NOVEDAD EDITORIAL

Javirroyo: "El humor políticamente correcto es aburrido"

El ilustrador zaragozano acaba de publicar 'Dibujo, luego pienso', un libro sobre la creatividad

Javier Royo Espallargas (Zaragoza, 1972), conocido artísticamente como Javirroyo, en Zaragoza con su nuevo libro.

Javier Royo Espallargas (Zaragoza, 1972), conocido artísticamente como Javirroyo, en Zaragoza con su nuevo libro. / ÁNGEL DE CASTRO

Rubén López

Rubén López

El dibujo es el medio natural de Javirroyo (Zaragoza, 1972). A través de sus ilustraciones, el artista aragonés se comunica y se expresa mejor que con la escritura o la expresión oral. «Lo que hago es escribir con dibujos», asegura. Así, no es de extrañar que haya utilizado su mejor «sistema de comunicación» para hablar de la creatividad, un tema que le interesa especialmente y al que ha dedicado su último libro: 'Dibujo, luego pienso' (Lumen).

«Este proyecto nació de un taller de creatividad que empecé a hacer antes de la pandemia», recuerda el zaragozano. En ese curso, enseñaba a usar el dibujo como una lengua, a mezclar sin prejuicios «churras con merinas» y a motivarse: «Cuando dibujas, tu mano la mueve el cerebro, pero luego eso dibujado vuelve a pasar por él; es un órgano plástico que se puede fortalecer».

De hecho, para afrontar este libro el zaragozano se ha documentado acudiendo a los últimos descubrimientos neurocientíficos: «Cuento por ejemplo el experimento que hicieron con los taxistas de Londres. Descubrieron que tenían el hipocampo, donde guardamos la memoria espacial, más grande que el resto de la población; y era simplemente porque lo habían entrenado más».

Eso es precisamente lo que ha hecho Javirroyo con 'Dibujo, luego pienso', montar «un gimnasio de ideas». Incluso ha creado un personaje (Cerebrín) para ir guiando al lector por las 270 páginas del libro. «La neurociencia ya ha descubierto que el cerebro es un órgano plástico y que se puede entrenar igual que haces con los músculos de las piernas cuando sales a correr», insiste.

Al tiempo que fortalece la creación de ideas, el artista aragonés también busca ayudar al lector a encontrar «su verdadera motivación». Tanto es así que la editorial incluso ha ubicado su libro dentro de la sección de autoayuda. «No me molesta y hasta me parece guay porque ese tipo de publicaciones siempre venden más (ríe). Ahora en serio, si te paras a pensarlo sí que se puede ver desde ese punto de vista porque al final lo que hace un dibujo es colocarte frente a un espejo, te expone y te hace sacar algo de dentro», explica Javier Royo Espallargas, que acumula más de 300.000 seguidores en Instagram, donde comparte dibujos y viñetas que hacen pensar y remueven conciencias. 

"La autocensura está ahí; uno sabe que hay ciertas líneas rojas que no se pueden pasar"

Y es que, aunque también persigue la belleza cuando trabaja, el zaragozano prioriza siempre la comunicación. «Hay gente que da más importancia a la parte artística; yo soy alguien que escribe con dibujos para contar cosas e historias», resume Javirroyo, que defiende que el dibujo se puede usar de muchas formas: «Parece que siempre tenemos que dibujar como Goya o Da Vinci, pero el dibujo es también un lenguaje. Puede servir para pedir un café en Japón dibujando una taza».

En su nuevo libro, el autor de 'Homo Machus' (2020) y 'Laborachismo' (2021), dos obras sobre el machismo y las nuevas masculinidades, Javirroyo aborda también el polémico asunto de los límites del humor. ¿Dónde fijarlos? «Andreu Buenafuente decía que en sus cojones y a mí me parece una gran respuesta (ríe). Todos los que trabajamos con el humor tenemos nuestros propios límites creados y sabemos que hay líneas rojas que no se pueden pasar. A veces te autocensuras y otras metes la pata; yo he tenido que retirar dibujos en dos ocasiones», indica el zaragozano, que lo que tiene claro es que «el humor que es políticamente correcto es aburrido»: «Eso es así y por eso siempre hay que trabajar en esa línea tan fina». 

Sus orígenes en Zaragoza

El artista aragonés, que también es fundador, editor y autor de la publicación semanal de humor gráfico 'on line' 'El Estafador', dio vida a su personaje más conocido (La Cebolla Asesina) en 1994. En los últimos años ha estado más volcado en sus redes sociales y en su faceta de profesor, pero sin perder nunca de vista el cómic (publicó 'La Escuela' en 2018). «El tiempo va pasando y tus intereses van cambiando, pero yo nunca digo que no al cómic porque vengo de allí», subraya Royo, que recuerda que lleva dibujando desde que tenía cinco años.

«Empecé en el San Braulio, el colegio público de mi barrio (El Picarral), y ya no paré porque luego fui a la Escuela de Artes de Zaragoza», explica el ilustrador, que vivió en la capital aragonesa hasta que se fue a Bilbao a estudiar Bellas Artes. «En esa época había gente muy buena dibujando en Zaragoza, lo que pasa es que hubo un momento en que las instituciones se equivocaron al instalar la Facultad de Bellas Artes en Teruel. No tengo nada en contra de la ciudad, tengo buenos amigos y voy bastante, pero creo que fue un error porque si Zaragoza tuviera una Facultad de Bellas Artes, muy posiblemente ahora habría más movimiento cultural y artístico en la ciudad. Muchos que nos fuimos ya no hemos vuelto», lamenta el ilustrador, que apunta que, «curiosamente, ahora hay jóvenes que se van a estudiar a Valencia porque tienen más medios».