SUCESOS EN ARAGÓN

Homicidio en Zaragoza: La Policía halla ‘coca’ en la casa en la que yacía un cadáver acuchillado

El detenido llamó a su hija y esta alertó al 091 al dirigirse al domicilio y encontrarse el muerto

El cuerpo estaba frío, lo que revela que la muerte se produjo varias horas antes

La Policía investiga un homicidio y detiene a un hombre en Zaragoza

La víctima apareció acuchillada en el interior de su domicilio, ubicado en el número 23 de la calle Lastanosa de Zaragoza.

La víctima apareció acuchillada en el interior de su domicilio, ubicado en el número 23 de la calle Lastanosa de Zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Los vecinos del número 23 de la calle Lastanosa de Zaragoza todavía buscaban este miércoles explicaciones a lo acontecido en el interior del 5ºA, donde el martes a mediodía fue hallado el cadáver del propietario de la vivienda –José Luis Egea– con varias heridas por arma blanca. Su cuerpo yacía junto a un segundo varón –T. J. I. L., también de nacionalidad española– que presentaba una brecha en la cabeza y que fue detenido al sospechar los investigadores que fue el autor de la muerte violenta del primero. Más allá de meras especulaciones vecinales, el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón continúa analizando las pruebas recabadas para esclarecer el móvil del crimen. Según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, los agentes encontraron restos de cocaína en el domicilio y fueron comisionados hasta allí a raíz de una llamada de la hija del detenido.

Tal y como avanzó este diario, los agentes se encontraron con el cuerpo sin vida de la víctima y el luego detenido en el interior del domicilio tras ser requeridos por la sala de emergencias del 091. Pero hubo dos llamadas que precedieron la llegada de los funcionarios. Primero, el sospechoso llamó a su hija para solicitarle que fuera a buscarlo a la citada vivienda tras permanecer en paradero desconocido durante las últimas 48 horas. Y, cuando la hija se personó allí, decidió comunicar a la Policía que su padre presentaba una herida en la cabeza y que en el interior de la vivienda se había encontrado con un cadáver. También les refirió que no le hizo falta llamar al timbre porque se encontró abierta la puerta.

Con toda esta información fueron activadas varias dotaciones de la Brigada de Seguridad Ciudadana. A su llegada, los agentes comprobaron lo relatado por la demandante al encontrarse con un cadáver y un segundo varón que sangraba como consecuencia de una brecha. Rápidamente se percataron que el cuerpo de la víctima presentaba signos compatibles con una muerte relativamente anterior a la hora que marcaban entonces las agujas del reloj –en torno a las 13.00 horas– y así lo comprobaron cuando tocaron el cadáver y sintieron que estaba frío. No en vano, una vecina recordó el desagradable olor que emanaba del piso –«salía y olía... ¡uf! Como que ya llevaba varios días ahí...», aventuró– cuando corrió la noticia entre el vecindario y salieron al rellano a ver qué sucedía.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón precintó la vivienda de la víctima.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón precintó la vivienda de la víctima. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Todos estos indicios llevaron a los investigadores a detener a T. J. I. L. como presunto autor de la muerte de José Luis Egea. Para entonces ya se había solicitado la presencia de una ambulancia para trasladar al detenido al hospital Clínico Lozano Blesa de la capital aragonesa, donde permanece ingresado como consecuencia de las heridas que presentaba.

Restos de cocaína rosa

En paralelo, los miembros del Equipo de Policía Científica recogieron pruebas del escenario del crimen y, entre tantos vestigios intervenidos, encontraron restos de cocaína de la que no ha trascendido su cantidad. Este hallazgo abrió a los investigadores la posibilidad de que el móvil del crimen estuviera relacionado con el tráfico de drogas aunque, por el momento, ni se ha acreditado esta posibilidad ni tampoco se ha descartado otras líneas de investigación. También se entrevistaron con algunos vecinos del edificio, tal y como refirieron algunos de ellos al recordar que el viernes oyeron «unos ruidos muy raros» procedentes del 5ºA. «Como que corrían muebles», aclararon unos. Otros precisaron que la última vez que lo vieron fue el viernes por la tarde cuando regresaba de comprar.

Quienes conocían al finado recordaron que llevaba «muchos años» viviendo en el citado inmueble y que, años atrás, regentó un conocido bar del barrio de Delicias conocido como Los Pajaritos. Incluso alguno especuló con «un trasiego de gente que subía y bajaba» de su casa. De todo ello se dio traslado al Juzgado de Instrucción número 11 de Zaragoza, que el martes se encontraba en funciones de guardia. Cuando el juez autorizó el levantamiento del cadáver, desde la Hermandad de la Sangre de Cristo trasladaron el cuerpo al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa) para practicarle la autopsia.

Se trata de la segunda muerte violenta que recogen las páginas de sucesos y tribunales de la prensa diaria aragonesa en los últimos quince días desde que, el pasado 23 de febrero, Tatiana Diguele Nuñez (España, 1993) asfixiara a su bebé de ocho meses para que dejara de llorar. A principios del pasado mes de enero, la crónica negra también relató la muerte de un indigente –Florin (Rumanía, 1967)– a manos, supuestamente, de otros dos sin techo –Florentin L. D. (Rumanía, 1966) y Georgica D. (Noruega, 1972– que le apalearon cerca de un asentamiento chabolista ubicado a orillas del río Huerva.

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