Informe de la Fundación Anar

Perfil de la víctima de agresión sexual: niña de 12 años y varón de 9

Los niños, cuanto más pequeños, son frágiles, no son capaces de ver la maldad de los adultos y por eso se convierten en fácilmente maleables. El agresor sexual lo sabe, sobre todo cuando en lugar de dañarle, tendría que protegerle. Ahí radica su poder.

La gran mayoría de víctimas de abusos conocen a sus agresores, según el estudio de ANAR.

La gran mayoría de víctimas de abusos conocen a sus agresores, según el estudio de ANAR. / EL PERIÓDICO

Eva García

Eva García

En una agresión sexual, en un caso de pornografía infantil siempre hay una víctima. Y también un agresor. ¿Cómo es la víctima? ¿Y el agresor? El informe de Anar que analiza el crecimiento de los abusos a menores en los últimos años traza los perfiles de ambos a través de las llamadas que reciben en su teléfono 900 20 20 10. Uno de los aspectos más preocupantes es el depredador, es en la mayoría de las ocasiones un varón cercano a la familia, sobre todo cuanto menor es la edad del agredido.

La agresión sexual concentra el 91,5% de este tipo de violencias; y en el 79% las víctimas son niñas; con un crecimiento desde 2019 a 2022 de casi el 55% y en la última década de casi el 317%. La cifra es más alta en 2023, con algo más del 83%. Es una lacra que es necesario erradicar.

Del total de llamadas (más de 4.200), el 92% de ellas habían sufrido una agresión sexual, siendo casi residuales otros tipos de violencia como grooming (adulto se hace pasar por un menor), sexting (envío de contenido sexual), pornografía o prostitución. En el caso de ellos, el 88% también había sido víctima de agresión y es más alto el porcentaje de víctimas de pornografía (5,2) o de grooming (3,8%) que en chicas.

La edad media de las que contactaron con Anar por abuso es de 12,5 años, casi un año más que en el anterior estudio. Seis de cada diez tiene entre 13 y 17 años; mientras que conforme baja la edad, también el sexo, ya que en los menores de 9 años, los varones sufren más casos que ellas.

¿Cómo es el agresor?

Teniendo en cuanta la edad, el 41% vive con ambos progenitores, y el 36% con uno de ellos; en su mayoría de familias españolas (casi seis de cada diez entre las víctimas de menos de 10 años; mientras que las víctimas de 10 a 12 años se dan mayoritariamente en familias migrantes).

El 70% de las víctimas no ha recibido ningún tratamiento psicológico

Hombre en algo más del 95%; mayor de edad en casi un 79%, en algunos casos también víctimas de maltrato o agresión; y de menor edad en el caso de pornografía (uno de cada tres entre 13 y 17 años, una cifra que asciende al 44% en el caso de sexting no consentido). En el caso del grooming, el 88% tenía más de 18 años.

Casi ocho de cada 10 agresores son personas conocidas de la víctima y la mitad de estos pertenece a su propia familia; una cifra que asciende si baja la edad de los pequeños y viceversa.

El padre o padrastro es el que mayoritariamente daña al menor (casi el 28%), seguido a gran distancia por hermano, tío o primo, que no llega al 5%, de ahí que el 44% de las situaciones de violencia se den en casa de la víctima. Algo más del 17% son amigos o conocidos. Llama la atención que uno de cada diez agresores es reincidente.

También se incluye el análisis de la estación en la que se produce la violencia, siendo más frecuente en los meses de mayo y junio; aunque en el caso de la agresión sexual presencial, se da en su mayoría en verano, sobre todo en agosto (con un crecimiento del 3% desde 2019 a 2022), coincidiendo con las vacaciones escolares.

Agosto, mes que coincide con las vacaciones, es el que concentra más abusos

Aunque el estudio se basa en las llamadas de los chavales víctimas y sus testimonios, son los adultos quienes más notifican los casos (70%, aproximadamente) mientras que las niñas representan casi un 30% y los niños un 21,6%. Y entre los adultos, la madre, sobre todo en el caso de las menores de 10 años (más del 59%), y a mucha distancia el abuelo (6%). A medida que aumenta la edad de la víctima, lo hace el porcentaje de llamadas de profesionales, ambos progenitores, amistades o hermanos.

Ansiedad, miedo y vergüenza son las principales consecuencias ante un abuso, un indicador, al igual que los cambios bruscos de conducta o problemas psicológicos o ideaciones suicidas que hay que tener en cuenta. Pero el 70% de las víctimas no han recibido tratamiento psicológico, un daño que en ocasiones se arrastra toda la vida.

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