La opción de los hogares colaborativos

El 'cohousing' se abre paso en Aragón como alternativa al mercado inmobiliario

El problema de la vivienda provoca que algunos ciudadanos aragoneses se estén organizando en proyectos cooperativos que siguen los ejemplos ya presentes en Madrid o Barcelona

Existen diferentes modalidades, desde la sénior hasta la intergeneracional, sin olvidar el mundo rural

Los socios de la cooperativa A Cobijo, frente al solar que adquirieron el pasado año en el Arrabal.

Los socios de la cooperativa A Cobijo, frente al solar que adquirieron el pasado año en el Arrabal. / Servicio Especial

Alberto Arilla

Alberto Arilla

A problemas complejos, soluciones originales. El acceso a una vivienda digna, como recoge la Constitución, y asequible, es cada vez más complicado, por no decir imposible. Las alternativas habitacionales son cada vez más escasas y con un precio más inasumible. Una coyuntura a la que no escapa nadie, ni en el conjunto del territorio nacional ni en la comunidad aragonesa en su conjunto. Y es que, en Aragón, el problema de la vivienda lleva años salpicando a jóvenes y mayores por igual, y no solo se circunscribe a la capital, Zaragoza, sino que se extiende por todo el territorio, máxime si las localidades del mundo rural tienen un carácter abiertamente turístico.

Es por ello que, ante una situación a la que no se le termina de encontrar la solución más adecuada, varios ciudadanos han comenzado a organizarse para darle una vuelta de tuerca al pensamiento inmobiliario y soportar, en comunidad, una alternativa al mercado que además les reporte otros beneficios. Es en este punto donde emerge el 'cohousing' –vivienda colaborativa, si adaptamos el término al castellano–, una modalidad con múltiples aristas que comienza a aparecer en Aragón, que sigue los pasos de otros lugares de España, como Madrid o Barcelona, donde ya está perfectamente implementado, aunque en latitudes como Dinamarca lleva funcionando desde el siglo pasado.

"Ha habido un 'boom' en todo el Estado que se ha incrementado tras la pandemia, donde nos dimos cuenta de la necesidad de buscar otras formas de convivencia", explica Pablo Muñoz, exconcejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza por ZeC y socio de La Replazeta, una entidad que se dedica a acompañar a las cooperativas que intentan desarrollar sus proyectos de 'cohousing'.

Las diferentes modalidades

Unas iniciativas que pueden ser de varios tipos, desde el 'cohousing' sénior, orientado normalmente a personas en edad cercana a la jubilación, hasta el intergeneracional. También existen iniciativas en el mundo rural, clave en una comunidad como la aragonesa, que ya cuenta con un claro ejemplo en Escanilla, en el término municipal de Abizanda (Huesca).

El sistema, eso sí, varía en función de las circunstancias. Por ejemplo, en las grandes ciudades, como Zaragoza, el objetivo de las cooperativas ya constituidas, como Las Crisálidas, Somos Cuidados Comunes o A Cobijo, es el de construir pisos de 50 o 55 metros cuadrados, que cubran las necesidades básicas de intimidad (cocina, baño, dormitorio y salón), y que completen sus servicios con zonas comunes que incluyan desde talleres y comedores en los que los vecinos, distribuidos en unidades de convivencia, puedan hacer vida comunitaria, hasta espacios que en los hogares convencionales están incluidos, como las lavadoras. Además, este modelo apuesta también por la movilidad compartida, a poder ser eléctrica. En cambio, si el proyecto se desarrolla en el mundo rural, como el caso de L’Arna en Escanilla, las zonas comunes pueden ser de otro tipo, con los huertos como una buena muestra de ello.

Los riesgos

En cualquier caso, como toda alternativa a la vivienda convencional, la del 'cohousing' también implica una serie de riesgos. Según los expertos, el sector de la construcción puede ver una "oportunidad de mercado", pues el modelo se cimenta sobre la cesión de uso, un régimen colectivo de propiedad que permite a sus socios, con cuotas por debajo del mercado, disfrutar de la vivienda, si así lo desean, para toda la vida. "No hay intermediarios, por lo que se evita la especulación", señala Pablo Muñoz.

La directriz que se está siguiendo es la de los suelos dotacionales, que es donde reside el riesgo, ya que son solares destinados para equipamientos que se recalifican para poder construir. "Esto puede abrir la puerta a movimientos especulativos, porque este modelo en sí es parecido a un equipamiento, pero hay constructoras que se pueden aprovechar", alerta Muñoz, que concluye: "Ya ha habido casos en los que se han levantado viviendas como 'cohousing' y que luego eran adosados con pistas de tenis. Y eso no es 'cohousing', es otra cosa". 

El 'coliving' aún está por llegar

Las alternativas habitacionales responden a diferentes necesidades de la población. Así, mientras que el 'cohousing' está orientado a una vida comunitaria, con visión finalista, el modelo del 'coliving' tiene su razón de ser en el 'coworking', más orientado a la temporalidad.

Surgido en San Francisco con la irrupción del Sillicon Valley, el 'coliving' está comenzando a penetrar en España. Con todo, Aragón todavía no ha explorado a fondo esta opción, que podría surgir con la apuesta de multinacionales como Amazon por la comunidad.

En este modelo, los trabajadores residen en viviendas propias, con zonas comunes para poder trabajar. Una suerte de residencia estudiantil, pero para adultos.

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