Sociedad

Los procesos de congelación de óvulos se multiplican por seis en Zaragoza en una década

Sin ser esta técnica «garantía de embarazo», cada vez más mujeres se decantan por ella para poder preservar al máximo sus posibilidades de ser madre, aunque después el 50% de ellas nunca los utiliza

Los óvulos se deben conservar a muy bajas temperaturas en laboratorios preparados para su manipulación.

Los óvulos se deben conservar a muy bajas temperaturas en laboratorios preparados para su manipulación. / Servicio Especial

Arturo Pola

Arturo Pola

Que la edad media que eligen las mujeres para ser madres se ha retrasado progresivamente en las últimas décadas no es ninguna novedad. Las nuevas formas de vida y la integración del colectivo femenino en el mercado laboral, así como otros factores socialeconómicos, han provocado que cada vez se espere más para tomar esa decisión, lo que, en muchas ocasiones, choca frontalmente contra la propia biología, que sitúa los años de mayor fertilidad de las mujeres entre los 18 y los 28 años. Contra la propia naturaleza, los avances tecnológicos han posibilitado nuevas formas de reproducción y, para muchas de ellas, el primer paso es la congelación de óvulos.

Por ello, este proceso vive en los últimos tiempos un crecimiento exponencial que ha llevado a, en Zaragoza, multiplicar su demanda por seis en los últimos diez años. «Todos los años siguen creciendo. Es algo continuo y constante y no parece que vaya a frenarse», asegura José Serna López, director de la clínica IVI de Zaragoza, que copa alrededor del 70% del mercado de esta técnica en la capital aragonesa. «La vitrificación de ovocitos comenzó a implantarse de manera más general y exitosa en 2010. En 2015 realizamos 22 casos y el pasado año llegamos hasta los 120», enumera el ginecólogo.

Aunque existe la posibilidad de congelar los óvulos a través de la Seguridad Social, el sistema público solo lleva a cabo el proceso en casos muy específicos. El caso más recurrente es el del comienzo de un tratamiento por una enfermedad y que pueda ocasionar infertilidad. Por ello, la gran mayoría de mujeres acaba recurriendo a las clínicas privadas. La técnica, que tiene un coste de alrededor 2.000 euros (aunque puede ser necesario más de un proceso dependiendo los condicionantes de la mujer), consiste en criopreservar los óvulos con sustancias que protegen sus propiedades. Entonces, se sumergen en nitrógeno líquido a -196°C de temperatura para su conservación. «Antes de ello, las pacientes se hormonan para que sus óvulos crezcan dentro del ovario y tras diez o doce días pasan a quirófano para su extracción», explica José Serna.

Probabilidades

Los profesionales recuerdan que someterse a este tratamiento «no es garantía» de embarazo. «Hablar de probabilidades siempre es difícil y más en un asunto que depende de tantos factores como este», reflexiona el director de la Clínica IVI de Zaragoza. No obstante, el ginecólogo estima que una mujer sana, de 32 años y que haya conseguido preservar en el proceso unos 15 óculos puede tener cerca de un 95% de posibilidades de quedarse embarazada. Por contra, para una de 32 años y con tan solo seis óvulos conservados, ese porcentaje bajaría hasta el 20%.

Las madres solas aumentan en Aragón un 64% en cinco años

Hay cada vez más mujeres que lo tienen claro, quieren formar una familia y no están dispuestas a renunciar a su sueño de ser madres a pesar de no tener pareja, un perfil que ha llegado a la sociedad para quedarse. Las familias monoparentales crecen de manera notable año tras año y el cambio social en torno a la maternidad en solitario ha provocado que en tan solo en los últimos 5 años, las mujeres que han decidido ser madres solitario en Aragón han aumentado un 64%.

A la hora de formar una familia, son muchas las opciones para este perfil de pacientes, a quienes se adaptará y personalizará el mejor tratamiento para cumplir su objetivo. Así, una mujer que decide afrontar la maternidad en solitario puede conseguirlo mediante diferentes técnicas de reproducción asistida: desde la inseminación artificial y fecundación in vitro con semen de donante, hasta la donación de ambos gametos (semen y óvulos) o la transferencia de preembriones donados por otras parejas. El perfil medio de estas pacientes es una mujer de 38 años, vida profesional consolidada y una situación económica estable.

Los expertos recalcan la importancia de normalizar los nuevos modelos de familia para que los niños construyan y entiendan poco a poco la realidad que les rodea. Estas explicaciones siempre deben darse de manera natural y con ejemplos y realidades cercanas del día a día que les ayuden a ver que estas familias son igual de válidas que cualquier otra, independientemente de los miembros que las integran.

La legislación también entra en la reproducción mediante esta fórmula. Aunque una mujer haya congelado sus óvulos, la ley no permite desarrollar una gestación pasados los 50 años de edad. «Los óvulos, con este tratamiento, no tienen fecha de caducidad, su duración sería infinita», explica Serna. Y es que se estima que un 50% de las mujeres que se deciden realizar este tipo de tratamiento, no los acaban utilizando nunca, ya sea porque consiguen quedarse embarazadas por el método tradicional, porque cambian de idea y prefieren no tener descendencia o por otros motivos. Además de los 2.000 euros que puede costar el tratamiento, las mujeres deben pagar una cuota anual de mantenimiento, que ronda en las diferentes clínicas los 300 euros (295 en la Clínica IVI de la capital aragonesa).

Los ginecólogos advierten de que, igual que hace unos años el perfil de sus clientas era más homogéneo (mujer soltera de avanzada edad y sin pareja), actualmente el tipo de mujeres que acuden pidiendo información del proceso cada vez es más diferente. «La concienciación y el conocimiento sobre lo difícil que es muchas veces es madre es muy superior en la actualidad. Cada vez vienen chicas más jóvenes que quieren asegurarse y tratar de garantizarse lo máximo la posibilidad de ser madres, incluso muchas con pareja estable», subraya Serna.

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