Luis Costa es el propietario de la sala de conciertos El Veintiuno, en Huesca. Reconocida como una de las mejores del panorama nacional, celebra en este 2022 su décimo aniversario programando a algunos de los músicos más escuchados del país.

¿Cómo se afronta una temporada tan especial?

Es especial por muchos motivos. Primero, por haber tenido la sala durante casi dos años cerrada. Un transcurso en el que Rockdelux nos nombró como una de las mejores salas de conciertos de España y en el que Aragón Musical nos nombró la mejor sala de conciertos de la comunidad. Fue agridulce, porque no podíamos hacer conciertos, que es lo más bonito para la sala. Lo afrontamos con una ilusión tremenda, desde diciembre, y la gente ha respondido, agotando todas las entradas. Esperamos que en febrero podamos volver a la actividad, porque con las restricciones de ahora no podemos.

Un cartel que tiene a primeros espadas de casi todos los géneros.

Exacto. Esa era la idea: tocar muchos géneros, no solo la música alternativa. El indie es lo que más nos gusta, pero tocamos todos los palos. No hay rap, pero también nos gusta. También hay rock, mestizaje o cantautores, caben todos. Acabamos de anunciar a Amaro Ferreiro para febrero y a Carmen Boza, que presentará en mayo su nuevo disco.

Considerada como una de las mejores salas nacionales, ¿cómo es competir desde una ciudad pequeña como Huesca?

Es llevar la bandera de Huesca por toda España. El Veintiuno ya no es mío, es de Huesca. Es historia de la ciudad y en estos once años hemos conseguido colar a nuestra ciudad entre las clásicas giras por Madrid, Barcelona o Sevilla. Para nosotros es como tener una estrella Michelin. Todo lo que hacemos tiene mucha repercusión, para lo bueno y para lo malo, por lo que tenemos que ser muy responsables.

El Veintiuno ya es casi obligatoria para todos los artistas.

Hemos conseguido que artistas con un nivel como para llenar el Wizink o el Príncipe Felipe intenten pasar por una sala para 100 personas. Por ejemplo, Izal hizo en su gira Copacabana el Palau Sant Jordi y, a los dos días, El Veintiuno. Buscan pasar antes de explotar y también cuando están consagrados. La nueva forma de trabajar, solo para conciertos, nos ha hecho alejarnos un poco de los grupos emergentes, aunque siempre intentamos que tengan su hueco.

Diez años dan para muchas anécdotas. ¿Un recuerdo?

Siempre me acuerdo del concierto de Iván Ferreiro, en el primer aniversario de la sala. Pero hay otro un poco antes que me parece aún más importante. Cuando solo llevábamos tres meses programando, Dorian vino a El Veintiuno. La canción de Cualquier otra parte volvía a todo el mundo loco y yo me puse a ello, convenciendo a su mánager por teléfono. Fui a buscarlos a Zaragoza, los traje hasta Huesca, los llevé luego a Castellón... Que Dorian estuviese en aquella gira en Huesca hizo que muchos otros artistas se dieran cuenta de que estaba pasando algo en la ciudad. Dorian fue nuestro punto de inflexión.

¿Qué le diría al Luis Costa que emprendió esta aventura?

Que volviese a equivocarse en lo que se equivocó. Creo que ahora mismo no sería capaz de cerrar cosas que completé hace diez años, por la capacidad de convicción, aunque ahora me considero mejor gestor y programador de eventos. Le desearía mucha suerte y le diría que hiciese lo que considera en cada momento._