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La Santa Hermandad en Aragón

La Santa Hermandad es considerada como el primer cuerpo de «policía» organizado de la historia de Europa

Posible representación de un miembro de la Santa Hermandad

Posible representación de un miembro de la Santa Hermandad / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

La Santa Hermandad, cuyo origen es castellano, inició su periplo en el año 1476 por orden de Isabel la Católica y es considerada como el primer cuerpo de «policía» organizado de la historia de Europa. Su función era combatir crímenes como el bandolerismo, robos, asesinatos, trifulcas, etc., y tuvo una gran importancia en el Reino de Castilla, pues estuvo allí activa durante casi cuatro siglos.

Sin embargo, en el Reino de Aragón no tendría tanta suerte. A mediados de la década de 1480, el reino aragonés sufría en algunas regiones, sobre todo en Huesca, grandes problemas de altercados, provocando una enorme inseguridad. Fernando II el Católico se veía incapaz de lograr cierta seguridad con sus propias fuerzas, pues estas estaban empeñadas en la larga Guerra de Granada que no culminaría hasta su conquista el 2 de enero de 1492.

Prerrogativas

Así pues, y en vista del éxito que estaba cosechando la Santa Hermandad en el reino vecino, Fernando decidió comenzar los trámites para la formación de esta en Aragón, la cual entró en funcionamiento el 1 de enero de 1488. Pero a pesar de los beneficios en seguridad que su creación podía acarrear, la nueva institución tuvo una gran oposición entre diversos estamentos del reino, sobre todo por parte de la nobleza, que pensaba que las prerrogativas dadas a la Santa Hermandad les restaba poder en sus señoríos.

De hecho fueron el conde de Aranda, asistido por el Justicia Mayor de Aragón, quienes más se opusieron a su entrada en vigor. Hay que decir que la nobleza, además de otros estamentos, ya tenían desde hacía tiempo la mosca detrás de la oreja, pues hacía poco se había creado el Tribunal de la Inquisición en Aragón, y que por razones similares estaba teniendo una muy importante oposición. Se veía como un instrumento de la monarquía para ejercer un mayor poder absoluto que estaba fuera de la jurisdicción de los fueros y de su control.

La oposición a la Santa Hermandad provocó que en las Cortes de Tarazona de 1495 se admitiera la supresión de esta por un periodo de diez años, aunque en diciembre de 1506 Fernando volvió a implantarla en un segundo intento. Pero la animadversión hacia esta institución no había decrecido en ese tiempo, y finalmente fue suprimida de forma definitiva por las Cortes de Monzón de 1510.

Mientras tanto, siguió en funcionamiento en el reino vecino nada menos que hasta el año 1834, momento en el que fue disuelta de forma oficial aunque ya hacía al menos una década de su práctica desaparición. Pero durante mucho tiempo y a pesar de las dificultades, fue una institución «policial» realmente importante, sobre todo en las zonas rurales.

A buenas horas, mangas verdes

Como curiosidad, el uniforme que llevaban los cuadrilleros de la Santa Hermandad dio origen a una de las expresiones que hoy en día todavía siguen siendo muy utilizadas.

Estos llevaban un chaleco de cuero sin mangas o un sayo blanco también desprovisto de estas, lo que dejaba que se vieran las mangas de la camisa de color verde que eran parte de su característico uniforme. Por aquel entonces, el sistema de comunicaciones era muy deficiente, formado en muchas ocasiones por caminos que seguían las antiguas calzadas romanas construidas muchos siglos antes, por no hablar de que el transporte terrestre más veloz era el caballo. Esto hacía que cuando se producía un altercado, entre que llegaba la noticia a los cuadrilleros de la Hermandad y estos acudían al escenario del crimen, este ya se había perpetrado hacía tiempo y poco podían hacer para evitarlo. De ahí la famosa frase que aludía a su tardanza de «a buenas horas, mangas verdes»