El Unicaja de Málaga apuesta fuerte por Jonathan Barreiro. El club andaluz ultima el fichaje del gallego para las próximas tres temporadas abonando su cláusula de rescisión, un aspecto que obliga a acelerar la operación porque la cantidad estipulada ahora, 150.000 euros, aumenta a partir del 1 de julio. Por eso es una operación inminente y su cierre definitivo, cuestión de horas.

Barreiro tiene contrato con el Casademont hasta 2023 después de renovar por tres años el verano pasado. La entidad aragonesa contaba con el jugador para su nuevo proyecto 2021-22 y así se lo ha hecho saber al propio Barreiro y a su nueva agencia de representación tanto por medio del club como del nuevo entrenador, Jaume Ponsarnau, pero el gallego ha optado por cambiar de aires después de cinco temporadas en la capital aragonesa. Barreiro ha progresado en Zaragoza hasta explotar con Porfi Fisac y su conversión al cuatro, pero este último curso ha perdido protagonismo con los diferentes entrenadores que han pasado por el banquillo.

El alero gallego lleva años en la agenda de otros clubs. No es el primer verano que el Unicaja piensa en él, el año pasado fue el Valencia quien se interesó en incorporarle y también el Lenovo Tenerife ha intentado hacerse con sus servicios para la próxima temporada. En todos los casos, el Casademont se remite y ha remitido a los interesados a la cláusula de rescisión del contrato porque asegura contar con el jugador y que, por su parte, no está en venta. Además, tampoco ha aceptado fraccionamientos ni aplazamientos en el pago de esa cláusula.

La búsqueda

La salida de Barreiro hace que el club aragonés necesite otro cupo con peso en el equipo la próxima temporada, por lo que la entidad ha contactado con jugadores que cumplen esa condición para las posiciones exteriores. Entre otros, con Santi Yusta, que puede salir del Tenerife en busca de los minutos que no ha tenido este curso. El jugador formado en el Real Madrid tuvo que pasar por el quirófano por una lesión de rodilla y regresó al equipo hace unos meses, pero con un papel mucho menor en la rotación.

Zaragoza puede ser un buen sitio para que el jugador vuelva a sentirse protagonista, aunque el hecho de que el club se haya quedado sin plaza europea dificulta algunas operaciones, tanto de renovación como de fichajes. Además, la mayoría de jugadores prefieren esperar a que se mueva un poco más el mercado para tener una mejor perspectiva de sus opciones. No obstante, el Casademont está sondeando las opciones de cupos que hay en el mercado.

No estar en la Champions implica que el equipo de Ponsarnau solo necesitará cuatro cupos para cumplir con lo estipulado en el reglamento de la Liga Endesa y no los cinco que requiere la competición europea. Además, está por ver con qué jugadores cuenta finalmente la primera plantilla. En cuanto a los nacionales, se da por hecha la continuidad de Rodrigo San Miguel y Javi García, mientras que Radoncic, que es cupo, es muy del agrado de Ponsarnau. A partir de ahí, con la salida esperada de Brussino, la marcha de Benzing y el no de Ennis a la propuesta de renovación falta por resolver la situación de Sulaimon, cuya continuidad tampoco está clara pese a tener contrato.

De esta forma, el equipo necesitará incorporar jugadores importantes para la línea exterior y pretende que uno de ellos sea jugador de formación local. El club trabaja ya en un nuevo proyecto que, tras quedarse sin plaza europea, va a sufrir una gran transformación. De momento, la única confirmación oficial ha sido la llegada de Jaume Ponsarnau, con un contrato para dos temporadas, y la inclusión de Elias Harris y Dylan Ennis en el derecho de tanteo. No obstante, en el caso del alemán ya ha firmado con el San-en NeoPhoenix de la Liga japonesa, pero así el Casademont se queda con sus derechos en España.