LADRÓN DE MAPAS

AUTOR Eduardo Lago

EDITORIAL Destino

PÁGINAS 372

PRECIO 20,50 €

Tras un éxito como Llámame Brooklyn (Premio Nadal 2006) debe de ser una tentación rebajar la apuesta en el segundo libro para no arriesgar el crédito ganado. Pero Eduardo Lago (Madrid, 1954) ha preferido doblarla, manteniendo la rigurosa creatividad estructural y su ejercicio de una narrativa inscrita en las indagaciones formales de la modernidad y empujada por la necesidad de contar historias. Por eso Ladrón de mapas cuenta muchas, en muy diversos registros, ambientadas en lugares y tiempos muy dispares, protagonizadas por criaturas ficticias o históricas sobre temas inmortales. Así, enfundados en un leve marco narrativo, encontramos una sarta de cuentos, muchos espléndidos, que se disfrutan por sí mismos y también por los enlaces que establecen entre sí. Se disfrutan, digo, o se sufren, como Francesca, una inmersión en la atrocidad en carne viva, o Little Man, una fábula terrible sobre el destino.

Pero el puente más importante se tiende entre este libro y Llámame Brooklyn. Los personajes del relato marco, Sophie, que pide por internet el envío de los cuentos que leemos, y el autor de los mismos, no son otros que Brooklyn y Néstor Oliver-Chapman.

Néstor, que antes ponía su talento al servicio de un escritor muerto que no había podido acabar su novela, ahora da vía libre y múltiple a su vocación narrativa y Brooklyn/Sophie se convierte en lectora. Es esta la que define el modo en que Néstor entiende la literatura (donde digo Néstor, léase Lago): "Para él, escribir es no dejarse doblegar por el dolor que nos inflige cualquier ausencia, un intento de derrotar a la muerte". El lector está ante un escritor mayor que no se conforma.

DOMINGO RÓDENAS DE MOYAeparagon@elperiodico.com