 2022 y 588 en 2023).

En el caso de la violencia sexual, las comunicaciones se derivan a Anar, pero Aragón sigue trabajando para ayudar a las víctimas. En estos momentos, precisa Antoñanzas, se está pendiente de la apertura de los centros de crisis y será allí donde se verá la dimensión del problema «y las edades» implicadas.

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