LUGAR Y AÑO DE NACIMIENTO SAN LORENZO (CIUDAD REAL), 1964

ESTUDIOS LICENCIADA EN HISTORIA CONTEMPORANEA, EN GRANADA

RESIDENCIA GINEBRA. CASADA CON EL POETA JENARO TALENS

OBRAS POESIA ´EL TAMAÑO DEL UNIVERSO´, PREMIO JAEN 1998. PROSA ´A LA CAZA DEL ULTIMO HOMBRE SALVAJE´ (TRADUCIDA A 8 IDIOMAS), ´VIAS DE EXTINCION´. GANO EL PREMIO NADAL 2002 CON ´LOS ESTADOS CARENCIALES´

--Usted ha escrito: "La felicidad hay que comérsela y tirar el envase a la papelera" ¿Qué quiere decir?

--Creo que se está produciendo una transformación ante la ausencia de las ideologías políticas. La felicidad ha quedado como el último reducto del individualismo moderno. Pero con ella ocurre como con las utopías políticas, que no siempre es conquistable porque es muy escurridiza. Lo de tirar el envase expresa nuestro tiempo. El cambio desde los objetivos colectivos al consumo individual de la utopía.

--Distingue en su última novela entre lo que representamos, lo que tenemos y lo que somos. Hasta el individuo parece no tener un suelo firme para proyectarse

--Creo que son tiempos confusos, como lo son todos los tiempos de la historia y precisamente en esa búsqueda solipsista del bien personal estamos todavía bastante perdidos porque no tenemos una educación sentimental o moral o individual como para ser capaces de conquistar nuestros propios pequeños reinos.

--Quizá emergen ideales colectivos, pero muy puntuales. Pensemos en ese "No a la Guerra". A lo mejor no estamos tan perdidos.

--Siempre lo hemos estado. Lo que ocurre es que ahora la información es mucho más abrumadora y las posibilidades de aclararse en medio de ese torrente son todavía menores que cuando las cosas estaban más claras.

--Hay un recuerdo intermitente (en su poesía y en su prosa) a nuestra posición astronómica. ¿Sentirnos tan diminutos y flotando en el brazo de una galaxia puede librarnos de ese marasmo cotidiano y terráqueo?

--Debemos ser conscientes de que somos una excepción en la frialdad desacogedora y desapacible del Universo. Pero creo que estamos tan pegados a la tierra (y nos han educado a la mayoría tan mal) que no somos capaces de abstraernos y hacer una composición real del espacio que ocupamos, no sólo en el mundo, sino en el Universo. Hay que pensar ya a escala no sólo planetaria, sino cósmica.

--Hay una conciencia de globalidad en la que aparece, sorprendentemente, la pobreza de tantos hombres en el primer plano.

--Ese punto lo he tocado en una novela, y nace de una convicción personal. El injusto reparto, que a estas alturas es más injusto que nunca. Yo siempre he abogado por el subsidio universal, de la que ya hablaba Milton Friedman, un economista liberal en los años 60. Que todo ser humano tenga derecho a percibir un mínimo de subsistencia por el solo hecho de existir. Eso si que sería un objetivo práctico alcanzable desde el punto de vista colectivo, pero cada día se está menos por la labor. Y solucionaría muchas desigualdades atroces que acabaremos pagando todos.

--Quizá la vamos a pagar ya, al menos moralmente, si la guerra comienza

--El problema es que ahora las guerras son más obscenas que antes, que no sólo son retransmitidas parcialmente, sino que además nos implican en el proceso de los trámites de la guerra, pero también nos excluyen. Sólo valemos no ya como votantes, sino en función de la capacidad que tengamos de consumir o no.

--¿´El último hombre salvaje´ es una novela de mujeres?

--Trato de hacer una parábola de nuestro tiempo, cómo la feminización excesiva de la sociedad puede ser desagradable y perniciosa, porque debe haber siempre un equilibrio. Critico la feminización cuando llega a extremos ridículos y que en el peor de los casos acaba en castración. A los hombres como género hay que tenderles una mano.