Estrella Morente encabeza el cartel del concierto de esta noche de Pirineos sur en el Auditorio natural de Lanuza, en el que también actuará la catalana Sílvia Pérez Cruz.

--Hace 16 años actuó en Pirineos sur acompañando a su padre. Ahora vuelve como cabeza de cartel, ¿qué siente?

--Para mí es un privilegio. Estoy muy contenta y emocionada, cuando me lo dijeron no me lo podía creer porque yo tengo la sensación de que allí empezó todo para mí. Recuerdo que era la gira de Omega y mi padre me permitió, me hizo el regalo de poder ir con él. Acababa de cumplir catorce o quince años, y para mí fue un momento crucial, importantísimo en la vida de cualquier adolescente. Siempre he sabido que quería estar cerca de ese espacio y de ese lugar que es el festival del cual tengo suerte de formar parte.

--Allí empezó todo, y, desgraciadamente, ahora su padre ya no está. ¿Es una bonita forma de cerrar un círculo?

--Sí. Mi padre es un hombre, y digo es en presente porque no se irá nunca, es una persona eterna, que a través de un caminar y una serie de conductas se hace indispensable y aunque desaparezca físicamente está en el alma y dentro de uno... (se emociona). Siempre tenía muy presente que había que trabajar y tomarse las cosas en serio como él se tomó ese festival. Insisto esto porque vuelvo a Pirineos sur con él, vuelvo más que nunca con él en la mente y como él quería, con la ilusión y la relevancia como se tomó este festival.

--Precisamente actúa en Lanuza presentando su último disco, Autorretrato, en el que su padre fue parte fundamental como productor.

--Este Autorretrato es un disco prácticamente suyo. Es mío, evidentemente, pero es que mi padre estaba en un momento maravilloso, todos los trabajos que tocaba los convertía en suyos y de una manera muy profunda y muy intensa. Era una búsqueda continua, un investigar, una experimentación en cada nota, en cada tema, en cada texto que se encontraba y como nunca miraba si el trabajo era para él o era para los demás, pues trabajaba siempre con la misma intensidad y responsabilidad. Con lo cual, este disco es un trabajo suyo y en el que yo lo siento más presente que nunca, más que en ningún otro trabajo.

--Es su disco más íntimo, ¿le resulta muy complicado llevarlo a escena dado el momento anímico que está pasando?

--Claro que sí, por supuesto. Es dificilísimo. La verdad es que está siendo mucho peor que grabar el disco la entrega en los directos, presentaciones, en la gira, en el contacto con el público, cuando te lanzan miles de piropos, es tanto lo que recibimos que no hay más remedio que difuminar la parte dolorosa y agradecer tanta entrega, admiración, cariño y, sobre todo, valorar y disfrutar lo que él ha dejado. El otro día me decía el director del Teatro Real de Madrid que no había escuchado a nadie hablar mal de Enrique Morente. Lo importante, que es lo te quiero transmitir, es que todo el mundo habla bien de él y todo lo que se dice es agradecimiento hacia los caminos que ha abierto y para mí es muy emotivo pero siento que tengo que guardar el dolor y la emoción y seguir con su legado.

--¿En qué momento se encuentra el flamenco? Lo digo por las disputas que hay siempre entre puristas y renovadores.

--Haciendo música no se mata a nadie, no se roba, no se desfalca a nadie... Supongo que el flamenco ha tenido una época de oro, quizá la vuelva a tener, no lo sé. Yo he conocido una de la que me han hablado, de la que he aprendido, de la que he disfrutado mucho, que es la época de los clásicos, los anteriores a nosotros y luego está el futuro, la gente que vivimos la actualidad. Pobres actuales (risas). Esta generación está luchando por sobrevivir, creo que tiene que haber de todo y, sobre todo, libertad y respeto. Por eso, nosotros mismos somos los que nunca debemos decir esto es flamenco fusión o flamenquito... porque corremos el riesgo de que nos digan, oye al clásico nunca se le ha dicho clasiquito ni al jazz, jazzito. Pero quitando ese tipo de cosas debe imperar el respeto y la libertad de las sensaciones. Los habrá a quien nos guste más el cante jondo y los que quieran pasárselo bien y divertirse con cuatro acordes que suenan a flamenco.

--Compartirá escenario con Sílvia Pérez Cruz, ¿qué opina de su trabajo?

--Me gusta mucho. La libertad de expresión debe respetarse por encima de todos los conceptos, por encima del flamenco, de lo que no es y más allá. Lo que está haciendo Sílvia ahora mismo me parece original y valiente. Puede sorprender y tiene la suerte que ha sorprendido al crítico que ha venido a hablar de ella, aunque a veces pasa al contrario y tampoco debe tener mayor importancia. No hay que estar pendiente de la crítica, cualquier crítica está por debajo de cualquier obra de arte. Hay que escuchar, aprender y respetar las opiniones de los demás.

--¿Cómo está la denuncia que interpusieron contra los médicos por negligencia hospitalaria en la muerte de su padre?

--No cabe duda de que la verdad solo tiene un camino y vamos a luchar por ella. No tenemos respuestas y hay que buscarlas porque se lo merece mi padre y el resto de las familias a las que les haya sucedido algo tan tremendo. Nadie puede morirse pidiendo auxilio y más en la cama de un hospital llamando al médico. Eso es un delito. Mi padre no se hubiera callado nunca ante una injusticia semejante.