Habían pasado tres semanas pero fue como si hiciera tres horas del último partido del Casademont Zaragoza. Poca mejora, por no decir ninguna, pocos recursos colectivos, pocos jugadores en su mejor nivel, poca capacidad de reacción. El resultado fue una dolorosa y preocupante derrota contra el Gran Canaria (76-86) que deja al equipo aragonés en problemas y sin coartadas. Ya ha tenido tiempo para trabajar y la solución no ha llegado. El Casademont se desarma con demasiada facilidad y no encuentra la manera de ser competitivo. La imagen ante el Gran Canaria fue la de un equipo incapaz, al que con el trabajo no le da para resolver todos los problemas estructurales que tiene. Ponsarnau vuelve a quedar tocado, muy tocado, pero también lo está una plantilla que no ofrece ninguna garantía.

El partido había empezado a jugarse mucho antes, días antes, y los aficionados se expresaron en la presentación de los equipos. Hubo aplausos para Brussino, pitos y palmas para Ennis y un sonoro abucheo para Fisac. Un aviso para el entrenador y para quien piense en traerlo de vuelta. Después en la pista pasó más o menos lo que venía ocurriendo hasta hace tres semanas. El Casademont comenzó bien porque aprovechó el desacierto de su rival, muy errático al principio. Los aragoneses dominaron el marcador aunque no el juego y mucho menos aspectos como el rebote, en el que ya se advertía la superioridad del Gran Canaria en su propio aro.

Con nueve puntos seguidos de Thompson (que tuvo que sentarse a los cinco minutos con la lengua fuera), sacando de zona a Pustovyi, el Casademont empezó con buen pie pero empezó a caerse en cuanto el Gran Canaria comenzó a anotar de tres. Lo hizo Shurna con cuatro triples consecutivos, con esa mecánica tan imposible como efectiva, para darle la vuelta al resultado en cuanto arrancó el segundo cuarto y, a partir de ahí, el Casademont fue deslizándose poco a poco a sus abismos particulares. Mientras el conjunto visitante iba sumando de tres, el aragonés se encogía progresivamente, su ataque se hacía más pequeño, más individual y menos efectivo.

Momento delicado

El Casademont estaba grogui, con el Gran Canaria por encima de los diez puntos y dominando el rebote. En los locales no funcionaba nada, con Mobley deambulando por la pista, con pívots sin capacidad reboteadora pero también sin velocidad para ganar después a sus pares. Al descanso el Gran Canaria ya llevaba siete rebotes más que el Casademont (14-21) y la valoración era 36-55 cuando diez minutos antes era 27-20. De nuevo le tocaba reinventarse en los vestuarios al cuadro local.

No mejoró especialmente el Casademont, que depende en exceso del acierto, de un acierto individual sobre todo. El equipo aragonés solo pudo acercarse cuando acertó de tres de manera consecutiva con Bone y Cook y luego el escolta anotó una contra. Ese 8-0 puso el 48-52 y obligó a Fisac a pedir tiempo muerto. Pero fue solo una ventana de buen tiempo que enseguida se cerró con nuevos nubarrones. El acierto se marchó como vino y el Gran Canaria pudo mantener la decena de puntos de diferencia que seguían pareciendo un mundo (58-68).

El último cuarto empezó con cuatro faltas del Gran Canaria en dos minutos, lo que permitió al Casademont mantenerse en el partido a base de tiros libres. Sin muchas alternativas en el banquillo, Ponsarnau apostó por Bone de base después de haber jugado todo el partido de escolta. Los aragoneses iban recortando en un esfuerzo agonístico y llegaron a ponerse a dos puntos 76-78 en el tramo final, pero hasta ahí llegó la iluminación, la fuerza, del conjunto aragonés. Después de eso no volvió a anotar y el Gran Canaria resolvió sin demasiado apuro. 76-86 al final, otro averaje perdido, y una imagen muy similar a la de hace tres semanas. Sin síntomas de mejora.

La primera prueba con fuego real tras este impasse concedido por la llegada del nuevo director deportivo resultó decepcionante. El Casademont sigue sin escapar de la zona baja de la clasificación y, lo que es peor, sin ofrecer ningún tipo de garantía de que pueda hacerlo. La situación es más que preocupante, por la clasificación y por el pobre juego del equipo, y la toma de decisiones está cada día más cerca. Los próximos partidos llegan marcados en rojo.

FICHA TÉCNICA:

Casademont Zaragoza: Cook (3), Bone (13), Waczynski (9), Radoncic (10), Deon Thompson (17) -cinco inicial- San Miguel (5), Mobley (4), Yusta (7), Vanwijn y Hlinason (8).

Gran Canaria: Albicy, Ennis (14), Salvó (-), Stevic (6), Pustovyi (8) -cinco inicial- Kramer (2), Ilimane Diop, Slaughter (10), Brussino (13), Shurna (24) y Khalifa Diop (9).

Parciales: 22-19,14-27, 22-22 y 18-18.

Árbitros: García González, Bultó y Baena. No hubo exclusiones por personales

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 23 de Liga disputado en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ante 5.173 espectadores.

Así hemos narrado el partido en directo: