Medio Ambiente

La polémica orden de caza en Montes Universales reduce la población en 527 animales

El operativo se mantendrá hasta finales de julio y la DGA lo ve como «una medida puntual»

Empresarios turísticos y agricultores chocan por una norma que enfrenta a ambos sectores económicos y que no contenta a ninguno de los dos

Un cazador dirige a su perro en busca de una presa, en una imagen de archivo.

Un cazador dirige a su perro en busca de una presa, en una imagen de archivo. / CARLOS CASTRO / EUROPA PRESS

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

La orden especial de caza para los Montes Universales emitida por el Gobierno de Aragón a principios del mes de abril sigue generando polémica. El Ejecutivo defiende la medida, que busca reducir el número de ciervos, gamos, corzos y jabalíes para «disminuir los daños agrícolas que estas especies provocan en las parcelas agrícolas de la propia reserva de los terrenos circundantes». Una medida no exenta de polémica y que, como admiten en el territorio, está enfrentando a diferentes sectores por los intereses económicos y personales de cada uno.

Fuentes de la Dirección General de Caza y Pesca señalan que hasta el pasado 20 de mayo, última fecha con los datos actualizados, los cazadores participantes en las batidas habían acabado con 527 animales en la zona. Una cifra que verifica «la sobrepoblación» en Montes Universales, algo que justifica «una medida extraordinaria, que cuenta con precintos exclusivos para estas batidas y que exige fotos georreferenciadas de cada animal al que se da muerte».

En el Ejecutivo autonómico consideran que la zona sufre «una invasión» de estas especies que atacan directamente a los cultivos. «Tenemos que ver cómo evoluciona según lo que nos marquen los datos», señalan estas fuentes de Caza y Pesca, que insisten en que los efectos de la medida se notará cuando se cierre la orden, fechada hasta el 31 de julio. «Los trámites de de control se hacen en todo momento y no se puede llamar furtivo a cualquiera que participe», reclaman desde el departamento, donde garantizan que no habrá problemas sanitarios derivado de las batidas: «Es cierto que la carne se la queda el cazador, pero esos controles dan garantías».

En el mismo sentido, en Caza y Pesca señalan que no se perjudicará a la economía de los ayuntamientos de la zona, que durante la campaña ordinaria tienen ingresos gracias al despiece y posterior venta de las piezas. «Los ingresos no se van a ver afectados porque este modo de funcionamiento afecta solo al tiempo de la medida extraordinaria, cuando vuelva la campaña normal se funcionará como siempre», concretan.

En el territorio

Nadie mejor que la gente de la zona puede saber cómo está funcionando esta medida y en qué situación se encuentra la reserva de los Montes Universales. Agricultores y empresarios turísticos difieren en la medida como solución, pero reconocen que es «polémica» y abogan por una convivencia entre el sector primario y el turístico.

Manuel Sánchez es desde hace tiempo agricultor en la zona y recuerda que «desde hace 20 años la presencia de ciervos afectaba a las cosechas, pero ahora ya es insostenible». Relata que en las últimas campañas se roza el centenar de hectáreas arrasadas por ciervos y gamos, que han llegado a hacer cambiar los cultivos: «Seguimos plantando cereal de secano, pero ya no podemos cultivar trigo con arista o forraje». Sánchez conoce los primeros datos de presas matadas en este mes de funcionamiento de la norma, pero garantiza que «en algunas zonas no se nota el efecto por la cantidad de animales que hay». «La gestión de la reserva es buena, pero no hay control», lamenta este veterano agricultor, que «no ve más opción» que «rebajar la población de animales, porque se está dañando a la agricultura».

El ansiado equilibrio de todos los habitantes de la zona también lo busca Sánchez: «Hay que reducir el número de ciervos a cifras asumibles por todos». Sin perder la esperanza en esta medida temporal, advierte: «Nos estamos jugando el futuro de la agricultura en la zona».

Uno de los que apostó por el futuro agrícola de Montes Universales fue Daniel Montón. Joven agricultor, Montón ve «un problema grave que cada vez ha ido a más». «Se ha tenido que tomar una decisión drástica pero necesaria, porque están en riesgo muchas explotaciones», analiza este agricultor, que admite que en las últimas campañas se ha llegado a perder «el 100% de algunos campos, y otras fincas hasta el 70%».

 Montón sí que admite que esta medida es «muy polémica», pero llama a comprender las necesidades del sector primario: «O se matan animales o no se podrán salvar las explotaciones». Sin embargo, el agricultor también llama al equilibrio: «La convivencia claro que es posible, porque hace tiempo había zonas que se cosechaban y había animales, con control la convivencia sí es posible». Hay advertencia también para el Ejecutivo autonómico: «Deben pagar como Dios manda, no solo lanzar esta medida especial de caza».

En el otro lado del debate, Ricardo Almazán, gerente del parque de fauna La Maleza, exige que «se monitorice y se estudie el número de animales que hay en la zona», porque «la caza es necesaria, pero se necesitan argumentos para emitir este tipo de órdenes».

«La medida es polémica y puede salir mal, porque no hay mucho control», critica Almazán, que considera que «los descartes de animales ya los hacen los agentes de protección de la naturaleza, que saben cómo tienen que hacerlo». El propio naturalista defiende que el ecosistema se va regulando, como es el caso de una reciente enfermedad que acabó con un gran número de ciervos.

«Hay que seguir potenciando el turismo de naturaleza», solicita Almazán, que recuerda los conceptos básicos de una reserva de caza: «Recuperar especies, fomentar la caza y hacer un uso turístico de la zona, pero con este tipo de normativas solo se prioriza la caza por la caza». El gestor de La Maleza confía en un equilibrio entre los sectores económicos y las actividades de la zona. «Podemos impulsar algunas especies, mejorar la zona y aprovechar el turismo, y en paralelo hacer ayudas lógicas y justas para los agricultores», concreta Almazán, que propone que «parte de los ingresos que las reservas puedan tener por avistamientos y actividades con animales se destinen a las necesarias ayudas para agricultores afectados por esos animales». 

Suscríbete para seguir leyendo