SUCESOS EN ARAGÓN

Más de 68 años de prisión por el mayor alijo de cocaína pura intervenido en Aragón

Once personas se sentaron en el banquillo de la Audiencia Provincial de Teruel

Agentes de la Policía Nacional vaciando la caleta llena de cocaína pura.

Agentes de la Policía Nacional vaciando la caleta llena de cocaína pura. / POLICÍA NACIONAL

La Fiscalía solicitaba hasta 181 años de cárcel para la banda narcotraficante a la que se le intervino 11 kilos de cocaína pura, el mayor alijo de esta droga aprehendido hasta la fecha en Aragón, si bien la Audiencia Provincial de Teruel ha rebajado esas pretensiones en una sentencia que condena a los once acusados a un sumatorio de 68 años y medio.

Destacan los magistrados que desde el inicio de la investigación del Grupo I de Estupefacientes de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se pudo comprobar la participación de todos los encausados en actividades relacionadas con la distribución y venta de sustancias estupefacientes, cocaína, según se reflejaba en el contenido de numerosas conversaciones mantenidas por los encausados entre ellos o con otros interlocutores en las que utilizando un lenguaje velado o encubierto (cocacolas, cantidades numéricas, veinte pesos, eso, blanca, cacharros,…) se referían a transacciones de la citada sustancia.

De los once encausados, tres de ellos destacan por estar al frente de la organización criminal: Carlos Martes; Carlos Garó y Willians Guillermo Peña; quienes se encargaban de gestionar la adquisición de cocaína en cantidades importantes bien en la capital madrileña, bien en otras localidades españolas como Murcia, así como de crear la infraestructura y procurarse los medios materiales necesarios para la llevanza de su ilícito negocio, disponiendo de sendos pisos de seguridad destinados al almacenaje y preparación de la cocaína para su posterior distribución y utilizando para sus desplazamientos así como para el transporte de la cocaína vehículos en los que previamente habían practicado oquedades para la ocultación de la droga (caletas), manteniendo entre ellos frecuentes reuniones relacionadas con el suministro y comercialización de la cocaína, no sólo con la venta al menudeo en sus respectivas localidades de residencia (Zaragoza y Gerona), sino también en su condición de proveedores de la cocaína a otros compatriotas suyos que se ocupaban de la venta de la cocaína en otras localidades de la geografía española, como en Teruel.

De todos destaca Peña porque no se le pudo juzgar, ya que después de su detención fue puesto judicialmente en libertad, consiguiendo huir. Este, conocido bajo el alias de Chucho, regentaba un taller mecánico en la localidad catalana de Tordera, en el que confeccionaban las conocidas como caletas o agujeros de seguridad que se instalan en los vehículos para el transporte de la cocaína, y además de dedicarse a la venta directa de cocaína a determinados clientes que contactan con él vía telefónica y utilizando un lenguaje velado, realizando él mismo las entregas de la sustancia en algunas ocasiones en su propio taller o en su domicilio de Lloret de Mar, donde reside con su pareja, contando con la puntual colaboración de otra acusada, quien en alguna ocasión se ocupó de la entrega de la sustancia ante la ausencia del encausado y por petición expresa de éste.

A pesar de disponer de varios vehículos de su titularidad, los encausados, además de intercambiarse los turismos en sus desplazamientos, se los dejaban a otros encausados para la realización de las entregas, llegando a utilizar en ocasiones los servicios de un taxi o vehículos de alquiler con o sin conductor, como medida de seguridad que adoptaban, entre otras muchas, para evitar seguimientos policiales. 

Los magistrados han tenido en cuenta que los acusados, defendidos por los abogados, Carmen Sánchez Herrero; José Luis Melguizo; Alejandro Giménez Planas; Juan Carlos Macarrón, Alejandro Sarasa y Alfonso Bayo, entre otros; reconocieron su participación en los hechos y expresado su arrepentimiento.