MÚSICA
Crítica de Javier Losilla del concierto de El Momo: Trallazos de rap y campanas de boda
El Momo presentó el viernes en Las Armas las canciones de 'Artesanía', su nuevo y reciente disco, uno de los trabajos más brillantes (con permiso de Kase. O) de los últimos tiempos del rap aragonés y nacional. Con una producción de gran calado, firmada por Bombony Montana, el álbum muestra, además del talento volcado en él, la notable evolución de El Momo como creador y como intérprete. No hay duda de que haber recorrido el mundo con Kase. O en la gira 'El círculo' le ha proporcionado una gozosa madurez.
El viernes, con DJ Fleki Flex en los platos (una máquina repleta de ritmos) y los coros de Doblezero, quien abrió la velada, El Momo facturó, ante un sala repleta y calurosa, un concierto antológico. El mismo productor Bombony Montana echó también una mano en el escenario en algunas piezas, como también hicieron el maestro Sho-Hai y el rey Kase.O («Cada canción es una cicatriz / hoy estoy con el rey como Letizia Ortiz»), en el último tramo de la actuación. Sonoras compañías para un artista que no escatimó tiempo y ganas para que la noche fuese completa. Así, las canciones de 'Artesanía' ('Yo sigo igual', 'Antihéroe', 'De barrio', 'La última ronda', 'Despilfarro', 'What Are You Talking About?', 'Hablar crudo'…) sonaron, repletas de funk, con una vitalidad apabullante; con potencia, pero con detalle; con orgullo, pero con emoción.
Rimas elaboradas con alma
El Momo maneja con pericia los tempos de unas rimas elaboradas con alma; lento o rápido su fraseo ofrece un 'flow' arrebatador e irresistible. Con muchas escuchas (desde el muy mencionado Kase.O a Residente), ha ido armando poco a poco un estilo propio que en estos momentos diríase que está ya más que pulido. Súmese a eso su dominio del escenario, su empatía con el público y la generosidad con sus colegas, y tendremos a un artista imprescindible.
Y ahora, los ecos de sociedad. Durante un concierto en el WiZink Center, Tangana, ante 15.000 espectadores, le dijo a su novia que la quería, pero El Momo, fue el sábado más lejos: un grupo de amigos llevaron en volandas hasta el escenario a Irene, la prometida del cantante. Entonces pararon los rapeados, El Momo fue Mario por unos momentos, y, rodilla en tierra, le pidió matrimonio a Irene. Ella dijo que… sí y el público aplaudió con la misma alegría que si esa afirmación hubiera sido para él. Fue una nota de emotiva quietud en un concierto que no dio tregua a los espectadores. Trallazos de rap. Y campanas de boda, claro. ¡Bravo!
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