Resultaba silenciosamente paradójico que de un poeta caracterizado por una apasionada intensidad como es Ángel Guinda no se hubiera realizado antes una antología de sus poemas de amor como la que ahora acaba de editar Olifante en su colección Papeles de Trasmoz con el título de El arrojo de vivir. Quizá como apunta Raquel Arroyo Fraile, que se ha encargado de la selección, se deba a que al poeta se le ha identificado más con un tono existencialista, capaz de separar hasta las tinieblas que contiene la luz. Pero precisamente esa voz que ilumina las sombras y convierte en fuego el hielo se convierte en el medio perfecto para expresar el sentimiento amoroso.

Indirectamente, además, esta antología sirve también para hacer un repaso de cómo Ángel Guinda ha ido amoldando el lenguaje para entresacar todo su valor, y de la evolución de su expresión poética. En esta antología se hallan poemas en donde se entrega a la persona amada, en donde se define y redefine como alguien que solo es plenamente en compañía, seguidos por otros de expresión amorosa no menos exaltada pero quizá más concentrada, y donde la pasión de dos cede parte de su protagonismo a la reflexión sobre otros temas, como el doliente paso del tiempo o la ineludible ausencia al final de la vida.

A pesar de esa evolución evidente de los poemas, que formalmente los hace transitar desde el soneto al aforismo minimalista, lo que en todos ellos subyace es la sublime maestría de Ángel Guinda para hacer de sus versos un arma fieramente humana, con ese arrebatamiento que solamente un poeta apasionado puede alcanzar y hacer alcanzar. Con su gusto por las imágenes gozosamente impactantes o los conceptismos con la capacidad de hacer resplandecer el más profundo abismo, los poemas amorosos de Ángel Guinda aquí recogidos destacan por la fuerza que son capaces de transmitir, y editados además justo en este momento son la muestra más clara de que el amor será siempre más poderoso que la muerte.

'EL ARROJO DE VIVIR'

Ángel Guinda

Olifante

55 páginas