MALA NOTICIA PARA EL ARTE CONTEMPORÁNEO EN ARAGÓN

Zaragoza pierde otra galería de arte y prolonga su goteo de cierres

El adiós de la galería A del Arte se suma a una lista demasiado larga y que empieza a ser preocupante

Mariano Santander, fundador y propietario de A del Arte junto a Montse Navarro, esta semana en la galería.

Mariano Santander, fundador y propietario de A del Arte junto a Montse Navarro, esta semana en la galería. / Jaime Galindo.

Rubén López

Rubén López

Zaragoza no ha dejado de perder galerías de arte en los últimos 20 años. Muy pronto se incorporará a una lista ya demasiado larga A del Arte, que va a poner fin a 14 años de actividad en la calle Fita. Su adiós agrava la particular crisis de un sector en horas bajas. Tanto es así que ya casi se pueden contar con los dedos de una mano las galerías que mantienen una actividad constante en Zaragoza, mientras que allá por 2005 había más de una docena. Sin duda, lo peor de este descenso es que golpea directamente a la difusión y a la salud del arte contemporáneo en Aragón.

Aunque todas subrayan que la capital aragonesa «siempre ha sido una plaza muy complicada», también reconocen que la crisis de 2008 impactó de lleno en el sector. «El número de coleccionistas ha seguido cayendo y ha hecho que fuera inviable mantener tantas galerías. Además, la mentalidad respecto al arte siempre ha sido bastante tradicional en la comunidad», indica Mariano Santander, de A del Arte, quien también alude a un «cambio generacional»: «Los jóvenes no están cogiendo el relevo». En este sentido, Patricia Rodrigo, de la galería Antonia Puyó, apunta que este cambio ha afectado a muchos sectores, no solo al de las galerías. «Cada vez hay menos interés por el objeto único. La tendencia es a consumir algo rápido y si se estropea cambiarlo; lo hemos visto mucho en la decoración», señala Rodrigo, que reconoce que a su galería han acudido hijos de coleccionistas a vender alguna pieza.

Ya sea culpa de los nuevos tiempos o no, lo que tienen claro las galerías es que la labor de pedagogía y difusión que pueden realizar las instituciones puede ser fundamental para cambiar esta tendencia. «Si la gente no está acostumbrada a ver arte contemporáneo y no lo entiende, será difícil que luego se anime a comprar alguna obra», lamenta Rodrigo.

Exterior de la galería A del Arte, en la calle Fita.

Exterior de la galería A del Arte, en la calle Fita. / Jaime Galindo.

Todos reconocen que el apoyo de la DGA al arte contemporáneo y las galerías ha crecido en los últimos años, pero lamentan que se venía de una larga época de inacción. «Si queremos que se visibilice de verdad el arte contemporáneo se deben hacer exposiciones con figuras de peso, y eso haría que los artistas locales tuvieran más visibilidad», comenta Rodrigo.

Para Chus Tudelilla, de La Casa Amarilla, esa incomprensión de lo contemporáneo llega hasta los puestos con poder de decisión en las instituciones. «Como muchos de los que organizan y promueven las exposiciones tampoco lo entienden, prefieren ir a lo sencillo y programar muestras que lleguen al gran público», indica Tudelilla, que también lamenta la «pobre» política de compra de arte contemporáneo de las administraciones: «Tras muchísimos años sin adquirir obras, la DGA compró el año pasado por lo del covid, pero el resto de instituciones no compra». «Que yo sepa, la DGA nunca había adquirido obra; ojalá mantenga esa política», apunta Rodrigo, que aún recuerda los buenos tiempos, al inicio de la década del 2000, «cuando a Arco íbamos siete galerías aragonesas» (ahora no acude ninguna).

Pese a los tiempos difíciles –más con la pandemia– las que aguantan se resisten a tirar la toalla. «Esta es una profesión muy vocacional. Las cosas están complicadas pero debemos afrontar el futuro con ilusión y ganas de hacer cosas diferentes», señalan desde la galería Carmen Terreros. 

Las galerías desaparecidas en los últimos años

La lista de galerías que ha ido perdiendo Zaragoza es demasiado larga. A inicios de los 2000 se produjo un duro golpe con la marcha de dos salas relevantes: las galerías Fernando Latorre y Miguel Marcos. Luego cerraron otras como Zaragoza Gráfica, Goya, Atenas, Alfama, Pepe Rebollo (que cerró en 2011) o más recientemente Finestra, solo por nombrar algunas. Las que siguen con actividad constante en la capital aragonesa (La Casa Amarilla, Antonia Puyó, Cristina Marín, Carmen Terreros y Spectrum Sotos) continúan manteniendo viva la llama del arte contemporáneo en la ciudad y recuerdan que dan muchas facilidades de compra a sus clientes, incluso con financiación a coste cero.

Mariano Santander, en A del Arte.

Mariano Santander, en A del Arte. / Jaime Galindo.

"El perfil del comprador pasional ha bajado mucho"

Llevan desde 2008 enriqueciendo el tejido cultural en la ciudad y apoyando el arte y a los artistas aragoneses desde su local de la calle Fita. Pero la galería A del Arte ha decidido poner fin a 14 años de «trabajo, esfuerzo y pasión». «Nos da mucha pena. No podemos dejar de sentir que de alguna forma dejamos abandonados a los artistas, a nuestros clientes y al mundo cultural en general, pero hasta aquí hemos llegado. El número de coleccionistas sigue a la baja y tras tantos años de esfuerzo hemos acusado el desgaste», lamenta Mariano Santander, fundador y propietario de A del Arte junto a Montse Navarro.

Procedentes ambos del sector (él como coleccionista y ella como representante de artistas), en 2008 iniciaron «una aventura» que les ha llevado a organizar más de 100 exposiciones con otros tantos artistas y a dinamizar el mundo del arte en la ciudad.

Lo que más desean ahora es que alguien ocupe su lugar para que Zaragoza no pierda otra galería: «Hemos puesto el local en traspaso y la idea es tener paciencia. Ojalá en los próximos meses venga un grupo de amantes del arte para llenar este vacío; el espacio es idóneo y permite hacer muchas cosas». La galería se está despidiendo estos días con una exposición colectiva compuesta por más de 150 obras propias y de varios artistas que se podrá ver hasta principios de abril. «Esta próxima semana vamos a proyectar por las tardes un documental sobre la mujer en el mundo del arte», indica Santander, que destaca que desde el principio apostaron mucho por el arte femenino.

La galería de la calle Fita ha expuesto sobre todo pintura a lo largo de su trayectoria, pero ha abrazado casi todas las disciplinas. «Nos sentimos orgullosos de haber apoyado al arte aragonés», subraya Santander, que lamenta que Zaragoza no cuenta con «un núcleo fuerte de coleccionistas»: «El perfil del comprador pasional, que adquiere obra por ampliar su colección y por amor al arte ha bajado mucho y se está perdiendo».