Eva Amaral y Juan Aguirre cierran su gira 'Salto al color', la más accidentada de su historia por la pandemia, este viernes (21.00 horas) en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. La noche la abrirá a las 19.50 horas otra aragonesa, Eva McBel.

-¿Podían haber pasado más cosas en esta gira que acaba hoy en Zaragoza?

-Eva Amaral: La verdad es que ha sido inesperado todo lo que ha sucedido y no era la gira que teníamos pensada y planeada pero también hemos tenido muchas alegrías. El hecho de volver a reencontrarnos con nuestro público en un momento en el que pensábamos que de repente no podía ser, el poder estar juntos de nuevo o el poder salir a la carretera ha sido muy emocionante. Y creo que el público también lo ha vivido con mucha emoción el poder hacer algo que le recordaba a su vida anterior prepandemia. Ha sido un adaptarse en todo momento a normativas que han ido cambiando pero como todo el mundo en sus trabajos y en sus vidas, intentando bregar con esta situación tan extraña. La gira nos ha dejado muchos momentos que nunca olvidaremos, sobre todo ese reencuentro inicial en un momento en el que parecía que no iba a ser posible.

-¿Esta pandemia ha hecho vivir la música de otra manera?

-Juan Aguirre: Creo que hemos sentido de otra manera todo tipo de cosas, no solo el hecho de tocar y hacer música. Recuerdo estar tomando un café en Zaragoza en pleno invierno en una terraza, con mucho frío, con mis amigos y algo que parecía tan normal como quedar a tomar un café, cuando llegó el desconfinamiento se convirtió en algo extraordinario, sabías que habías quedado ese día y que no había sido tan fácil. El hecho de volver a un concierto como espectador o a tu trabajo en la redacción, a todos nos hizo valorar más el hecho de algunas cosas que antes nos parecían normales y rutinarias. Recuerdo como algo especial cuando Eva y yo quedamos en el estudio por primera vez porque los dos vivimos bastante cerca pero fuimos respetuosos con el confinamiento y estuvimos sin vernos. Creo que en general hay muchas cosas que eran habituales y que de pronto hemos aprendido a valorarlas de una manera inmensa, sobre todo lo relacionado con estar y ver a la gente que forma parte de tu vida.

-Quizá esta pandemia nos ha enseñado que no vivíamos en un mundo tan seguro como creíamos.

-E. A.: Todas las generaciones, sobre todo las de nuestros padres y abuelos, vivieron momentos muy trágicos y dramáticos y situaciones muy extremas. Quizá esas generaciones que veníamos después no habíamos interiorizado que cosas de este tipo podían volver a suceder. Esto no es lo mismo que vivieron ellos, pero nos ha hecho darnos cuenta de que no somos tan poderosos como pensábamos, que no podemos con todo. Yo sacaría como conclusión que hay que adaptarse a las circunstancias y saber disfrutar de lo que tenemos porque no sabemos cuántos nos va a durar. Hay que saber decir las cosas que tienes que decir porque un día puedes no poder decirlas, un te quiero o vamos a quedar a tomar una cerveza.

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-En ‘Salto al color’ entraban de lleno en sonidos más electrónicos pero la situación hizo que tuvieran que readaptar esas canciones a lo acústico. Ahora vuelven a sonar esas canciones en su esplendor, ¿tenían ya ganas?

-J. A.: Ha sido un proceso muy paulatino. Hemos vuelto a a juntarnos con toda la banda y todo el equipo, un montón de gente que no sale al escenario y la gente no ve, y lo cierto es que teníamos muchísimas ganas y va a ser muy especial cerrar este ciclo en nuestra ciudad. En el Príncipe Felipe hemos visto conciertos increíbles siendo adolescentes y hemos tocado más veces y sabemos que puede sonar bien. Estamos centradísimos en el concierto porque queremos que sea especial.

-Precisamente ese equipo que no se ve y que comentaba ahora Juan es el que peor lo ha pasado con el confinamiento, ¿también por ellos decidieron empezar una gira en acústico en cuanto se pudo?

-E. A.: Los motivos para empezar una gira diferente es que vimos una ventana a poder estar con una pequeña parte del equipo y darles un poco de movimiento incluso por turnos, como es el caso de los técnicos de los instrumentos. Estuvimos bregando con la situación como pudimos, nos hizo mucha ilusión ese reencuentro con el público pero también con el equipo… y el hecho de poder hacer las canciones en un formato distinto. Fue bonito volverse a juntar para llevar esas canciones que eran tan electrónicas a otro terreno y fue un regalo del cielo poder estar con Juan en una habitación y volver a ensayar algo. El mazazo cuando comenzó el confinamiento fue tremendo, justo teníamos que hacer los conciertos de Madrid, Valladolid, Zaragoza… Eran los conciertos más fuertes de la gira que hasta dos años después no han podido hacerse. Recuerdo especialmente el reencuentro con todo el equipo técnico que fue en Tudela. Ellos no han podido venir a los acústicos pero no han estado solos en ningún momento, los hemos protegido a todos los niveles en la medida de nuestras posibilidades, estábamos en comunicación y atentos a sus necesidades.

-Si por algo destacan es por haber forjado una carrera al margen de influencias y de lo que se pudiera esperar, ¿sienten satisfacción por el camino recorrido?

-J. A.: No solemos mirar mucho atrás porque casi siempre estamos pensando en el próximo concierto o en la próxima idea que vamos a grabar. Ahora cuando hagamos el concierto de Zaragoza sí que sentimos la necesidad de parar para cerrar este ciclo pero ya estamos pensando en cómo va a ser el nuevo disco o cómo lo grabaríamos, qué carácter va a tener… Creo que siempre hemos seguido nuestra intuición sin pensar mucho. Somos bastante impulsivos e irracionales a la hora de componer o elegir un camino u otro para una canción. Incluso cuando se te ocurren las canciones es como si apagaras el lado racional de tu mente y dejaras que aflorara algo que a lo mejor no sabías ni que estaba ahí. Sobre lo de no dejarnos influir, creo que al contrario, nos influye todo, todo lo que vemos alrededor y podamos sentir, lo que vemos en los viajes… Siempre creo que hemos sido muy abiertos en el sentido de que no éramos esclavos de ninguna tendencia ni moda, podíamos escuchar música de todas las épocas y todos los géneros. Antes de tocar juntos, éramos muy fans de muchísimos grupos y vivíamos la música de una manera especial.

-Llevan muchísimos años juntos en un mundo tan líquido como este, ¿me pueden explicar el secreto?

-E. A.:  La verdad es que no te sé decir, no puedo contestar a esto, no hay fórmula ni hemos tenido que hacer ningún esfuerzo. Igual ahí está el misterio, es una relación que fluyó desde el principio y lo ha continuado haciendo. Después de tanto tiempo tenemos suficiente confianza para decirnos las cosas a tumba abierta, las buenas y las malas. Llevamos mucho tiempo haciendo algo creativo juntos. Salir a la carretera, el amor por la música, hacer bien las cosas por el público y por nosotros, comunicarnos a través de las canciones, expresar cosas bellas que puedan conmover a alguien, contar situaciones injustas a través de nuestras canciones… Todo eso nos une.

-J. A.: Cuando empezamos a tocar no hubo un plan preconcebido de nada. Éramos un grupo no muy normal. En Zaragoza hay muchos grupos y proyectos. Ayer estuve viendo un grupo en Madrid que se llama Vívere Memento, de música tradicional de Zaragoza, y son un ejemplo de la variedad y del montón de músicas diferentes que hay en nuestra tierra que a veces no se conocen. Nos vemos reflejados en muchos grupos de la ciudad que empiezan a tocar de una forma intuitiva sin pensar que eso va a llegar a crecer y desde el principio éramos un grupo atípico. Éramos solo dos personas que nos intercambiábamos instrumentos, el primer instrumento de Eva era la batería. Para nosotros era normal ser una especie de dos bichos raros pero luego nos dábamos cuenta de que no era tan normal cuando salíamos de nuestra burbuja. Una de las claves quizá es que nunca hemos planificado lo que íbamos a hacer, nos dejábamos llevar por el instinto y lo primero que se nos ocurría.

-¿Les han llegado a cansar algunas de sus canciones?

-E. A.: Todavía no nos hemos cansado, llevamos tiempo juntos, pero igual no tanto para que nos cansemos. Hay algunas que te reflejan más que otras conforme pasa el tiempo. Lo curioso es que muchas veces te sientes muy reflejado en algo que escribiste cuando comenzabas y eso es un misterio, porque la situación que te rodea sigue siendo parecida o por mil motivos. Nos seguimos viendo reflejados en muchas canciones que escribimos cuando éramos adolescentes. Muchas veces la gente se piensa que somos distintos a cuando éramos adolescentes, nos gusta mucho separar a la gente por etiquetas pero en el fondo las personas tenemos más cosas en común de las que creemos.

-J. A.: El proyecto ha crecido de una forma que no podíamos imaginar pero en el fondo si te paras a pensarlo solo hemos hecho ocho discos, es como si estuviéramos empezando. No son tantos discos. Quizá hemos viajado mucho y hemos tocado en sitios grandes, que parece que es más pero en el fondo, cuando las luces se apagan, son unas cuantas canciones y nos da la sensación de que tenemos que parar para buscar otros caminos sonoros y que nos quedan muchas cosas por aprender. Los dos entendemos esto como una especie de camino no se sabe bien a dónde.

-Vuelven a Zaragoza… Creo que no hace falta ni concluir la pregunta.

-E. A.: Va a ser especial porque es nuestra ciudad, están nuestros amigos y nuestra familia y eso genera más deseos de hacerlo bien y estar a la altura, de hacer la noche tan mágica como debe ser. Es el último concierto de una gira muy difícil y pensar que podemos cerrarla con la gente de nuevo de pie y volviendo a juntarnos para celebrar la música y la vida, lo hace muy especial. El concierto es un recorrido por el último disco, por todos los de nuestra carrera, dos horas y media de recorrido y muchas ganas de dejar toda la energía ahí, es el último y hay que disfrutarlo. Hay que quemar todos los cartuchos.

-J.A.: Sabemos que hay mucha gente que compró las entradas hace mucho tiempo, que no las ha devuelto a pesar de todos los aplazamientos, y eso es algo que nos impresiona muchísimo. La única manera de devolver ese apoyo es saliendo a tocar como leones y leonas. Esperemos que sea un conciertazo.