OPINIÓN

Guardando las distancias: Unos museos para jugar

El reto es conseguir que una parte de esos espectadores que van a entrar por la celebración vuelva cualquier otro día del año

El Teatro Romano en el último Día de los Museos celebrado.

El Teatro Romano en el último Día de los Museos celebrado. / ÁNGEL DE CASTRO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Como cada año, cuando se acerca el 18 de mayo, Día Internacional de los Museos, las instituciones y los centros de arte presentan su programación para conmemorar la efeméride. Es cierto, que suelen ser fechas en los que estos centros ofrecen actividades que diversifican su oferta habitual y que tratan de involucrar a más sectores de la ciudadanía. Si se consigue o no, es otra cuestión, nada sencilla de dirimir.

Aragón, y por supuesto, también Zaragoza cuenta con centros de arte de calidad notable con una oferta que, inevitablemente, no puede competir con otras grandes ciudades (que, además, viven en buena medida del efecto atracción del turismo hacia sus museos) pero que va dejando destellos de exposiciones bien producidas y organizadas. La llegada del CaixaForum Zaragoza, además, contribuyó a que el resto de centros subieran en ambición y por esa época se vivió la remodelación del Museo Goya Ibercaja y el IAACC Pablo Serrano, por citar solo dos ejemplos, dio un salto considerable en cuanto a apertura a la ciudadanía.

Nuevo siglo, nuevo concepto

Los museos del siglo XXI ya no son esos centros en los que había que entrar en silencio para observar grandes obras de la Historia del arte y en los que, como mucho, se podía cuchichear con el de al lado todo en un ambiente muy solemne. Los centros de arte se han abierto al gran público y ahora mismo uno puede entrar y pasárselo bien sin necesidad de entrar a un lugar como si fuera algo sacro.

Desde luego, hay mucho trabajo detrás, pero solo hay que entrar en el IAACC Pablo Serrano, en el CaixaForum, en el Museo Goya Ibercaja o en la Lonja para ver que ir a un centro de arte es acudir a un lugar vivo en el que, además de aprender, muchas cosas pueden suceder. Un buen ejemplo es la exposición sobre el Goya joven que se puede contemplar actualmente en la Lonja de Zaragoza. Sin dejar de lado un discurso educativo y pegado a la historia del arte, la exposición comisariada por Domingo Buesa, se abre a todo tipo de públicos con un guiño audiovisual y una construcción del recorrido en el que hasta los más pequeños podrán saber algo más del Goya zaragozano sin necesidad de pensar que está en un lugar aburrido.

Una tarea compleja pero posible

La tarea que les queda a los museos no es nada sencilla, más que nada porque les va la supervivencia en ella. Si no son capaces de renovar el público que a ellos acuden, el futuro no es nada halagüeño. Y estamos ahí ante el gran problema cultural que cierne sobre nuestras cabezas en los últimos años, la necesidad de la renovación del público cultural. Un tema que no es baladí y sobre el que deberían girar la buena parte de las políticas culturales, no para imponer nada sino para hacer ver y demostrar que sin cultura jamás podremos ser una sociedad libre y democrática. Y en esa guerra es en la que deberíamos ir todos de la mano sea cual sea nuestra tendencia, ideología o pensamiento.

Como decía al principio del artículo, la semana que viene se conmemora el Día de los museos. En Aragón se ha preparado una programación completa que debe atraer a un público que no suele ser el habitual a estos centros de arte. Buen trabajo. El reto ahora es conseguir que una parte de esos espectadores que entren al museo por lo que se celebra, vuelva cualquier otro día del año. La senda emprendida va por buen camino pero que nadie se engañe, los resultados llegarán a largo plazo.