RESEÑA LITERARIA

Los libros aragoneses de Domingo Buesa: Programa de fiestas en La Litera

La publicación muestra cómo los carteles hablan de la lucha que supone subir a la modernidad

Tamarite de Litera en 1952.

Tamarite de Litera en 1952.

Domingo Buesa

Domingo Buesa

Nunca nos planteamos los orígenes del cartel de fiestas, que incluso ha sido objeto de una tesis (Sevilla,1993) de Francisco Martín Cartaya, titulada 'Estudio histórico-artístico del cartel en las fiestas primaverales en Sevilla' donde se explican los antecedentes de estos carteles en los dibujos que anunciaban establecimientos en la antigüedad: una cabra para visualizar la lechería griega o una señora con una copa en la mano para la taberna pompeyana. Pueden ver que la presencia del cartel en la historia es muy antigua, incluso anterior a 1518, cuando el pintor alemán Altdorfer hiciera el cartel anunciador de una rifa que difundió la naciente imprenta. Dicho sea, recordando que los especialistas piensan que el cartel más antiguo es uno de 1482 anunciando El gran perdón de Nuestra Señora de París, por supuesto referido a los pecados que, como ven, también tienen su cartel.

A partir de aquí el cartel cobró fuerza, máxime cuando los procedimientos litográficos abren una época que lleva a Toulousse-Lautrec, considerado como el gran maestro del cartel moderno con ese del restaurante parisino Ambassadeurs, combinando palabras con imagen en 1892. A partir de aquí los carteles para publicitar lugares y cosas se convierten en normales y la fotomecánica los convierte en algo imprescindible en la cultura del siglo XX. Es el momento en el que se convierte en objeto de estudio para los historiadores del arte que muestran su predilección por aquellos que, a fines del XIX, nacen para ser expuestos públicamente ante una población que se mueve a pie por la ciudad y que cautivan al público por medio de su claro y breve mensaje presentado con tres tintas: roja, amarilla y azul.

Cartelería andaluza y ferias

Hasta hace tres décadas, en general sólo han cautivado la cartelería andaluza y la de las ferias y fiestas madrileña, estudiada por Carolina Cadenas y Antonia Salvador ('Anales de documentación, revista de biblioteconomía y documentación', 2014). Pero, llegó el momento en el que se puso atención en los aragoneses con la publicación (1983) de la tesis de Pilar Bueno sobre 'El cartel de Fiestas del Pilar en Zaragoza (1882 a 1982)'. García Guatas, su director de tesis publicaba poco después (Somontano, 1991) el artículo sobre 'La Imprenta y las Artes Gráficas en Barbastro', donde se pueden ver buenos ejemplos del resurgir de las artes gráficas desde la posguerra hasta la llegada del mundo del offset y el reciente de la composición informatizada.

Si en ese articulo podemos ver cómo los movimientos sociales y políticos juegan un papel clave en la evolución del cartel, es evidente que, en este estudio de Josefina Clavería, doctora en arte y nacida en Binéfar, sobre 'Los programas de fiestas en la comarca de La Litera (1939-1959)', podrán ver la rigidez de un régimen totalitario que lleva a confundir si el cartel es publicidad o propaganda, incluso a censurar la portada del programa de fiestas de Binéfar en 1948.

Una investigación compleja

El libro que nos ocupa es resultado de una investigación compleja porque los ayuntamientos no conservan en sus archivos estos materiales, salvedad del de Tamarite y los intentos que ahora hacen en Binéfar. Es en consecuencia un trabajo digno de destacar porque su aporte gráfico nos ofrece las claves para ir viendo cómo evolucionan las artes en esta hermosa comarca altoaragonesa. Y digo esto porque podrán ver en sus páginas, tanto en el texto como en la importante colección de imágenes fotográficas que les ofrecen, que conforme avanzan los años desaparecen las referencias a la Falange –como ocurre con el programa de Binéfar de 1942– dejando que ocupen su espacio las devociones, caso que ocurre visiblemente en el de Tamarite desde 1943, y los joteros que irrumpen como reclamo festivo en ese mismo año. Todo un avance que se magnifica en los programas de fiestas de Alcampel y de Altorricón, donde vuelan golondrinas o las campanas se asoman por las torres. Todo está preparado para que Tamarite –desde 1952– apueste por presentar sus fiestas con un cartel en el que se introduce la novedad de la fotografía del lugar. Una moda que hizo fortuna.

Sin duda estamos ante un estudio muy meritorio, que muestra hábilmente cómo los carteles nos hablan de la lucha que supone el subirse a la modernidad. Además, merece nuestro reconocimiento porque se lo edita la autora consciente –como profesora con una larga trayectoria docente– de que su obligación es poner al servicio de la sociedad sus investigaciones. Cuando vean los carteles y lean el magnifico estudio de Josefina Clavería estoy seguro que empezarán a pensar en estudiar los de sus poblaciones, en muchos casos comenzando por recuperarlas y salvarlas para la posteridad. Será gracias a esta profesora que, como dice, el único género literario que cultiva es el que tiene como finalidad la divulgación de temas relacionados con la imagen gráfica aplicada al diseño o a la ilustración, en especial la publicada en la prensa. Dicho está y ya conocen otra tarea que queda por hacer. 

‘PROGRAMA DE FIESTAS EN LA LITERA (1939-1959)’

Josefina Clavería

Ediciones Anteo

66 páginas