Ha salido al escenario sin hacer ruido. Ha cogido su guitarra y Adriana Calcanhotto, minutos después de las nueve de la noche, ha comenzado un recital en el que le ha costado poco hacerse con la atención del público (sobre los que van a los conciertos a no dejar de hablar sin escuchar al artista mejor no hablar) que ha quedado asombrado ante la capacidad vocal de una artista inclasificable no por las extravagancias que pueda hacer con su música sino porque gusta de la variedad musical por encima de todo.

Alrededor de 2.000 personas han disfrutado esta noche con la actuación de Calcanhotto que ha estado muy arropada por la colonia brasileña zaragozana que, ataviada con banderas de su país y alguna española, no ha dejado de corear, aplaudir, bailar sus canciones y, también, de hacerse fotos junto al escenario. Un público muy entusiasta que contrastaba en cierta medida con ese otro más casual (minoritario, eso sí) que había acabado en la plaza San Bruno sin saber muy bien qué iba a suceder. Junto a estos dos grupos, se encontraba un tercero que había acudido a escuchar a Calcanhotto con ese punto de tranquilidad que transmite su música.

Justo agora y Era pra ser han sido dos de sus canciones más coreadas, aunque para ser justos, la artista se ha sentido bastante arropada a lo largo de toda la noche en una cita especial para abrir este festival, Música al raso, que apunta a dar unas grandes noches veraniegas hasta el próximo mes de julio.

La 'torcida' brasileña

Y el que no estuviera especialmente animado se ha encontrado con la torcida brasileña que no ha dejado ni un momento de tranquilidad. Mientras tanto, Adriana Calcanhotto seguía a lo suyo en un recital bien hilvanado con espacio incluso para alguna virguería pero siempre llevando la voz a ese plano diferente en el que solo pueden convivir artistas con un talento tan desarrollado como el suyo.

El escenario Ibercaja (así se ha bautizado el de la plaza San Bruno mientras que el del Jardín de Invierno se denomina Ambar) se ha abierto de este modo de una manera brillante en una apuesta que incluye la colocación de sillas en la plaza San Bruno, por supuesto, baños públicos, aunque no servicio de hostelería.

La velada, que se ha prolongado hasta las diez y media de la noche aproximadamente, la ha abierto una aragonesa, Ester Vallejo, última ganadora del Popyrock que ha presentado su propuesta antes de que la sudamericana copara la noche. Y, por supuesto, con todo el mérito del mundo.