Historia de amor y crimen entre los desposeídos en el Chile inmediatamente posterior a Pinochet, el regreso de Fernando Trueba al territorio de la ficción se muestra incapaz de hacer algo fructífero. Porque, para él, el film noir parece ser un hombre con sombrero y cigarrillo que posa ante la cámara, cuando en realidad debería tomar posición frente a un mundo corrupto. Y porque se muestra incapaz de crear emociones sinceras y busca a toda costa el realismo mágico y la poética de sensibilidad trasnochada, de frases hechas y lugares comunes, de gestos exageradas y metáforas evidentes y un lirismo ampuloso y desbocado. N. S.