Arte
El Prado reflexiona sobre la influencia del Greco en el cubismo analítico de Picasso
La comisaria de la exposición recordó que "el padre de Picasso se enfadó con su hijo porque se entusiasmó con el Greco", que derivó de pasar más tiempo en el Museo del Prado durante su adolescencia copiando a los grandes maestros
EFE
Con motivo del 50 aniversario del fallecimiento de Pablo Picasso, el Museo del Prado ha inaugurado 'Picasso, el Greco y el cubismo analítico', muestra donde se intercalan obras del malagueño con pinturas del cretense, uno de los artistas que más le influyeron en el desarrollo del cubismo analítico.
Entre las muchas y diversas influencias de otros maestros que confluyeron en la obra de Picasso, la del Greco, es quizá la más temprana y decisiva, ya que se inicio a finales del siglo XIX cuando el malagueño, "casi adolescente, reside en Madrid y es estudiante de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando", ha recordado este lunes en rueda de prensa la comisaria Carmen Giménez.
Por sus cartas y dibujos de aquella época de formación, se sabe que pasó más tiempo en el Museo de Prado copiando a los grandes maestros que en la propia Academia. "El padre de Picasso se enfadó con su hijo porque se entusiasmó con el Greco", ha añadido Giménez.
'¡Greco, Velázquez, inspirarme' o 'Yo, el Greco' se puede leer en dibujos de aquellos años de formación. Toda una declaración de intenciones para un joven estudiante.
Aunque casi todos los autores coinciden en limitar la influencia del Greco casi en exclusiva a la juventud de Picasso (Málaga, 1881 - Mougins, Francia, 1973), la muestra plantea que fue mucho más "profunda y duradera", ya que fue especialmente crucial para el desarrollo del cubismo analítico en obras como "El aficionado" o "Acordeonista".
Doménikos Theotokópoulos, alias el Greco, (Candia, Grecia, 1541 - Toledo, 1614) acompañó a Picasso durante toda su trayectoria. En la primera fase del cubismo, el tema se descompone en fragmentos geométricos que van acumulándose hasta crear una imagen.
Picasso crea una ilusión de relieve y profundidad que se basa "en el sombreado y en la que destaca la bidimensionalidad del lienzo", ha explicado la comisaria.
Esta exposición con tan solo doce obras, que podrá ver hasta el 17 de septiembre, ofrece la oportunidad de comprender la relación entre ambos artistas, dos sensibilidades originales que hablan de la redefinición del hecho artístico a través por ejemplo del volumen y el color, la composición, la perspectiva, el espacio, la luz o el desafío al dogma académico.
En la muestra también se alberga documentos testimoniales que resaltan el particular vínculo vital y artístico de Picasso con el Museo del Prado, una relación que comenzó en sus años como copista y finalizó con su nombramiento como directo.
El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, ha recordado que el Greco tardo tres siglos en ser entendido, pero una vez recuperado del olvido, "convertido en uno de los grandes artistas", aporto las claves a Picasso para romper definitivamente con el arte del pasado y los pilares de la representación tradicional.
Es una exposición "magníficamente elegida", ha añadido Falomir, quien ha explicado que "teniendo el Prado la mejor colección de Grecos", cuatro de los elegidos ha venido de expresamente de fuera, "porque son los que mejor dialogan" con la obras de Picasso.
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