Un mes y medio ha permanecido en prisión provisional Amna A., la joven paquistaní vecina de Zaragoza, que fue detenida por la muerte de su bebé de 5 meses a causa de unos supuestos malos tratos. Ayer salió del centro penitenciario de Zuera, después de que la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 2 de la capital aragonesa así lo acordó, a la vez que le impuso una orden de alejamiento con respecto a sus otros dos hijos como medida cautelar.

La solicitud la realizó su abogado defensor, Enrique Esteban Pendás, quien señaló a la jueza que no había riesgo de destrucción de pruebas ni de riesgo de fuga, puesto que la familia llevaba radicada en España más de 13 años. Alegó, además, que la cárcel es una medida muy restrictiva como para aplicarla en la que hay indicios, pero no pruebas de culpabilidad. El informe de autopsia ampliatorio que tiene que emitir el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) todavía no ha llegado al juzgado. Sí están estudios realizados por Servicios Sociales que motivaron que la tutela la tenga la abuela materna.

El arresto de la mujer, de 30 años, por un delito de asesinato en grado de tentativa, y su marido, de 39 años, por malos tratos, se produjo, tal y como adelantó EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, el pasado 10 de noviembre, si bien el bebé falleció el día 7 de diciembre a causa de una insuficiencia respiratoria producida por covid, del que se infectó en el hospital. Presentaba una encefalopatía hipóxico-isquémica que, según la investigación inicial del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, se la habría producido la propia Amna A. cuando este estaba hospitalizado en el Materno-Infantil de Zaragoza. Presentaba, cuando los sanitarios entraron a la habitación, un cuadro de parada cardiorespiratoria e hipoxia.

El menor ingresó el niño de 5 meses con un derrame en el ojo y con hidrocefalia. Era finales octubre, pero cuatro días después su estado se agravó hasta el punto que acabó en la uci. Fue después de darle de comer cuando se puso cianótico, es decir, morado.

La madre les explicó que tras darle de comer se había ido al baño a asearse y, al salir, se lo había encontrado sin respirar. Una declaración que hizo de forma fría y que hizo sospechar a los sanitarios cuando comprobaron que la pareja había perdido, hace cinco años, a una niña cuando esta tenía 11 meses.

Y es que los sanitarios vieron extraño el tamaño algo más grande de lo normal de la cabeza del bebé, así como el coágulo que presentaba en el ojo. Un cuadro que se da en casos del síndrome del bebé zarandeado o sacudido. Una de las formas de maltrato infantil más habituales que, según estudios científicos, un 10% de los niños que lo sufren fallece y el 50% de los supervivientes puede desarrollar epilepsia, problemas visuales graves, retraso mental o parálisis cerebral.

Unas circunstancias que llevaron a la dirección del centro hospital a dar parte de lo sucedido al juzgado de guardia, quien, a su vez, activó al Cuerpo Nacional de Policía.

Los agentes detuvieron a la madre y al padre, defendido por la letrada Celia Gil, quien fue puesto en libertad por el magistrado de guardia. Ambos niegan cualquier episodio violento que derivara en este fatal desenlace.