Recién salido de una de sus múltiples actividades con alumnos de los colegios zaragozanos, Roberto Malo arranca a hablar de Mala temporada (Interludio), su segundo recopilatorio de las columnas que publica, cada sábado, en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. «Creo que soy un columnista-cuentista», asegura el autor, que aún no está del todo cómodo en su papel de pluma destacada.

«Cuando hace tres años me llamaron para empezar como columnista, me alegré mucho pero me lo tomé con responsabilidad», recuerda Malo, que en Alégrame el día sigue luchando contra su apellido: «Cuando te apellidas así, puede ser una cruz». Pese a la posible negatividad, y a las insistentes recomendaciones de sus allegados, la firma no se cambia: «Me dicen que debería utilizar un seudónimo: los seudónimos son para cobardes».

Mala temporada es un libro de columnas pero para su autor puede funcionar como «una novela episódica o un libro de relatos, todos con un gran nexo común». Ese nexo, que une textos entre marzo de 2020 y julio de 2021, no podía ser otro que la pandemia: «Ha sido una suerte tener la oportunidad de, semanalmente, poner una chispa de humor o la magia de un cuento en un año tan complicado para la sociedad».

Un libro con muchas miradas

Recopilatorio de columnas, libro de cuentos, colección de relatos e, incluso, novela por episodios. Malo no encuentra una definición exacta para un libro que le ha dejado «satisfecho». «Sé que no he escrito la gran novela del siglo XXI», bromea el autor, aunque está contento de cómo ha salido a las librerías la edición de Interludio.

En ocasiones, incluso, Mala temporada simula el guion de una larga serie televisiva, tan de moda en nuestros días y tan consumidas durante el confinamiento. «Juego con el making-of», explica el escritor, que considera que en la actualidad los espectadores «están más atentos al cómo se hizo que a la propia historia».

También, su segundo libro de columnas de opinión puede parecer una crónica de una situación extraña para todos. «Nunca me siento periodista pero, en esos primeros momentos de la pandemia, tenía la sensación de estar narrando el presente», reflexiona Malo, que sintió «cierta responsabilidad» con su espacio semanal en un diario. «Estaba obligado a observar todo lo que me rodeaba y a contar en función de lo que iba sucediendo», sentencia Malo.

Pese a escribir de un tema que copaba los teclados de todos los autores, Malo tuvo claro que debía «buscar una chispa más personal». Ese toque diferencial llegó a través de su humor, casi obligatorio en todas sus obras: «Prefería ser una nota cómica antes que ser un columnista crítico más». «Veo mis columnas como una válvula de escape para los lectores», apunta el escritor.

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Habitual escritor de relatos y novelas, constante en la construcción de guiones para cómics, Roberto Malo lleva años siendo una de las plumas más prolíficas de la comunidad, y en todo tipo de géneros: «Todo es narrar: la grandeza de la escritura es que puedes afrontarla desde muchas vertientes distintas». Aunque la edad, como a todos, le pesa, ya que ahora «tengo que buscar las ideas; de joven me llegaban solas».

Joven o más maduro, Malo sigue con sus columnas entreteniendo a los lectores y aportando una visión positiva de la vida, aunque siempre en evolución: «Cada semana intento aprender, probar nuevas estructuras y enseñar ideas novedosas». 2022 será un año lleno de nuevas opiniones, nuevos libros y un par de álbumes para un público juvenil. Como amenaza amable, Malo asegura una nueva publicación: «Ya está en marcha el tercer recopilatorio de columnas».