Escritor y periodista argentino, afincado en Zaragoza. Hace dos semanas recibió el Premio Unicaja de Artículos Periodísticos por su 'Hoteles y libros: el eterno check-in'. Combina su labor periodística con su ejercicio como docente en varios talleres de escritura. 

¿Qué relación tiene con los hoteles?

La de cualquier persona que viaja de un lugar a otro. El hotel es algo imprescindible cuando vas a un lugar en el que no tienes alojamiento. Me interesó el tema para mostrar esas cosas, como los hoteles, que tenemos muy asimiladas e interpretamos como normales. Es un artículo encargado para la entrega del premio Formentor, que solo tenía como premisas la literatura y el viaje.

Defiende la importancia de la entrada de un hotel. ¿Qué tiene ese lugar?

Es una cosa normalizada. Pero si reflexionamos sobre todo lo que hemos leído o visto, sobre nuestras novelas, cómics o películas, el hall de un hotel nunca falla. Es un lugar en el que se junta gente desconocida, en el que todo puede pasar y en el que la gente está dispuesta a que pasen cosas. También el propio hotel, porque siempre da curiosidad dónde te vas a alojar, quién tienes al lado… Es lo bonito de entrar en un espacio íntimo pero no propio.

Por su artículo desfilan algunos de los autores más célebres de la literatura, por su relación con los hoteles. ¿Cómo fue la documentación?

La documentación comenzó con mi propia biblioteca. Releí pasajes de algunos libros, repasé otros, recuperé películas y algunos amigos me pasaron guías. También aproveché para entrevistar a algunos amigos sobre sus viajes en hoteles, algunos lugares famosos y otros solo personales. Puede funcionar como una lista, pero lo veo como un espacio de reflexión: me gusta pensar que cada lector ha imaginado su propio texto sobre hotel y literatura.

Literatura y viajes son, también, la base de su trabajo como docente.

En el Ateneo barcelonés doy un curso de narrativa de viajes, algunos seminarios y también participio en el itinerario, una especie de carrera de tres años que cuenta con una introducción general a la narrativa y luego una especialización hacia el cuento o la novela. Ahora trabajo con once proyectos de futuros novelistas, curando sus textos, ayudándoles y sin parar de leer. Aparte de eso, el año que viene publicaré con_Candaya mi primera novela.

Los cursos de escritura tienen muchos defensores, pero también una corriente crítica.

Antes de profesor, fui alumno de talleres. Me sirvieron para pensar, para relacionarme con otros autores y para poder mirar de una forma crítica a mi obra. Sí se puede aprender a escribir, pero no hay dogmas. Creo que la escritura requiere un trabajo y una disciplina, no es solo inspiración. El talento es difícil de medir, lo que sí está comprobado es que cuanto más trabajes, mejores resultados obtendrás. La escuela ha desarrollado un método, que no es el mejor ni el único, pero que funciona.

Entre docencia, escritura y periodismo, ¿con qué se queda?

Literatura y periodismo son inseparables. Elegí el periodismo porque pensé que me iba a dar una amplitud mayor para saciar toda la curiosidad que tenía de joven. Pero no los concibo por separado. Cuando escribo un artículo soy periodista y escritor, y me pasa lo mismo cuando escribo una novela.

¿Se puede vivir hoy de escribir?

Vivir de las ventas es casi imposible. Pero vivir de cosas relacionadas con escribir sí, porque nunca en la historia de la humanidad se ha leído tanto como ahora.