Semana Santa

Las Esclavas tiñen de negro Zaragoza en un día marcado por el luto y el desconsuelo

La procesión protagonizada solo por mujeres recorre las calles del centro de la capital aragonesa en un desfile en el que los tambores y los bombos ceden su protagonismo al silencio

Arturo Pola

Arturo Pola

Aunque salió el sol en Zaragoza tras un Viernes Santo gris, el luto ha marcado el comienzo del Sábado Santo en la capital aragonesa. La Congregación de Esclavas de María Santísima de los Dolores ha teñido de negro el centro de la ciudad en una procesión en la que las mujeres, solo mujeres, lloraron la muerte de Jesús ante la atenta mirada de muchos fieles que han aprovechado la tregua que ha dado la climatología para disfrutar de una procesión marcada por el silencio.

El dolor y el respeto han marcado un desfile en el que los tambores y los bombos, por una vez, no han sonado y han cedido su protagonismo a una triste calma a la que solo el resonar de las campanas de la iglesia de San Pablo ha interrumpido. Desde allí ha partido una procesión que, con el Gancho como escenario principal, ha cautivado las miradas de cientos de zaragozanos que han aprovechado la buena mañana en la capital.

 Ataviadas con su característico hábito negro, muchas de las mujeres de la cofradía femenina portaban una vela en señal de una esperanza que les ayude a pasar el duelo tras la crucifixión de Jesús. El Mercado Central fue testigo de la mañana de luto. Allí, a muchos les sorprendió la procesión y la mayoría de ellos retrasaron sus compras para unirse por unos instantes al dolor de las cofrades.

 La Virgen de la Soledad acudió hasta el sepulcro para venerar a un Cristo de la Cama que aguarda su resurrección. Pero hasta que llegue ese momento, la tristeza no dejó lugar a pensar en lo que vendrá e invadió un recorrido marcado por el desconsuelo. Con una oración en iglesia de San Cayetano y un sinfín de besos al Cristo continuó una procesión que alcanzó la calle Alfonso y la plaza del Pilar hasta alcanzar la plaza San Nicolás, donde se produjo el Acto de la Soledad. Después, el silencio ha vuelto a escucharse en las calles de Zaragoza en un recorrido que tendrá su punto final en la iglesia de San Pablo.