Este fin de semana llega la cita más importante, hasta el momento, de la corta historia de la sección femenina del Casademont. Un proyecto que comenzó en 2020 y que, con la participación del equipo en la Copa de la Reina, recoge los primeros frutos de la encomiable apuesta del club por mantener en Zaragoza el baloncesto femenino de élite. La clasificación de las aragonesas para el torneo es, en definitiva, una recompensa al trabajo bien hecho desde todos los estamentos de la entidad y permitirá vivir el viernes un encuentro de cuartos de final ante el anfitrión, Valencia Basket que, pase lo que pase en los 40 minutos, se vivirá como una fiesta.

«Nos lo hemos merecido. Esta temporada está superando nuestras expectativas», reconoce Lara González, base del Casademont. La jugadora guipuzcoana vive su primer año en la capital aragonesa, pero ya ha aprendido que la rasmia no es negociable. «Me encanta esa palabra», ríe. Y para ella, ese carácter competitivo del equipo es la principal clave de su buen rendimiento: «Ese empuje, ese carácter y esa ambición nos hace siempre buscar dar eso pasito más que te permite ganar los partidos».

Quizá el Casademont no llega en su mejor momento de forma a la Copa de la Reina, pero Zoe Hernández cree que podrán sacar lo mejor de sí mismas en el duelo ante las anfitrionas. «Es cierto que hemos pasado un pequeño bache, pero la victoria del pasado domingo ante el Ensino y la forma en la que se consiguió, remontando, nos puede hacer llegar animadas», analiza Hernández. La joven aragonesa tiene claro el objetivo con el que afrontan el torneo: «No nos queda otra más que disfrutarla. A eso vamos».

Las tapadas

A la que nadie le tiene que contar lo que es jugar, y ganar, una Copa de la Reina, es a Anna Cruz, vencedora del torneo en dos ocasiones. «Y en ninguna mi equipo iba de favorito», apunta la internacional española. «Eso es lo bonito de esta competición, que se presta más a las sorpresas», añade. A pesar de que llega al límite en lo físico y su participación estará en entredicho hasta última hora, la labor de Cruz esta semana va más allá de lo que pueda aportar en la cancha. Su experiencia es un grado y, su testimonio, fundamental para convencer al grupo de que, aunque el reto sea mayúsculo, se puede lograr. «A un partido todo puede pasar». «Ser el equipo local es un arma de doble filo. Es cierto que tendrán a su afición, pero también toda la presión. Si el encuentro llega igualado a los minutos finales, eso les puede pesar», analiza Cruz, que destaca el buen ambiente que se vive en la competición: «Se crea un clima muy bonito de vivir, con muchas aficiones y mucha pasión en la grada. Se respira baloncesto las 24 horas».

"Si jugamos nuestro mejor baloncesto, hemos demostrado que les podemos hacer mucho daño"

La casualidad quiso que el Casademont se enfrentara a su rival del viernes en los cuartos hace dos semanas. «Son un equipo muy bueno y muy fuerte en lo físico. En el anterior partido demostramos que si jugamos nuestro mejor baloncesto les podemos hacer mucho daño, afirma Delaere, que es consciente de que para hacer frente al potencial de las valencianas habrá que hacer un partido casi perfecto: «Tendremos que mantener la concentración todo el partido y tener muchas menos pérdidas». «Hemos aprendido de nuestros errores», añade una confiada Lara González. «Nos lo tenemos que creer, tendremos nuestra oportunidad seguro», remata la belga.

Lo que es innegable es que el Casademont femenino ha conseguido enganchar a la marea roja y haber devuelto la ilusión a la capital aragonesa. «El año pasado fue difícil, pero Zaragoza es una ciudad de baloncesto y está respondiendo». Ojalá les podamos dar una alegría», dice Zoe Hernández, que habla con conocimiento de causa. «Hemos hecho historia clasificándonos y queremos seguir haciéndola», acaba Cruz. La Copa ya está aquí. A disfrutarla.